Capitulo 2

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Estaba muy emocionada, por una vez parecía que algo me podía salir bien. Pero la tormenta estalló entrando mi madre por la puerta de casa, algo le había ocurrido ese día en el trabajo y estaba cabreada. Instantáneamente me dirigí a mi habitación, ya que solo podía estar en el salón mientras estaba sola en casa. Pero vino.

-¿Has limpiado?- Me preguntó con cara de asco. Asentí temblorosa y preparada para mi muy posible huída al baño, la única habitación con pestillo y donde podía refugiarme de sus golpes.- Pues no te creo, eres una inútil que nunca hace nada en casa, nadie me ayuda nunca. Siempre soy yo la que tiene que hacerlo todo, ¡pues no!

Salí corriendo pero su mano me alcanzó propinándome un fuerte golpe en la mejilla, mi cabeza giró del golpe e intenté salir corriendo pero me agarró del brazo.- No te vas a ir de aquí gilipollas de mierda.- Me dio una patada en las rodillas haciéndome caer al suelo. Intuitivamente me tapé la cabeza con los brazos, si me daba fuerte ahí estaba perdida, pero ella me pegaba patadas por todo el cuerpo.-Estoy harta de ti, eres una puta malcriada que nunca hace nada, imbécil. Lástima que aquella noche se me olvidara el condón con el gilipollas de tu padre.- Seguía pegándome mientras me recordaba toda la mierda que era y me pasaba. Notaba su pie clavarse entre mis costillas una y otra vez.- ¡Eres una idiota que no sirve para nada!- Me dio una última patada y se fue desahogada, dejándome allí tirada en medio de mi cuarto sin fuerzas para moverme.

Todo vino a mi mente, todo lo malo. Mi padre, que me abandonó a los pocos meses de vida; mi madre, que me pegaba día sí y el otro también; mis compañeros, que me destrozaban psicológicamente.Todo en mi vida era un desastre, una completa mierda. Ese era el típico momento en el que necesitaba un abrazo de esos que duran un largo rato, pero nunca había recibido ninguno. Si confiaba en alguien, acababa clavándome un cuchillo por la espalda. Yo solo era una gorda, fea, inútil y millones de cosas más que jamás conseguiría nada en su vida.

Entonces vi ese cuchillo que guardaba bajo la cama, como pude, lo cogí y lo acerqué a mi muñeca temblando, nunca me había cortado pero siempre lo había intentado. Entonces ese miedo volvía. ¿Qué pensarían de mí al ver los cortes? ¿Qué dirían si un día me encontraran muerta en mitad del baño? Todos se reirían de mí. Alejé el cuchillo. Sí, el miedo al qué dirán era lo que me mantenía viva además de Rubius, él me alegraba, pero cuando mi mente me impedía recordarle, era eso lo que me impedía acabar con tanto sufrimiento.

Pasé la tarde ahí tirada, aguantando las lágrimas para que mi madre no me regañara más. Intenté pensar en cosas bonitas, en qué haría cuando viese a Rubius en persona, pero nada animaba. La hora de la cena se acercaba, lo cual significaba que tendría que levantarme por mucho que me costara.

-¡SOPHIE!- Gritó mi madre desde el salón.- PREPARA LA PUTA CENA, ME APETECEN FILETES EMPANADOS.

Bufé y con las pocas fuerzas que tenía me levanté apoyándome en la pared. Caminé, sintiendo ese dolor de todos los días por todo mi cuerpo, hasta la cocina y me puse a cocinar.

Cuando mi madre terminó de cenar, retiré la mesa y pasé olímpicamente de comer. Me fui de nuevo a mi habitación y vi que Rubius había subido un nuevo vídeo. Una pequeña sonrisa se asomó en mi rostro. Cogí mis auriculares y me senté en la cama, ya menos dolorida, a ver el vídeo. Era uno de TTT, esos me hacían mucha gracia.

-¡Buenas Criaturitas del Señorrrrr!- Sonreí.- Bueno, pues estamos aquí en un nuevo vídeo de Trouble in Terrorist Town con mis amigüitos del arma.

-Ají Ají Ají- Aguantaba la risa para que mi madre no me oyera, pero no podía soportar la risa.

-Y bueno, ¡esto es todo por hoy! Quería comentaros que en una semana me pasaré por Málaga bithez.

-Y yo ehtaré con él.- Dijo Mangel con ese acento que tanto me encantaba y mi madre intentaba quitarme.

-Y eso, que estaré en el Gamepolis y podréis tocarme.- Puso su típica cara pedófila y se tocó los pezones.

-Adioh gente.- Dijo Cheeto cabreado por haber perdido tantas veces en el vídeo.

Soltaron unas cuantas carcajadas y el vídeo se acabó.

Jugando con fuego | Rubius #Book1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora