Capítulo 9: Make You Believe

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Habíamos llegado juntos al parking público donde había dejado mi coche el día anterior y fuimos juntos al hotel, yo en todo momento de no quedarme tirada en la carretera por la falta de combustible. Justin me había ofrecido dinero para repostar pero me negué en rotundo. De alguna manera, iba a conseguir mi propio sueldo.

Cuando llegamos al hotel Scott se giró enseguida hacia nosotros para acercarse como una flecha en busca de su objetivo.

Por el camino había hablado con Jennifer para contarle lo que había pasado en el último día. Realmente se había ido en el peor momento. Todavía me faltaba avisar a mi madre, mientras que con Scott preferimos hacerlo de frente los dos juntos.

¿Se puede saber dónde os metisteis? – acusó a Justin con la mirada y después me miró a mí buscando respuestas – ¿Qué demonios pasó ayer?

Decidí alejarme un poco de los problemas … y Justin me acompañó. No quiso dejarme sola porque no me encontraba bien, así que no le eches la bronca. Ha sido todo culpa mía.

No lo dudo – respondió severo – ¿Has llamado a tu madre?

Estoy en ello – contesté – Quiero mandarle un correo desde el portátil – miré sus ojos llenos de preocupación – Tío Scott no pasó nada, fue solo una crisis adolescente.

Tienes diecinueve, pronto vas a ser una adulta. Empieza a comportarte como uno. No puedes irte así por las buenas sin decir a nadie donde estás.

Ryan sabía que estábamos bien y estoy seguro de que te lo dijo – respondió Justin – Tan solo quería espacio para ella.

¿Y tú se lo diste? – preguntó con sarcasmo.

Por una vez tu sobrino me ayudó, Scott – corté yo – No recrimines más, por favor. No necesito una niñera que me diga dónde debo estar – iba a irme pero me detuvo poniendo una mano en mi hombro – Necesito una ducha, ¿me dejas? – pregunté cansada. Él me soltó a regañadientes y yo miré a Justin – Hasta luego – ladeé mis labios y él asintió aún serio por Scott.

Cuando llegué a mi dormitorio me di la ducha que tanto necesitaba y me puse ropa limpia. Minutos después cogí mi cámara para sacar la tarjeta de memoria e introducirla en mi ordenador. Miré todas las fotos y seleccioné todas en las que yo aparecía para mandárselas a mi madre. Al ver la que Justin me había hecho en la costa sonreí, él tenía razón, era una gran fotografía, del tipo que mi madre iba a amar.

Junto con las fotos adjuntas escribí una explicación de lo que había pasado. Oprimí el hecho de que la chica por la que Taylor me había intercambiado era modelo por mucho que quisiera hundir a esa Barbie, no lo iba a hacer a través de los contactos de la gran Macy Hudson, sino por mis propios medios. Tampoco le conté que había pasado un día entero con Justin, ella pensaba que él no era buena influencia para mí y no la quería enfadada porque yo iba a hacer lo que diera la gana.

Con las fotos que ya tenía del hotel empecé a hacer el trabajo cambiando la página web. Estuve entretenida con ello hasta mediodía cuando tocaron a mi puerta. Sin saber quién podría ser, abrí y me encontré a Justin fuera. Mi corazón empezó a acelerarse en respuesta a la gran sonrisa que le acompañaba.

Hola princesa – saludó – ¿Tienes planes para comer? – negué con la cabeza – Ahora sí, entonces. Vamos a un restaurante de aquí cerca – apoyó su mano en el marco de la puerta en una pose demasiado sexy para mí.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora