No Girls Allowed «JaeYong»

Intro

Jae nunca era capaz de pronunciar la letra "R".

Se la pasaba dibujando nubes al respaldo de su cuaderno de matemáticas mientras esperaba la clase adicional con el terapista de dicción. La Escuela De Artes aún no se había dado por vencida con él. Decían que podía cantar, sólo era este "pequeño" GRAN problema el que había que sobrepasar. Así que dos veces por semana él se quedaba en la escuela cuando todos los demás se habían ido ya, y libraba batallas interminables en contra de su lengua.

"F", el sonido de "F" era lo único que lograba salir de su boca siempre que él intentaba formar una linda y coherente "R". Y claro, su apodo entonces no era otro sino Jaef, de quien todo el mundo se reía cada que empezaba a hablar.

DoYoung era su único amigo y el único que ignoraba su debilidad, pero él tenía clases de técnica vocal al mismo tiempo, cuando Jae pasaba horas al lado del terapista, de modo que el chico tenía que quemar el tiempo solo, con sus dibujos de nubes y su canción favorita en replay.

¿Qué se puede decir?, estaba un poco obsesionado con este rapero, TY.

El chico rondaba por su mismo rango de edad, y había debutado un año atrás, convirtiéndose en una sensación por todo el país. Sus fangirls estaban locas, sus canciones llenaban por completo todos los rankings de música, uno a uno, y de alguna manera, Jae se volvio uno de los pocos fanboys, que desesperanzadamente escuchaba aquella grave voz cada noche, antes de quedarse dormido.

Incluso estaba considerando comprar boletos para uno de sus conciertos, pero se vería tan extraño en medio de todas las chicas gritonas, y además, si resultaba que alguna de ellas conocía a cualquiera de la escuela de artes, y lo viera allá, Jae no podía siquiera imaginarse las consecuencias.

Así que todo se mantenía igual, y pronto el terapista llegó corriendo al aula, un poquito tarde, y un poquito desubicado (como siempre), y Jae detuvo la música, cerrando el cuaderno, de vuelta a la realidad, porque la realidad la tenía aquí, y ahora, la realidad en la que él seguía diciendo:

"—¿Cómo se e-n-c-u-e-n-t-f-a?", para saludar a su profesor.