Las chicas se acercaron a Rubius y Mangel, apartándome de su lado y acercándose mucho a ellos. Me fijé en que la siguiente parada era la que esperaba, así que me levanté y pulsé el botón de "Parada solicitada" del bus. Cuando llegamos, miré a los chicos y los vi felizmente junto a esas chicas perfectas, así que me bajé rápidamente y caminé por las largas calles de Málaga aguantando esas lágrimas que amenazaban con salir.
No solo me metían en un lío con mi madre, haciéndome desobedecerla, lo cual significaba paliza de las gordas cuando regresara a casa, si no que también me dejaban tirada por unas Barbies. Tampoco los culpaba, las chicas estaban realmente bien, pero me dolía que me hubieran hecho eso. Me prometí que no confiaría en nadie, sin embargo siempre me dejaba llevar y me metía en problemas. ¡Y encima les había hablado! En tan solo dos días me habían hecho mucho daño, siempre habían sido mis ídolos, pero hasta ahí había llegado.
Me metí entre los árboles milenarios del Parque de Málaga y me senté en un poco de sombra. Apoyé mi espalda y posteriormente mi cabeza sobre el tronco de un hermoso ficus. Cerré los ojos e intenté dejar la mente en blanco, sin esas voces que tanto me recordaban el gran error que era, sin embargo eso siempre me había resultado imposible.
-Sophie...- Abrí los ojos y levanté mi cabeza para encontrarme con Rubén y Mangel con la cabeza gacha. Volví a apoyar mi cabeza en el árbol y a cerrar mis ojos.- Lo sentimos mucho, eran criaturitas y marvadas y no podíamos dejarlas así...
-Lo sentimoh mucho...- Me encogí de hombros fría, impasible.
-Sophie, por favor.- Repuso Rubén.- De verdad que lo sentimos, pero no nos dejes, habíamos avanzando mucho juntos, ¿no crees? Habías hablado e incluso me aventuro a decir que he visto una pequeña sonrisa tuya en algún momento.
-Mira sophie, no te ehtamoh obligando a que vengah con nosotroh, pero eh lo mejor.- Negué y me puse los auriculares del móvil.
Noté como me quitaban los auriculares y robaban el móvil. Abrí los ojos de golpe y los miré sin entender y con una pizca de cabreo.
-Sophie, me cago en la puta, sé que tienes sentimientos aunque no los muestres, sé que lo pasas mal joder, no sé el por qué, pero se nota, déjame ayudarte, es lo único que quiero.- Extrañamente, le miraba fijamente a los ojos.- Dame solo este mes que vamos a estar aquí Mangel y yo, si en este tiempo no te sientes mejor, nos iremos y no volverás a saber nada de nosotros.
Me mantuve un rato en silencio observando sus hermosos ojos marrones verdosos y terminé rodando los ojos y asintiendo. Ellos chocaron las manos y me pusieron en pie, para más tarde, entregarme mi móvil y mis auriculares. Sonreí de vuelta, aunque solo era una sonrisa falsa y se dieron cuenta.
-Bueno, ¿a dónde vamoh?- Preguntó Mangel quitando presión al momento.
-S-seguidme.-Dije con los ojos cerrados. Notaba ya como me faltaba el aire y mi corazón aumentaba el ritmo de los latidos. De nuevo, el mundo se me venía encima, ya lo había dicho, pero el pánico de la respuesta estaba ahí.
Me miran sorprendidos y eché a andar hacia el Muelle Uno.