Capítulo 19: Invisible

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A pesar de que me quedé dormida en el sofá viendo la televisión sobre el hombro de Justin, aquella mañana me desperté en mi cama con Justin. Sentía el peso de su brazo sobre mi cintura y como nuestras caderas encajaban estando acurrucados. Fue la mejor sensación que había sentido nunca al despertar. Suspiré maravillada cogiendo su mano sobre mi vientre.

Buenos días, princesa – susurró al darse cuenta de que había despertado.

¿Estás despierto? – acaricié su mano sin abrir todavía los ojos.

No, hablo dormido cariño – se burló.

Yo también – me reí por lo tonta que había sido mi pregunta.

Sentí su pecho vibrar contra mi espalda por una leve risa. Besó mi hombro casi desnudo porque tan solo llevaba una camisa de tirantes junto con un pantalón corto. Me giré en la cama para ver su rostro y sonreí. Aquello si que era empezar bien la mañana. Sus ojos brillaban con sueño y su pelo cenizo estaba peculiarmente revuelto. Sus labios … no me dejó pensar en lo hermosos que eran sino en lo suaves y carnosos que se sentían sobre los míos cuando me besó repentinamente.

Justin también llevaba una camisa de tirantes y unos pantalones cortos de baloncesto.

Cerré los ojos con cansancio. Daba la sensación de que cuanto más dormía más cansada me sentía. Era ilógico. Tenía que levantarme. Volví a abrir los ojos y vi a Justin mirándome.

Me intimidas – dije agachando la vista.

Tan solo disfruto de las vistas – sonrió encogiéndose de hombros.

Justo en ese momento tocaron el timbre. Maldije por dentro y alargué la mano a la mesita de noche para ver en mi iPhone la hora. Las diez de la mañana. Debían ser los encargados de instalar el estudio de música.

Tiré de las sábanas con energía renovada por la prisa de ir a abrir la verja. Salté por las escaleras hasta llegar abajo casi resbalándome por lo pulido que estaba el suelo.

Cogí el telefonillo y confirmando que eran los de la tienda de música abrí la puerta. Justin bajó más tranquilo vestido tal cual como se había levantado y sin ninguna vergüenza. Lo miré desde abajo hasta que llegó a mí.

¿Te encargas tú del instalador mientras yo me visto en un momento?

Claro, ve – me dio un pico – Yo le hago pasar al despacho y si eso le ayudaré con algo.

Gracias – asentí y volví a correr escaleras arriba.

Mientras estaba arriba peinándome y vistiéndome escuché al trabajador hablar. Tenía una voz grave difícil de no escuchar a varios metros de distancia. A Justin no lo escuchaba nada, lo que quería decir que yo no estaba loca pensando que aquel tío hablaba muy alto o quizá mi novio se limitaba a asentir, cosa que no creía porque Justin casi siempre participaba en una conversación, más si era sobre música.

Regresé a la planta baja y me asomé al despacho para ver que por allí ya habían colocado algunas cajas. Un hombre grande, con barba y pelo marrón y de ojos azules me saludó mientras entraba en el despacho para dejar otra caja. Justin lo siguió detrás con más componentes para el estudio.

El hombre se presentó delante de mí y me tendió la mano.

Buenos días, usted debe ser la señorita Brown – asentí estrechándole la mano – Soy Nick Martins.

Encantada – asentí soltando su mano.

Montar esto puede tardar un rato – se rascó la cabeza mirando el desorden que en nada se había montado.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora