Capítulo 51

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Christian

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Christian

Dónde estás Anastasia, dónde mierdas te metiste?

He estado a punto de ir a casa de su padre pero corro el riesgo que no esté ahí y me de un plomazo por no saber dónde está su hija.

El Escala está vacío sin ella, a pesar de que ambos estábamos en nuestros asuntos, ella llenaba de vida este lugar, desde aquí podía escucharla reír con Gail en la cocina, podía escucharla suspirar en la biblioteca e incluso podía escucharla llorar en su nueva habitación.

La biblioteca todavía conserva su olor, algunos manuscritos todavía están en su escritorio, abro los gaveteros y veo algunas de las cosas que usa para las anotaciones, sobres y más manuscritos. Los tomo y los guardo en mi habitación en mi caja fuerte, como un pequeño tesoro que me queda de ella.

Lunes. Decidí salir a buscarla a SP, sé que ella no dejaría de trabajar por nada del mundo pero un estúpido guardaespaldas no quiere dejarme entrar a buscarla. Se ha plantado en la puerta de la Editorial diciendo que no tengo acceso a ella.

-¡Soy su puto esposo y puedo hacer lo que me dé la gana con ela, tengo el poder de entrar a buscarla!

-Lamento decirle Señor Grey que hasta que la Señora permita el acceso no podrá entrar.

-¡Y una mierda! Dígale a la Señora que salga.

-Ella no está aquí Señor.

-¿No está? ¡Claro que si está! La conozco suficientemente bien para saber que está aquí. ¿No sabes quién soy yo? Puedo dejarte sin trabajo alguno por el resto de tu vida. Déjame pasar.

-Sé quien es usted Señor Grey y no puedo dejarle pasar. Órdenes de arriba.

-Está bien, me quedaré esperando a que ella salga.

Un rato después un nuevo tipo llega y se planta en la puerta, el tipo anterior saca unas bolsas con empaques de comida y entra. Sabía que ella estaba ahí.

Espero fuera del auto marcando su número pero simplemente no responde, hago eso el resto de la mañana y parte de la tarde pero salen los trabajadores y gente no conocida para mi pero ella no sale.

Al ser las siete de la noche, pienso que quizás haya sido verdad y no haya venido hoy por aquí. Tomo la copia de llaves de la Editorial y entro, al ser las diez de la noche todo está obscuro pero me ayudo con la linterna de mi teléfono.

Entro su oficina y los empaques de comida que vi en la mañana están en el cesto de basura, ella si estuvo aquí pero ¿Por dónde salió? Huelo el blazer colgado en su perchero, huele a ella, huele a mi Ana. Ese olor que dejé de sentir ayer cuando llegué al Escala después del desayuno con mi familia.

Martes. Susannah me ha pedido que la acompañe a ver las nuevas instalaciones de su empresa, la cual soy socio. Al principio no me había gustado la asociación pero tengo que reconocer que sus ideas son excelentes en la decoración de exteriores y es un negocio rentable. Dudo en ir o no, no tengo los ánimos suficientes para salir, me siento sólo y vacío sin Ana.

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