Capítulo 26: A prueba de tontos

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Con toda la locura de la obra atrás, tengo tiempo suficiente para estar en los últimos entrenamientos de los aspirantes a los nuevos miembros de los Strong

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Con toda la locura de la obra atrás, tengo tiempo suficiente para estar en los últimos entrenamientos de los aspirantes a los nuevos miembros de los Strong.

Formar parte de uno de los escuadrones no es como estar en un club en la secundaria y al graduarte, solo lo olvidas. Una vez entras a un escuadrón solo puedes salir si estas físicamente limitado o si llegas a los cincuenta años, lo que ya se considera senil —ni siquiera irte de la manada, ya que puedes solicitar una transferencia—, entrar a un escuadrón es hacer un juramento hacia tu manada y a tu pueblo que dicta que, en el momento que te necesiten, la vida de todos será más importante que la tuya porque tu solo eres un guerrero.

Tu solo eres el medio para que los invasores no lleguen al corazón de la manada.

—Son muchos chicos —me dice Ashley asomándose por una rendija en la puerta mientras yo recojo mi cabello en una coleta alta para que no me estorbe en la cara. Tanto mi mejor amiga como yo, llevamos nuestros uniformes oficiales de los Strong.
Una camiseta sin mangas negra y ajustada, pantalones del mismo material que llegan un poco por debajo de la rodilla y tenis, igualmente negros.

La tela es bastante resistente e impermeable y tiene un pequeño armazón en su interior que protege las costillas en caso de recibir un golpe fuerte. No es una armadura que evitará que algo malo te pase, pero ayuda a soportar el dolor de los golpes bastante bien, distribuyéndolo por todo tu torso y no enfocándolo en un solo lugar.

Es la primera vez desde que soy un miembro oficial de los Strong que uso mi uniforme.

Papá y el tío Ed no deben tardar en llegar, Ashley y yo seremos las juezas pero la decisión final será de las autoridades de la manada.

—Moore, Ferguson, ¿listas? —pregunta el entrenador dándole un par de toques a la puerta. Ashley y yo repasamos nuestro aspecto y asentimos la una a la otra.

—Sí, entrenador Sheppard —le digo y él abre la puerta. Lleva su típica ropa deportiva y su silbato colgando de su cuello. Trae un par de tablas de madera que sostienen un montón de papeles con un gancho de metal.

—Aquí tienen —nos dice extendiéndonos una tabla a cada una, junto con un silbato para Ashley y un cronómetro para mí—. Aquí anotarán todo lo que tenga que ver con los aspirantes. Si son buenos, si no lo son, todo. Tienen todo el poder de descalificar a alguno si incumple alguna de las reglas.

» Hay sesenta aspirantes, treinta parejas se elegirán al azar y pasaran por turnos de dos minutos. Ni más ni menos.

—Entendido.

—¿Tendremos que hacer una demostración o algo así? —le pregunta Ashley.

—Solo si ustedes quieren.

Miro a Ashley pero ninguna debe decir nada porque prácticamente nos comunicamos con la mirada.

—Si queremos —decimos al unísono y el entrenador Sheppard asiente.

Viviendo Con Los Alfas (Saga Alfas #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora