Mía
Alessa y yo estábamos alertas en lo que podía hacer Susannah, tenía miedo de que pudiera ir con mamá o papá a contarle lo que Alessa y yo habíamos hecho pero por ahora todo estaba tranquilo y en cierta forma me desconcertaba.
Susannah es caracterizada por atacar a su enemigo en donde mas le duele y eso no es nada beneficioso para mi. Alessa y yo no nos veíamos en lugares públicos, tratabamos de vernos en mi casa o en su departamento. Quería evitar cualquier encuentro no planeado con ella. No quería que Susannah nos atacara de alguna forma.
Christian seguía con su esposa, Ana. Me negaba a verla como mamá la veía, una nuera o cuñada. Ella me había contado la historia de Ana y cómo se conocieron ella y Christian, ella no sabía que yo sabía parte de la historia y preferí dejar que siguiera creyendo eso.
Sabía muy bien que Christian había mandado a vigilarme, varias veces vi, en la carretera, a uno de los tantos autos que tiene Christian como flota sobre ruedas. Había reconocido a Ryan, un nuevo miembro de la seguridad de Christian en cuanto se casó con Ana. Días después había dejado de vigilarme, no tenía necesidad de hacerlo, ya no iba a hacer nada en contra de Anastasia, más me ocupaba Susannah quien tenía casi mes sin saber de ella.
Alessa y yo estábamos en su departamento cuando mi celular comenzó a sonar, estaba en la encimera de la cocina de Alessa y estábamos en el sofá de la sala viendo basura en el tv por lo que al llegar a la cocina ya había caído la llamada. Segundos después el celular volvió a sonar y mostraba un número desconocido. Mis manos comenzaron a temblar y Alessa me instó a contestar la llamada.
-Si?-Mi voz salió demasiado pastosa.
-Querida Mía, es un placer volterte a hablar. Tengo el honor de informarte que tu serás quien me ayude junto con tu amiguita si no quieres que tu papi o tu mami se enteren de lo que hiciste.
-¿Qué quieres? ¡Dejame en paz Susannah!
-Uh... Me temo que no será así querida Mía. Te quiero en quince minutos con tu amiguita en el Hotel que está en el Centro de Seattle, diagonal a la Cafetería de los Collins. Habitación cuatrocientos tres.-El pito durante varios segundos me indicó que había colgado.
-¿Que te dijo Mía?-Dijo Alessa demasiado asustada. Estaba segura que estaba igual o peor que ella.
-Nos quiere en el Hotel diagonal a la Cafetería de los Collins. Vamos.
Tomé las llaves de mi auto y mi bolso, tenía que recorrer media ciudad en menos de quince minutos y tenía miedo de no llegar a tiempo.
Al llegar al dichoso Hotel, una chica en recepción nos dio una llave, tenía que estar esperándonos para saber a quién le iba a dar la llave de la habitación. Subimos al cuarto piso y entramos a la tercera habitación en el gran pasillo. Susannah estaba sentada en una silla con un hombre de ojos azules, pelo rubio oscuro medianamente largo amarrado en una coleta. El hombre me miró de una forma tan extraña que un escalofrío me recorrió toda la espina dorsal. Apreté la mano de Alessa quien estaba a mi lado, como no mostró ningún acto reflejo me volví hacia ella y estaba viendo hacia un lado de la habitación, era la cama lo que miraba y me asustó por completo.
Ana estaba tirada en la cama, no estaba dormida pero no estaba segura si estaba consciente.
-¡Ana!-Grité. No era santo de mi devoción pero era la esposa de mi hermano y al fin y al cabo era mi cuñada. Una lágrima recorrió su mejilla, estaba consciente pero lo suficientemente drogada como para no responderme. Su mano se movió, quería que me acercara a ella.
-¿Qué le hiciste? ¡Eres una loca! Sabes que cuando mi hermano lo sepa te matará.
-¿Sabes que tu hermanito tiene varios enemigos? Él es uno-Señaló al hombre.
-Fui así como un novio para ésta hermosura.-Dijo acercándose a Ana y sobándole el pelo, ella tenía en sus ojos miedo, quería sacarla de aquí.-Pero ella nunca me aceptó como novio. Un día fue de bocona a contarle nuestra historia a tu estúpido hermano y ¿sabes qué? Mandó a golpearme. Ahora, yo le daré donde más le duele y que mejor que con su querida esposa y con la ayuda de mi hermosa y adorada colega de la Universidad quien está enamorada de tu hermano. ¿Qué pequeño es el mundo, no?
-No te atrevas a dañar a mi hermano.-Me acerqué a Ana y traté de levantarla, su cuerpo pesaba demasiado para mi sola.
-No Señor. Tu no te la llevarás.-El hombre me tomó del pelo y me hizo soltar a Ana.-Si le dices algo a tu hermano te juro que te mato y yo cumplo mis promesas, muñeca. Susannah, agarra a la muñequita número dos.
El hombre me tumbó a la cama al lado de Ana. Ella me miró y me acerqué a su oído.
-Mía...-Susurró ¡Estaba consciente! ¡Tengo que irme con ella!
-¡Jack, está hablando!-Gritó Susannah. El hombre, ahora con nombre; Jack, tomó de una mesita una inyectadora y un frasco transparente con un líquido extraño. Estiró el brazo de Ana y le inyectó ese líquido.
-Si tu no te quedas quieta también te inyectaré lo mismo, perra.
Jack me tomó de un brazo y me lanzó al suelo, Alessa estaba a unos cuantos centímetros de mi. Tenía miedo de lo que podría pasar si no estaba tranquila. Ana tenía los ojos rojos y pestañeaba para no dormirse.
-Ten muy claro que estaré vigilándote, niñita. Sabré si le dices algo de esto a tu adorado hermanito. La perra de tu cuñada no recordará nada de lo que ha pasado aquí pero tu si y tu amiga también. Ahora, vayanse antes de que me arrepienta de no hacerles nada.
-¿Qué pasará con Ana?
-Nada de lo que tengas que preocuparte. Vayanse. Ahora.
Di una última mirada hacia la cama y tenía los ojos cerrados. Estaba demasiado drogada. Susannah se acercó a mi y me dio una caja pequeña.
-Aquí hay un celular que usaremos para comunicarnos. Ya sabes, si dices algo lo sabremos. Y no te preocupes por tu cuñadita, estará unos cuantos días en el Hospital pero no morirá. ¿Sabes? Tiene casi la cantidad de drogas en su cuerpo para morir.-Me guiñó un ojo y nos sacó de la habitación.
Podía estar segura que papá y mamá no sabían nada de lo que estaba pasando y no quería llamar a Christian, menos sabiendo que no hablábamos desde hace semanas. Había marcado el número de Elliot pero estaba desviado al buzón, no quería levantar sospechas así que dejé de insistir en llamadas. Estaba nerviosa y preocupada, no sabía nada de ella y quería por lo menos saber que estaba bien. Necesitaba saber que estaba bien.
Se han dado cuenta que cada 5 capítulos hago un especial de Mía? Así seguirá para que tengan una idea.
Quise actualizar jueves y viernes pero tuve una prueba de programación web y tenía que estudiar además de entregar un avance de mi tesis y para terminar de rematar todo, tembló en mi ciudad ambos días.
Quiero decirles que en un mes es mi cumpleaños 🤗 su humilde escritora cumple 20 añotes.
Ya dejaré de hacer tan largos mis discursos. Disfruten del capítulo, estoy escribiendo el otro pero me falta bastante, quizás mañana lo termine aunque el lunes tengo prueba de matemática.
Saben que mi profesora de matemática es lo peor que hay? En mi vida había sacado un 0 en matemática y vine a sacarlo en la universidad....
Listo listo...
Lovemoon
ESTÁS LEYENDO
Misteriosa
FanfictieAnastasia Steele es la dueña de la pequeña y vieja Editorial que su madre le dejó al morir y que mantiene a ella y a su padre. Dicha Editorial tiene inmensas deudas y necesita saldarlas todas, teniendo que buscar a una empresa que esté dispuesta a a...