11. Construyendo una Casa en el árbol

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Jae no ha recordado, cómo fue capaz de salir del edificio, o cruzar la ciudad hasta su casa. Simplemente despertó de un trance, cuando la puerta en frente a él chirrió y él necesitó de unos varios segundos para reconocer el rostro en frente.

—¡Jae!, ¡¿qué pasó?! —DoYoung corrió hasta él.

La lluvia era densa, y Jae notó que estaba empapado y frío.

—¡Háblame!, ¿qué fue lo que te pasó?, tu mamá me llama cada cinco minutos, se está volviendo loca —DoYoung agitó sus hombros con fuerza.

—TaeYong me besó —susurró Jae, y entonces rompió en llanto cayendo entre los brazos de su amigo.

Adivinaba que había utilizado todos sus suplementos de valor por su vida entera, cuando despertó y tenía que ir a la escuela al siguiente día. El padre de DoYoung les dio un aventón y el pelirrojo era lo suficientemente obstinado para arrastrar a Jae dentro del edificio. Taeil los esperaba en las escaleras a un lado de la entrada principal.

—Está adentro con Yuta, Ten está patrullando el piso de arriba —comunicó el mayor.

—Tenemos clase de teatfo juntos —Jae salió disparado a las escaleras, y DoYoung y Taeil tuvieron que alcanzarlo cuando las bajaba y obligarlo a volver.

—¿Estás loco? Tus padres ya comenzaron a pensar que tienes un problema mental —Taeil estaba pálido.

—Lo tengo, gfacias a él —soltó Jae—. ¡Voy a pedif que me tfansfiefan hoy mismo!

—Ay, por dios, deja de actuar como un niño —Taeil tomó su mano libre, la que DoYoung no retenía, y Jae luchó en contra de ambos, pero fueron capaces de arrastrarlo hasta el salón de clases.

—Todos ya están dentro, incluyendo a la profesora —Ten los esperaba en el pasillo y se veía tenso—. Creo que no necesitamos detención.

—¡No puedo entfaf allá! —protestó Jae.

—Sólo ignóralo —DoYoung intentaba razonar con él, pero el chico no hacía más que agitar su cabeza.

—Entra —fue Ten quien abrió la puerta.

La señora Hillary los observó desde dentro del enorme lugar.

—Chicos, me alegra que ya estén acá, voy a necesitar su ayuda —sonrió.

Bueno, Jae no tenía más opción que arrastrar los pies para entrar en el teatro.

Se sentía tan enfermo, que su cabeza daba vueltas. Le había dicho a su madre que estaba deprimido porque ella quería que cambiara de escuela, cuando ella fue a recogerlo en la casa de DoYoung la noche anterior. Y después de una noche en vela él estaba allí, en el último lugar que quisiera estar.

—Ten, ¿disfrutas el tiempo con los perdedores? —Yuta y Hansol gritaron, Johnny reía.

Ten los ignoró, mientras que caminaban hasta el escenario donde los esperaba la señora Hillary.

—Niños, tendremos invitados hoy —la mujer sonrió amplio—, la clase de la escuela de chicas vendrá a visitarnos para ayudar con las preparaciones para la obra. Por favor sean amables con ellas.

—Ay, no... —Taeil gruñó.

—Tal vez deberíamos lanzar a TaeYong de un acantilado —susurró DoYoung—. Desde que llegó nos la pasamos de mal en peor.

Jae sintió un atisbo de dolor, cuando su amigo mencionó aquel nombre. Se escondió detrás de la espalda de DoYoung y arriesgó una miradita al otro lado del auditorio. Yuta estaba sentado a modo indio sobre el suelo, hablando con TaeYong, quien se reclinaba contra la pared y escondía su rostro tras aquella gorra y la capota de su suéter.

No Girls Allowed «JaeYong»Where stories live. Discover now