Capítulo 27: I Hate You, Dont Leave Me

662 24 0
                                    

Sentía como el silencio me consumía. Una extraña sensación me invadía todo el cuerpo. Pesaba como veinte toneladas y no había manera de que me moviera. Había pasado la noche llorando por teléfono con Jennifer. Ella había escuchado la entrevista entera y enseguida me llamó.

Tan solo dejé de llorar cuando me quedé dormida y al despertarme seguí estando triste aunque daba la sensación de que mis ojos se habían quedado ya secos.

Me deshice de la ropa de la noche anterior y me fui a dar una ducha rápida para después volver a tirarme en la cama empapada y tan solo enrollada en una toalla.

Miraba el techo fijamente dejando la mente en blanco. De vez en cuando se me ocurría pensar que diría mi madre sobre este nuevo desplante. A la gente no le faltaba motivos para burlarse de mí.

Pasé el día rodando por la cama. Llamaron varias veces a la puerta pero yo no respondí ni mucho menos me levanté. No comí. No bebí. Mi madre me llamó y apenas me salía la voz cuando contesté para que no se preocupara. Con las pocas fuerzas que tenía hice lo que pude para hablar y decirle que la llamaría más tarde y que no se preocupara. Después apagué el móvil para que nadie más me molestara.

Las horas pasaban entre que miraba por la ventana, el techo, el suelo lleno de cristales rotos por el jarrón que rompí … Cerraba los ojos y me dormía un rato para despertarme a vivir el mismo infierno. Una pequeña voz me decía que estaba desperdiciando un valioso día de mi vida pero no me importaba ni una mi*erda lo que sucediera. El sol se ponía en el horizonte marcando el atardecer. Estaba siendo un día eterno.

La puerta volvió a sonar. A los pocos segundos escuché la puerta abrirse. No me extrañaba que Scott tomara cartas en el asunto para comprobar mi estado pero me iba a cabrear por invadir mi intimidad. En mi cuerpo no había ni una pizca de amabilidad en ese momento.

Me levanté de la cama con pasos pesados para ponerme una bata. Iba a enfrentar al que fuera que había entrado cuando justo él vino a mi encuentro y me lo topé en la misma puerta de mi cuarto.

¿Qué co*ño haces aquí? – solté enfadada ajustándome la bata a mi cuerpo desnudo.

No te dejé – respondió enseguida.

Miré toda su longitud sin creerme que estuviera allí. Él se veía tan fresco mientras yo daba asco. Di un paso atrás sin querer siquiera mirarlo cuando un afilado trozo del jarrón me cortó la planta del pie.

Mierda – sollocé aguantando el pinchazo de dolor.

Subí el pie apoyándome en un mueble y me fijé en los daños. Jadeé y enseguida noté más cristales crujir en el suelo, esta vez bajo las zapatillas de Justin. Él se puso a mi lado mirándome serio.

Apóyate en mí – empezó a poner su brazo en mi cintura para ayudarme.

Vete a la mi*erda, Justin – lo empujé.

No puedes apoyar el pie y si vas a la pata coja corres el riesgo de cortarte el otro jodido pie con otro cristal – razonó enfadándose – Así que o te apoyas en mí o jodidamente te cogeré en brazos quieras o no.

Apreté el puño conteniendo toda mi rabia. Finalmente el puso su brazo alrededor de mi cintura y me sujetó mientras yo andaba con una sola pierna agarrándome a sus hombros. Por mucho que lo odiara, tenía que reconocer que seguía sintiendo su calor corporal y mi cuerpo reaccionaba sintiéndose mejor a su lado. Sus primeras palabras al entrar vinieron a mi cabeza cuando empecé a aclarar mi mente tras la impresión.

Justin me dejó sentada en la tapa del váter y después se arrodilló frente a mí para alzar mi pie. Lo miró mal y después se levantó para coger cosas del botiquín de emergencias que había en el hotel. Trajo gasas y alcohol para regresar a ponerse frente a mí. Realizó todo en un silencio sepulcral.

Hall Of Fame (Justin Bieber y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora