Capítulo 29

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Anastasia

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Anastasia

Las dos semanas siguientes a nuestro compromiso habían sido caóticamente hermosas. Había obligado a Christian a que me ayudara con todos los preparativos de la boda, flores, colores, centros de mesa, invitaciones. Él se negaba constantemente diciendo que no sabía nada pero todos los días se quedaba después de almorzar para ayudarme con todo, prácticamente dejó de trabajar. Cada vez que visitábamos las tiendas, sus ojos brillaban al ver todo para la boda, yo también lo hacía. Me quedaba maravillada viendo cada cosa que había para bodas e imaginaba todo en la nuestra.

Teníamos la mayoría de cosas listas, el color que era un color champagne con blanco; las flores eran silvestres y llenas de color; las mesas tenían una decoración rústica con los manteles blancos y las sillas tendrían un pequeño lazo en color champange.

En una de las tantas tiendas había visto una hermosa posta de baile miniatura como demostración, era una especie de carpa y el techo tenía telas que caían armoniosamente junto a luces navideñas, me había enamorado de ella pero la boda sería de día y lastimosamente no quedaría acorde con todo. A Christian también le encantó ya que dijo que era romántico. Él no opinaba mucho pero cada cosa le encantaba.

Sólo faltaban pequeños detalles y sólo nos quedaba una semana y media. Kate había encontrado cita en la tienda de vestidos de novia justo a tiempo pero había un pequeño detalle, teníamos que viajar a Nueva York. Christian tenía una junta en el Wall Street así que aprovecharíamos el viaje. Kate, Mía, la Señora Grey, papá y yo iríamos a la tienda de novias mientras Christian estaba en su junta y al terminar volveríamos a Seattle. El vieje estaba programado para mañana a las seis y treinta de la mañana, y los nervios comenzaban a atacarme desde doce horas antes. No sabía si los vestidos no me gustaban o si me vería fea o gorda. Si el precio era demasiado para tres metros de tela y encaje o cualquier otra tontería que se me ocurra con tantos nervios.

Cierro el pequeño bolso de mano que hice para Christian y para mi por si no nos regresamos mañana mismo. Estoy sola en el Escala, Christian tiene una cena de negocios a la que no quise asistir, Taylor está con él y Gail está en el ala de empleados. Voy a la cocina y me preparo un sandwich de atún y espinacas, tomo jugo de uva y me siento en la encimera de la cocina analizando qué falta y que no. Mía y Kate serán mis damas de honor y mañana también escogerán un vestido. Christian ya tiene su traje, un Armani de tres piezas negro y una pajarita negra. Lo sé porque yo misma lo escogí así como él me dio ciertos gustos para mi vestido, largo, blanco, encaje y entallado al cuerpo a lo que yo le agregué de nada exagerado o que muestre mucha piel.

Veo el reloj en la pared de la cocina y son casi las diez y treinta de la noche, de seguro la cena de negocios de Christian se atrasó más de lo normal. Decido no seguir esperándolo y me voy a dormir. Lavo el plato y el vaso y los dejo reposando en el escurridor. Ya en la habitación me cambio la ropa por mi pijama y me lanzo a la cama esperándo que mañana sea un grandioso día.

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