Matt.-
Ahí estaba yo, tomando el camino devuelta a casa, Lia se casará en algunas horas.
Quizás sea un milagro que tenga la oportunidad de volver, quizás no por mucho tiempo, pero iba a volver, porque se lo prometí.
Miré la hora cuando tomé el taxi, estaba completamente tarde para la boda, quizás hasta ya este terminada.
Pagué el taxí y corrí dentro, escuché la voz del padre, sonreí, quizás Lia me mate por esto, pero llegué justo en ese momento por una razón.
Era ahora o nunca.
— ¡Yo me opongo!
Todas las miradas estaban puestas en mí pero yo solo tenía mi vista en la hermosa chica con vestido de blanco.
Y ahí era donde se tenía que felicitar a Derek, por haber encontrado una chica como ella.
Entonces solo me disculpe y fui a sentarme a un puesto libre, miré a Kevin que me miró sonriente.
Mi pequeño hermano, ya lo había extrañado.
Al fin y al cabo todo había terminado, no puedo mentir, pero estaba celoso, pero también estaba feliz de que ella lo este.
La fiesta era en la playa, me sentía genial pues mucho se habían alegrado de verme otra vez.
La pequeña mano de Lia me empujo fuera del lugar, miré su hermosa cara, y sonreí.
La abrazé, por lo necesitaba como nunca.
—Te extrañe Lia. — Susurré en su oído.
Ella me correspondió, podía escucharla hablar, pero concentré mejor ver sus labios moverse.
Hasta que volví a escuchar ese nombre otra vez.
Aby.
Estaba más cerca de poder verla, pues ya no me quedaban muchos días.
—Esta viva.
Quizás estaba alucinando las palabras ahora, ella llevó su vista hasta la pista de baile, había una hermosa niña bailando con Lucas.
—Su nombre es Mandy.
La escuché decir, y varios recuerdos llegaron a mi mente, como esa vez que le dije a Aby, que me encantaba el nombre Mandy, pues rimaba con ambos nombres.
Detrás de la pequeña, entonces la vía, estaba más pálida y se había cortado el cabello pero seguía siendo ella.
Realmente era ella.
Estaba ahí parado como un estúpido, pues quizás no era real, quizás ya estaba muerto y alucinaba todo esto.
No tenía palabras para describir como le sentía pues feliz le quedaba pequeño.
Entonces caminé hasta ellas, mis dos princesas, ellas que me hacen sentir vivo, Aby levantó su vista y me miró sorprendida y con brillos en sus ojos.
No sabía si podía hablar así que solo actúe por instinto y las abracé.Y se sentía tan malditamente bien.
Entonces me arrepentí, no quiero irme y dejar lo más preciado que tengo en la vida.
Haría lo fuera ahora mismo para poder quedarme.
Era injusto, ¿Por que me pasa a mí?
Me enojé conmigo y con el mundo, pero no podía perder el tiempo, iba a disfrutar el tiempo.