Infinitos besos para Aries

"Pero..."

—¿Sigues enojado?— Pregunté tocándole su cabeza.

—Si, como no, si has venido a las doce de la noche ¿Sabes cuanto te he estado buscando? ,llamé a la estación de policía pero me dijeron que no podrían buscarte al menos que estés pérdida más de tres horas, así que tuve que buscarte por todo este lugar y cuando me llamaste vine corriendo y ahora aquí estas — Se quedo sin aliento por decir todo tan rápido, sonrió sin embargo al instante se desvaneció.

—¿Que pasa? — Estaba a punto de responderme pero mi celular sonó — Dime Jane

—Antonella, Estef esta mal, no deja de estornudar y de sudar, creo que tiene fiebre ¿Que hago?—

—¿Estas con él?, Pues lo típico no, ponerle un pañito mojado en la cabeza—

—Ya lo hice pero no baja la temperatura —

—Tráelo aquí, voy a estar esperando— Ella colgó al instante.

Miré a Santiago, continuaba serio, con sus cejas fruncidas, miraba sus pies con desesperación, desde hace días está así, sé que él quiere decirme algo.

—Hasta mañana— Dijo y se paro del sillón.

—Aún no hemos terminado de hablar, ¿Que pasa?—

—Problemas familiares, no creo que te interese así que mejor me voy a dormir— Lo detuve e hice que me mirara a los ojos.

—¿Estas enfadado conmigo? ¿Por Qué, cada vez que reímos tu cambias tu actitud drásticamente y... ¿Eres bipolar?

—No—

Santiago recibió un mensaje, rápidamente lo leyó para tirarlo al suelo.

—¿Que pasa?— Él estaba furioso, tenía los puños cerrados, sus ojos estaban rojos, "Quiere llorar, ¡Maldita sea que pasa!", lo abracé pero él se zafó de mí yéndose al cuarto, "Tal vez debas dejarlo solo", Si mejor.

El timbre sonó y fui a abrir la puerta, pude ver a Estef envuelto con una manta y un gorrito que era sostenido por Jane.
Me aparte, ellos pasaron por mi costado.

—Ya puedes dejar de fingir— Le dijo Jane a Estef.

—¿Que?—

—Solo fingí estar con gripe, porque llegó mi querida tía y mi primo, estaban haciéndonos muchas preguntas del embarazo, después no comenzó a molestar de que "¡Yo no quería se tía- abuela tan rápido chicos!"— Lo último, lo dijo con voz de mujer.

—Haz su risa—Hablo Jane.

—"Jujujuju"—Rió tapándose la boca. Me reí de él por los gestos que hacía.

—Me alegro de que ahora estén bien, "Puedo morir en paz". — Jane sonrió de oreja a oreja.

—Y tu Santiago —

—Esta molesto conmigo, ayer llegué tarde del trabajo y me estuvo buscando—

—¿ A que hora?—

—Mmmm, cerca de las 12— Sus ojos se abrieron.

  —¡Has llegado recién hoy!—

—Si, pero tengo una justificación para eso— Les conté lo sucedido hace algunas horas, me miraban con la boca abierta y al final se rieron de mi —¿Que?

—No te creo, mejor dicho no creo que duermas o vivas aquí con él, ¡Apenas se conocen!—

—Nos conocemos mas de tres meses Estef—

—Aun creo que es muy pronto para que duerman juntos ¡Ni siquiera son novios!

Era cierto lo que Estef dijo, nosotros no éramos nada, ni amigos, actuamos como novios, tal vez él solo me utiliza pero "¿Para que?".
Si me dice que me quiere "¿Por que no me dice para ser novios?"
"Esperara que yo le diga mis sentimientos", "No", no  voy a cometer el mismo error como lo hice con Ismael.

Flashback

— Solo dile que te gusta, no seas miedosa, puede ser que alguien se te adelante— Me dijo Anabella.

—Me gusta mucho pero no se supone que el chico debe de declararse a la chica—

—Eso era antes, vamos anda dile— Me dio un pequeño empujón para que avanzara.

No podía creer lo que estaba apunto de hacer, "Dignidad" paso por mi mente sin embargo mi "Ilusión" era más fuerte.

—Ismael, ¿Puedo hablar contigo?— Él se paró y me siguió.

—¿Que pasa?

—¿Que dirías, si yo... Si yo te dijera para ser novios?

—Yo te hago la misma pregunta Antonella.

—Yo te pregunte primero, ¿Que dirías?

—Si—

Y viene la parte más vergonzosa de mi vida, la cual siempre he querido borrarlo de mi cabeza.

—Y... Esa pregunta ahora es de verdad, ¿Podemos ser novios? —Cuando recuerdo lo que dije, me veo como una niña que no sabia lo que hacia, "Yo no sabia lo que hacia"

—Si— Fue la palabra que más me gusto de ese día, solo ese día.

—Me gustaría saber en que piensas, Antonella—

—En nada importante, solo recuerdos vergonzosos —

—Oh ya veo, seguro es cuando tú te caíste encima del chico que te gusta y le Rompiste la pierna...—Esa es otra historia.

—Noo—

—Buenooo, nosotros solo venimos porque queríamos escapar de ellos, mejor nos vamos a pasear por ahí Jane, tengo algo que hablar Contigo—Ella asintió.

—Entonces ¡Adiós!—

Ellos salieron y los veía como se alejaban de mi casa, "Ahora están mucho mejor".
Cerré la puerta y me eché en el mueble cansada, pensando todo lo que le iba a decir a Santiago sobre que teníamos nosotros o que relación tenemos.
El timbre resonó por toda la casa, Levantándome de un brinco, volvieron a tocar.

—¡Ahí voy!— Abrí la puerta, con unas ganas de votar a la persona que estaba detrás de ella.
Ismael miro mis labios "Ohh espera ¿Que pasa?" "¿Por que cada vez que hablo de él tiene que aparecer?" pero siempre mi abuela me dijo "No menciones al diablo que se puede presentar"
Debería decirle que...

¿Que? ¡¿QUE?! QUE .

Sentí que estampó sus labios contra los mios, me sostuvo por los brazos con fuerza negándose a soltarme, le golpeaba su pecho, él seguía resistiéndose. Escuche a lo lejos pasos que se acercaban despacio, "¡Santiago!" traté de zafarme de él de nuevo mientras los pasos se acercaban más pero supe que no podía hacer nada cuando estos se detuvieron en seco.
Ismael me soltó y me guiño el ojo, "¡Golpealo!" gritaba mi interior, no hice nada, me quede helada. Vi como se fue en su auto a no se dónde.

¡Santiago!, volteé a verlo.
Sus ojos estaban rojos, las lágrimas caían al suelo, no podría describir lo que veía en su expresión, pero si me di cuenta de algo, todas las dudas que tenia se esfumaron cuando lo vi, "Él si me quería".

Se dirigió al cuarto, yo corrí detrás de él, entre a mi habitación, él se encontraba metiendo su ropa a su maleta.

—Te acuerdas que te dije que...—Tomo aire para seguir, sus lágrimas se lo impedían pero aún así siguió — Te dije que me quedaría contigo hasta que te recuperes— Cerró la maleta— Pues veo que estas muy bien.

Bajo las escaleras yo lo seguía — Me voy porque ya no quiero volver a ver tu cara nunca más, ¡Nunca más! Antonella, tú eres la persona más odiosa que he conocido en mi vida, ¡Me arrepiento haberme enamorado de ti!

Cerró la puerta con fuerza, mis piernas no pudieron resistir más y caí al suelo, sentía que una parte de mi se fue con él.