Capítulo 30: Down To Earth

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Yo había pasado más días con Justin que con mi familia. Mis padres ya se habían ido a resolver sus obligaciones como las figuras de negocios que eran, y con la marcha de ellos se unieron mis abuelos y mis tíos. Tan solo se habían quedado hasta la tarde del día de Navidad para disfrutar juntos de los regalos que habían caído para cada uno. A mi madre le llovieron cosas para el bebé y alguna joya por parte de mi padre.

En casa de Justin había pasado algo parecido, lo que pasaba que él lo llevaba bastante peor que yo. Su padre se había ido al día siguiente de Navidad porque tenía que seguir con el trabajo viajando de un lado a otro en su camión. Su madre se había ido a Canadá con sus abuelos dos días después diciéndole que se reencontrarían cuando él fuera a Nueva York de vuelta a los estudios.

Justin estaba algo enfadado con su padre, ya no por él, sino por lo poco que veía a Jazzy. Nosotros dos le habíamos regalado una gran casa de muñecas junto a varios complementos. Ella había saltado de alegría con los ojos brillante y Erin aseguraba que no dejaba de jugar con su regalo desde que lo recibió. Esa era la gran felicidad de Justin, hacer sonreír a su hermana y que no se preocupara por la falta de su padre.

En el último día del año, Justin y yo habíamos cocinado juntos la cena. Finalmente montamos un buen desastre y tuvimos que encargar comida china riéndonos de lo patosos que habíamos resultado. Cenamos entre bromas en el sofá dándonos a probar cada tipo de comida que habíamos encargado. Estaba de rodillas en el sofá maniobrando con los palillos chinos para que no se me cayeran unos fideos cuando vi que Justin abría la boca para que le acercara la comida.

Sonreí inclinándome hacia él hasta que perdí el equilibrio y caí sobre él dando un pequeño grito. Justin estaba sentado con las piernas cruzadas así que junto con mi peso también cayó hacia atrás en el sofá. Imaginé que la comida que sosteníamos había acabado en el suelo pero yo no podía parar de reír con mi cara apoyada en su pecho.

Eres una patosa – se burló Justin.

Ha sido culpa tuya – me reí.

¿Mía?

Tú abriste la boca para pedir comida – carcajeé.

Hmmm … Sigo con hambre – puso su sonrisa pícara que me volvía loca.

¿Qué te apetece? – sonreí inocentemente.

Te quiero a ti – me aupó sobre su regazo haciendo que quedara a horcajadas sobre él – Solo a ti – susurró levantando la camisa que llevaba de él para estar en casa.

Eso está fuera del menú, señor Bieber – bromeé acariciando sus bíceps. Justin me miró con aquellos ojos fogosos, que hacían que me perdiera y quisiera darle lo que fuera que él demandase – Podemos hacer esto cuando volvamos de la fiesta. Está apunto de ser año nuevo – comenté mirando el reloj del salón.

Sé muy bien donde quiero recibir el año – su voz ronca me sedujo cuando arrastró sus labios hacia mi oreja y jugueteó con ella con sus dientes y su lengua – Dentro de ti – sus manos apretaron mis nalgas presionándome contra su dureza. Jadeé fuertemente.

No tuve oportunidad de rechistar ni una vez más. Sus manos fueron rápidas a la hora de desnudarme. Ambos nos quitamos nuestras camisas el uno al otro para jugar con nuestros cuerpos. Justin paseó sus manos desde mi cintura hasta mis caderas y besó mis senos subiendo a mi clavícula hasta mi cuello. Me encantaba sentir sus abdominales bajo mis palmas además de llevar mis caricias hasta sus marcados pectorales para terminar haciendo círculos con mis pulgares sobre sus pezones.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora