Capítulo 5: I Checked Into Rehab

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Felizmente bajé a recepción y entregué la llave de la habitación de mi madre para después marcharme en busca de Jenn.

Conducí a toda prisa con el Audi y empecé a pensar en Justin. ¿Qué haría al despertar? ¿Me buscaría? No creía que yo le importara mucho … Me di cuenta de que no lo quería ver en todo el día. Sí, podía ser una actitud cobarde pero enfrentarlo en aquella penosa situación no era lo que más me apetecía.

Llamé a Jennifer por teléfono antes de llegar a su casa pero no respondió. En la puerta de su casa familiar empecé a dar toques con mi pie en el suelo después de haber tocado al timbre. Lo hice sonar un total de catorce veces, unas veces más seguidas que otras. Sabía que los padres de ella no estaban, se habían ido por asuntos de empresa. Al igual que yo, mi mejor amiga había crecido con padres tan sumergidos en sus trabajos que no les importaba dejarnos solos o atendidos por la niñera cuando éramos más pequeños.

Finalmente la puerta se abrió y descubrí a Jennifer envuelta en una bata blanca. Ella miró su reloj y después me asesinó con la mirada.

¿Sabes que hora es? – preguntó hastiada.

Las nueve de la mañana, hora perfecta para levantarse – dije dando un paso al interior como si de mi casa se tratara – A mí también me alegra verte, por cierto – ironicé.

En ese momento escuché pasos descender por la escalera y me quedé impactada al ver la persona con la que mi amiga había pasado la noche.

Parece que no he sido la única con una noche movidita – arqueé una ceja acusando a Ryan – Muy buena tu elección de música anoche, por cierto.

No hay de qué – se burló Ryan.

¿Tú y Bieber … ? – empezó Jennifer mirándome dudosa.

Sí – la interrumpí – Gracias por impedirlo, amiga – dije con sarcasmo. Ella alzó las cejas cruzando los brazos – ¡Estaba borracha y no me detuviste!

Tenía que pasar – bufó Ryan.

No te metas – señalamos mi amiga y yo al unísono – Tenía la tarjeta de tu suite, pensé que si fueras a hacer alguna tontería me buscarías y yo te podría detener. Cuando empecé a buscarte sin encontrarte, Ryan me dijo que estarías con Justin … en su cuarto – sentí mi cara enrojecer – No creo que haya sido tan malo. Se nota que os gustáis. Podrías dejar de lado a Taylor con él … – opinó mi amiga – ya sabes mi consejo.

Por cierto … – Ryan intentó hablar. No lo dejé.

¡Cállate Ryan! Esto es una cosa de chicas – lo amonesté.

Te llamaré después – Jenn asintió hacia él para despedirlo. Tras un beso fugaz él se fue cerrando la puerta y ella me enfrentó – No es tan malo, _____.

Se va a reír de mí – gemí disgustada sentándome en los últimos escalones de la escalera – No quiero volver a verlo, Jenn.

Ay, nena – suspiró sentándose a mi lado – Súperalo. Enfréntalo. Te has acostado con él, tampoco es la gran cosa. Lo pasaste bien y punto – me codeó en el costado – ¿Es bueno?

Sentí el rubor en mis mejillas y ella rió. Nunca hablaba de como era mi intimidad con nadie. Tampoco es que ella hubiera tenido muchas oportunidades ni que yo quisiera hablarlo con nadie más. Cuando estaba con Taylor, mi mejor amiga estaba lejos y se sentía extraño hablar de sexualidad por teléfono o por Skype.

Lo tomaré como un sí – se mofó – De hecho parece de los salvajes.

Dios, si Jenn – oculté mi rostro entre mis rodillas – Creo que fue el mejor sexo de mi vida – admití avergonzada – Mátame.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora