Capítulo 5

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Tadeo

Para todos soy un mujeriego y si, lo acepto, soy un rompe corazones, pues no creo en esas cosas de "juntos por siempre" o quizás no he encontrado a la chica correcta, todas son superficiales, les importa verse mejor que las demás, son muy vanidosas, usan mucho mucho maquillaje. No sé, se ven completamente falsas, sin sentimientos. Pero bueno creo que ese es mi pensamiento, ya que estuve con una igual de la cual creí estar muy enamorado y todo fue una mentira, la quería, enserio la quería, Pero ella solo quería mi dinero o bueno el dinero de mis padres, era muy interesada, ¡ Dios como no lo supe ver!

Mi padre tiene el mejor puesto en la universidad de Oregón, él es el director y casi todos se acercan a mi de manera hipócrita para pedir ayuda en alguna nota que no pudieron presentar etc... es lo único que quieren y las chicas ni se digan, se acerca a mi por sexo, pero claro ellas son muy honestas al pedirme que sólo quieren algo a ratos ¿y cómo negarme? Yo soy muy directo en decir que no quiero ningún tipo de afecto, pongo mis reglas si quieren estar de manera íntima conmigo, aquí nadie vale la pena y no quiero perder el tiempo enamorándome de una ilusión.

Ayer fue el primer día de clases y no fue el mejor que digamos, esa chiquilla por un momento me puso los pies sobre la tierra con decir que en conclusión, no tengo sentimientos... ¡Qué sabe ella! Es una malcriada, debe ser niña de mami y papi, aunque para mi gusto es muy hermosa.

- sonrío al recordar lo testaruda que es.- es una dinamita.

Eran las 6 am y ya debía levantarme de la cama.

Bajo a desayunar y están mis padres comiendo en silencio.

- Hola cariño, ¿como amaneciste? -Pregunta mamá

- Con un poco de sueño pero con café lo resuelvo.- contesto tomando una manzana.

- ¡Papá buen día! ¿Quieres que te cuente como me fue ayer? Claro, si te importa. - contesto de forma sarcástica.

- Tadeo, no empieces. Lo único que importa es que saques excelentes notas en todo el año, no puedes hacerme ver mal y ni hacerte ver mal a ti mismo. quiero mantener mi buena imagen ante la universidad, ¿entendiste? - Dice sin el más mínimo descaro.

- ¿Hum? ¿Eso es todo papá? al menos deséame un gran día! Me voy...

Enojado por lo que acabo de escuchar salgo de mi casa sin desayunar

- cariño, ¡tu desayuno! - grita mamá.

- Déjalo mamá, cuando llegue comeré algo. ¿Vale? Hasta luego.

No tolero el comportamiento tan estúpido e insensible de mi padre, siempre ha sido un egoísta.

Manejo en mi deportivo y en eso una chica se atraviesa en el camino haciéndome frenar de golpe. Mis bellos modales salen de mi boca.

-¡Bruta! ¿te has fijado? ¡Casi te vas al cielo!- del susto y el enojo no me percato inmediatamente que es Sofía, hasta que la veo acercarse hacia mí.

- ¿eh? Si es la pelirroja.- sonrío.

- ¡Por poco me matas idiota!- Grita furiosa.

- ¿que no te enseñaron a cruzar la calle?- La miro con una cara burlesca.

- Imbécil. - gruña apartándose de la carretera.

- Hey disculpa, a Dios gracias no pasas a mejor vida. Vamos te llevo. - Digo amablemente.
- déjame recompensarte con un aventon. -le sonrío.

Sofía me sentencia con la mirada
- Ni loca voy contigo, primero que me parta un rayo.- gruñe.

En ese momento literalmente se escuchan relámpagos, el ambiente era nublado y se esperaba que lloviera.

- si, eso está a punto de suceder si no subes. - le advierto a la chica.- está nublado y pronto lloverá.

- wow Si me lo dices, no me percato. Y No, yo esperaré el autobús.

- ¡Terca! como quieras. - prendo el motor y empiezo a alejarme.

A poca distancia empieza a llover a cantaros.

- ¡joder! Esta chiquilla le caerá un rayo de lo terca que es, ¡ Ugh terca!
Regreso por ella y está toda empapada.

- vamos sube, no pasará el autobús. - le vuelvo a pedir amablemente.

- ¡No!- se niega.

- ¡okey!- Me bajo del auto , camino hacia ella y la cargo a fuerzas para subirla al auto.

- ¡Bájame idiota no me toques!
-patalea. - la pongo en el asiento y le abrocho el cinturón para darme chance de subir y que no escape.

Mi cabello se había mojado un poco al igual que mi camiseta.

- Listo nos vamos.- echo en marcha el auto.

En el camino ella no dice nada pero es obvio que la lleva los diablos y muere de frío.- la observo y veo sus cálidos labios rojizos temblar.

- Ten, ponte mi abrigo.- Le entrego mi abrigo.- Ella me mira y alza una ceja.

- ¡Que tengas terca! -gruño.

- ¡No me grites, idiota! -Me reta con la mirada y me clava una mirada de desprecio con esos hermosos ojos Azules. - Mi color favorito.

- Vamos, hace frío, te vas a enfermar. -Hablo con tono calmado.

- ¿Te importa?- Me dice molesta.

- Pues no me agradas pero soy humano y siendo honesto no me gusta ver a las personas mal, solo por humanidad. - Sonrío y guiño el ojo. veo como que ella se ruboriza un poco.

- Te la acepto porque tengo frío, nada mas. - dice a regaña dientes y se lo coloca.

- Muy bien.- sonrío para mis adentros.

Al llegar a la uní, veo como baja rápido y sin decir nada se lleva puesto mi abrigo.
Al llegar a clases veo como está platicando con su amiga quien le presta una ropa de emergencia que siempre lleva en la balijera de su auto.

Entro a mi clase y veo a Mónica.
- Mmm Mónica te vez grandiosa hoy. - le giño el ojo y ella se acerca sonriente.

- Hola bebé.- me abraza y disimuladamente me besa el cuello.

- ¿Me quieres poner mal desde temprano? - la agarro por la cintura y le doy un cálido beso cerca de su boca.

Mónica es muy sexy, tiene un cuerpo de reloj de arena, unas curvas seductoras, de piel trigueña, ojos color chocolate, labios carnosos de color rosa bajo y una cabellera negra que le llega hasta la cintura... Y ni decir que es muy buena en la cama.

- Tadeo, que tal si quedamos hoy en mi casa. - me mira y se muerde el labio indicándome lo que quiere de mi.

- Mm mejor en mi nuevo apartamento.- le sonrío.

- ¿nuevo apartamento?- Se sorprende.- Hum mucho mejor.

- Bien, te llevaré conmigo.- miro a Mónica que me observa deseosa y le guiño el ojo.- Mónica se acerca y susurra a mi odio. - te espero en tu auto. - y sale del salón.

No iba a desaprovechar que Mónica estaba disponible para mi, perder un día de clase no me importaba, sólo quería saciar mis deseos carnales.

Antes de salir alguien toca mi hombro.- ¿Hmm? ah eres tu.- miro a la chica de ojos zarcos.

Sofía carraspea para hablarme y la miro un tanto apenada. -Toma.- me da mi abrigo y se da la vuelta para irse.

- ¡Hey! ¿no me darás las gracias? sonrío de media luna y veo como retuerce los ojos.

- ¡Pues gracias Tadeo! por meterme a la fuerza a tu auto. ¡ah! y por prestarme tu abrigo.- resopla molesta.

- cuando quieras preciosa.- la chica se va sin decir nada más.

No sé que me pasa, pero me divertía tener a mi lado a Sofía. Y no dudaría en acercarme más a ella hasta averiguar porque se comporta así.

Prohibido Enamorarse ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora