Capítulo 38

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Al ver salir a Mónica y a Tadeo entre la multitud, desvio mi mirada y Vladímir se acerca a besar mi mejilla.

— ¿Me esperan un momento? —Digo a mi mejor amiga y Vlad.— Iré al baño.

Al salir de la cafetería en busca del baño escucho unas risas y se que son Tadeo Y Mónica. En mi intento por ignorarlos entro al baño y hago lo que tengo que hacer.

Lavo mis manos y salgo del baño pero a lo lejos veo la puerta del gimnasio abierto y la curiosidad me llama.

Entro al gym y escucho unos gemidos, pensé que alguien lloraba aun no escuchaba con claridad. A medida que me acerco con sigilo me escabullo a unas mesas empolvadas y me escondo detrás de ellas , veo con claridad a Tadeo y a Mónica teniendo sexo.

Mi corazón salta de un fuerte dolor y hago un trago amargo, lágrimas salen como un fuerte huracán, tapo mi boca mientras sollozo. Debía admitir que me dolía en el alma, me dolía ver que Tadeo seguía siendo el mismo idiota.

Intenté tranquilizarme e inhale y exhale varias veces hasta dejar de llorar.

Definitivamente este chico es un Imbécil  En mi intento por salir de entre las mesas cae el polvo de estas en mi nariz. Sin poderlo evitar más, doy un pequeño estornudo. Ambos salen rápido del Gym y siento lágrimas que recorren nuevamente por mis mejillas.

— ¡joder! ¿Por qué lloro por esto? Me importa un carajo lo que haga este imbécil. Lo consideraba casi un mejor amigo pero al ver como sigue su vida de puteria me decepciona.

Salgo de ese lugar y voy directo a la cafetería. Pero antes limpió mis lágrimas e intento acoplar una sonrisa en mi rostro.

— ¿Sofi estás bien?— Pregunta preocupada Luisa. —¿ A caso has llorado?

¡ Diablos!

Vladimir toca mi mentón y me observa desconcertado.

— ¿Estás bien? —Pregunta. Intento dar mi mejor sonrisa y contesto.

— ¡Si lo estoy! Es solo que me entro un poco de polvo en mis ojos y me arden.

Luisa entrecierra los ojos y sabe que no se traga esa mentira. Mientras que Vladimir besa mis manos y sopla con cuidado mis ojos.

— ¿Mejor? — Pregunta Vladimir.

— ¡Mucho mejor! — Sonrió y besó mis labios.

Al salir de clases Vladímir se ofrece a llevarme pero decido irme caminando sola. Aunque fuese largo tomaría el metro ya que mi auto lo tiene mamá.

Vladímir se acerca a mi y besa un poco más intenso mis labios y me quedo anonada y sin respiro ante tan delirante beso.

— ¡Te quiero! —Susurra en mis labios. —¡ Y yo a ti! —Respondo en un hilo de voz y beso por última vez sus labios.

Empiezo a caminar entre la carretera y a pensar en todo lo que ha ocurrido, todo pasa tan rápido.
Hace un día no tenia novio y ahora lo tengo, y temo que pueda ser yo quien decepcione a alguien esta vez.

Entre mis pensamientos no me percató de que alguien esta detrás de mi, volteo y es Tadeo.

— ¡Ugh! ¿Que haces siguiendome?
Pregunto de forma molesta.

— Pues no te sigo sabes, vamos por la misma dirección que es distinto.

— ¿Y tu auto?— Pregunto desconcertada. Acaso no puedes ir en él?  Tadeo sonríe y acomoda su cabello. — Mi auto está en reparación ¿Que no te diste cuenta que no llegué en él?

— ¡No! No le presto atención a tus cosas! — Digo en tono frío.

Sigo caminando más rápido dejando a Tadeo detrás, pero este logra alcanzarme.

— ¿Por qué huyes de mi? —Pregunta Tadeo. — ¿Por qué me persigues? Contra ataco.

— te he dicho que vamos en la misma dirección.  — contesta.

— Yo no huyo de ti, el destino prefiere que no crucemos camino. — respondo con rabia.

— ¡Vaya! Pero el destino nos a juntado en este momento. — Dice Tadeo sonriendo divertido.

— Y dices que no me persigues y que vamos en la misma direccion. —Digo sarcástica.

Tadeo tira una carcajada muerde su labio y se detiene en frente mio.

— Seep tienes razón pero también el destino nos a puesto juntos el día de hoy.

—¿ Que quieres Tadeo eh?
— Retrocedo poniendo más distancia entre nosotros.

Tadeo se acerca aun más a mi y me toma de la mano.

— Tu compañía, eso quiero, tu me haces bien, haces una persona distinta de mi. — ¿Distinta? Pregunto riendo. — ¿ En serio eres capaz de decirme eso?— le reclamo recordando aquella asquerosa imagen que presencié en el gimnasio.

— ¡Aunque no me creas es así! Sofía ¿estás segura de estar con Vladímir? — Pregunta Tadeo aun acercandose más a mi.

— S-si lo estoy. Él es un hombre de verdad, un chico que no necesita acostarse con toda la que se ponga de frente, solo por sentirse vacío.
— lo ataco con la mirada bien puesta en sus ojos.

— ¡Pues no se te nota segura Meyer! A ti te gusta otro y estas con Vladimir, no es justo para él. — contesta dolido.

— ¡ Wow! Me sorprende tu preocupación por Vladímir. Lo quiero Tadeo, lo quiero y nada me hará cambiar de parecer.

— Puras mentiras. Si lo quieres pero como amigo.— contra ataca.

Intento soltarme de la mano de Tadeo pero este me apega a su pecho. — No lo amas Sofía, ni siquiera estás segura de porqué estás con él. Podrás mentirte a ti misma, pero no a mi.

Tadeo empieza a acercarse a mi despacio mirándome con esos ojos color gris intenso. Empieza a palpitar mi pecho como si quisiera salir de mi interior. Tadeo se acerca tanto a mis labios que puedo sentir los suyos mojados, empieza a besarme con pasión de una manera tan intensa y en ese momento reacciono y muerdo fuerte sus labios dejando una pequeña herida.

— ¡Jodeeer! — Grita Tadeo y me aparto de él.

— ¡No vuelvas a besarme!— Digo con los mil demonios.

Tadeo lame su labio y sonríe. — ¡Me encanta lo agresivo! — ¡Ugh! Eres un gilipollas.

Me alejo lo más posible de él dejándolo nuevamente detrás pero esta vez no decide alcanzarme.

Al llegar a mi casa me voy directo a mi cuarto y me encierro en el. Tomo mi almohada y comienzo a gritar en ella dejando todo mi enojo.

Prohibido Enamorarse ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora