Capítulo 8: When You Believe

1.3K 42 0
                                    

Habíamos llegado a la costa, sin embargo no fuimos a la playa, ni siquiera nos habíamos parado en departamento de Pattie, la madre de Justin. Él me había llevado a una zona de rocas donde estábamos solos. Conduciendo se nos había hecho tarde y en ese momento estaba atardeciendo.

Justin se quitó los zapatos y los dejó sobre unos peñascos. Sosteniéndome en su hombro y él agarrándome el codo, me quité mis sandalias. Casi tropezamos cuando finalmente me las quité.

Me paré frente a la orilla mirando como el sol empezaba a caer ante nosotros. Justin, quien justo iba detrás de mí, se chocó con mi espalda. Dio un quejido pero no le presté atención. La vista era preciosa. En el horizonte no se llegaba a distinguir el cielo y el mar. Entre algunas nubes se colaban los ya débiles rayos de sol que relucía en un cuadro violáceo y rosa anaranjado. Las olas chocaban unas contra otras y llegaban a la orilla mojando la poca arena que había.

Sentí repentinas ganas de llorar al ver esa estampa. Podía ver algunas gaviotas sobrevolar a lo lejos. Justin apoyó su barbilla sobre mi hombro viendo lo mismo que yo. El olor salado del océano se mezclo con el dulce aroma del chico que me acompañaba. Respiré profundo cuando un poco de viento me atizó.

Era una sensación tan buena que dolía saber que no la había tenido nunca y que quizá tardaría demasiado en volver a tenerla. Lo único que le faltaba a aquel momento era que alguien me abrazase por la espalda y justo ... me imaginé a Justin haciéndolo. Cerré los ojos recordando la manera en la que me había sostenido aquella noche en el hotel. Una lágrima cayó por mi mejilla.

¿Estás bien, princesa?

A pesar de que no me estaba tocando podía sentir su aliento en mi cuello y hubiera jurado que él se estaba agachando para respirar mi olor.

Llevaba todo el día queriendo contacto, su contacto para ser exactos. Y si que había habido roces y caricias, pero seguía notando la distancia entre nosotros. Había un gran espacio que quería romper y no estaba segura, pero creía que él también lo deseaba. Ambos sentíamos la impotencia de no poder tocarnos el uno al otro porque en verdad éramos unos desconocidos. ¿Pero y qué? Cómo había dicho Jennifer, ambos nos gustábamos y yo cada vez estaba más animada a darle una oportunidad ahora que sabía los motivos por los que siempre me había odiado. Al contrario de querer alejarme, había decidido querer ayudarle y mostrarme tal y como era para que no me volviera a juzgar.

Justin … Necesito un abrazo – susurré contra el viento.

Lo había dicho tan bajito que no estaba segura de que me hubiera oído hasta que puso sus manos en mi cintura y la fue rodeando delicadamente mientras volvía a inclinar su rostro hacia mi cuello.

¿Está bien así? – murmuró.

Así es perfecto – respondí cerrando los ojos – Gracias por traerme aquí.

No hay de qué.

Lo noté sonreír sobre mi piel. Quise darme la vuelta y acariciar sus labios, pero aquello solo habría estropeado el momento. Acaricié sus manos sobre mi cintura, eran suaves, fuertes y seguras.

De repente apartó sus manos de las mías y me sentí mal, como si hubiera hecho algo que no debía. En un momento se deslizó para soltarme y me quitó la cámara fotográfica del cuello. La sensación de extrañeza llegó enseguida, no quería que me soltara.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora