"Romeo"

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La noche fue incómoda, creo que Santiago si durmió bien menos yo. Sólo mantenía mi mirada al techo, no podía dejar de pensar en eso.
Ahora nos encontrábamos caminando para ir a desayunar, él iba unos diez pasos adelante, caminaba muy rápido, apenas tenia tiempo para respirar.

—Santiago, camina un poco más lento— No me escuchó y siguió caminando.

Pasamos por un callejón lleno de vidrios y personas durmiendo en el suelo borrachas.

—Es el camino mas corto para llegar al lugar, debes de tener hambre— Dijo él caminando mirando a los lados.

—Si, pero... — Él doblo en la esquina, no quería perderlo de vista así que corrí pero tropecé con la pierna de uno de los señores y caí encima de su botella. Él señor no se levanto, seguí mi camino, si me habré cortado no lo noto, ni creo que lo noten, tenia un vestido debajo de la rodilla, así que tapaba si es que me había cortado.
Seguí caminando detrás de él, mis rodillas comenzaron a doler y empecé a cojear.

—Santiago...— Dije, mire abajo y vi dos pies junto a los mios.

—Estas sangrando— Me dijo, el chico no dije nada, él me tomo del brazo y me guió hacia una banca cerca de la plaza —Sientate aquí — Me ayudo a sentarme — Levantate un poco él vestido — Me quede mirándolo — Para limpiarte.

—Yo lo puedo hacer, no es necesario que lo hagas —

— No seas así, dejame ayudarte— De su mochila sacó algodón y agua oxigenada, levantó un poco mi falda, vio mis rodillas y se sorprendió — Ya se porque te dolía tanto, tienes pedazos de vidrio, aquí — Señalo mi pierna, con mucho cuidado fue sacándolo. El silencio era incómodo, así que me empecé a hablar yo.

—¿Como te llamas?—

— Oh, empezamos con las preguntas, pues me llamo Romeo— Me sonrió.

—Me estas mintiendo ¿verdad?—

—No, de verdad me llamo así — Abrió la botella de agua — Si estabas caminando sola y estabas sangrando ¿Por que no te de tuviste?—

—No estaba sola... — Me acorde de Santiago en ese momento, de seguro ya debe de estar en la cafetería. Lo busqué — Estaba con mi enamo...— Él ya no era mi enamorado así que no lo dije — Alguien conocido, pero lo perdí de vista, creo que me he perdido, no conozco este lugar, él era el que me guiaba—

—¿Estas de visita aquí? ¿Eres extranjera?—

— No y no, vine por un... Amigo —Dije con duda— Era su graduación, así que... — Una mano me agarro fuerte el hombro.

—¿Antonella?— Volteé, Santiago me miró asustado, había corrido ya que estaba sudando — ¿Te paso algo? ¿Estas bien? ¿Te hicieron daño?—

—Esta bien, no te preocupes amigo — Habló Romeo. Santiago no le hizo caso y me miró.

—Estoy bien, solo me caí en una botella de vidrio y algunos pedacitos se incrustaron en mi pierna—

—Vamos al hospital, que algún doctor te limpie—

—Yo soy doctor— Intervino Romeo.

— ... — Santiago se quedo callado y Romeo siguió con lo suyo.

—¿Ya has desayunado? — Le pregunte a Romeo cuando ya había terminado.

— No, aún no—

—Entonces vamos, yo te invito, como agradecimiento —

— Solo los dos o también tu amigo — Señalo a Santiago.

— Yo también voy — Comenzó a caminar.

Infinitos besos para AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora