22. Después de la Tormenta

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Algo fue golpeado y Jae abrió sus ojos. Estaba durmiendo plácidamente, con su cabeza en el regazo de TaeYong, pero el súbito ruido lo despertó, así que levantó su cabeza detallando alrededor.

—¡Arriba perdedores! Hansol se perdió y vamos tarde, tendremos que pasar el resto del campamento lavando los pisos de la cocina con Conejito —gritó un despelotado Yuta, apareciendo en la puerta.

—¿Qué? —Jae miró a TaeYong, quien despertó y bostezó un buen tiempo.

—Ni idea —TaeYong dio un vistazo al reloj, su cara se volvió blanca y maldijó—. Levántate —quitó a Jae de su regazo y aunque él sintió sus piernas muy longevas para cargarlo, siguió a TaeYong, deteniéndose cada cuantos metros.

Corrieron fuera de la habitación, bajando las escaleras frente a la discoteca. Yuta se veía terrible, su ropa estaba sucia y llena de lodo, algunas plantas forestales, y su cabello era todo un desastre. Johnny estaba muy adormilado, mientras Ten sólo observaba a todo el mundo con cara de borracho.

—¡Mark ven rápido! —gritó un irritado Yuta.

Pronto el chico corrió escaleras abajo seguido por la chica morena. Se besaron de nuevo, Yuta empezó a dar pisotadas sobre el pavimento.

—¿Dónde está Taeil? —preguntó Jae. Yuta se puso rojo.

—¡¿Por qué debería saber dónde está el ladrón de novias?! —gritó el chico, y Mark al fin se despegó de los labios de la chica—. ¿Te vas a quedar? —Yuta miró al más joven, quien negó con su cabeza.

Y besó a la chica unas veces más, antes de unirse al grupo.

La atmósfera era miserable, cuando caminaron de vuelta bajo la luz de la mañana. Intentaron ser más escurridizos y silenciosos que nunca, pero eran las 8:30 a.m, y terminaron dándose de golpe con la Sr. Hillary, y el campamento completo, que tenía su encuentro matutino en el jardín.

DoYoung soltó un grito de terror al verlos, y Jae sólo deseaba esconderse bajo tierra, mientras la maestra los observaba anonadada.

—¿Dónde han estado? —preguntó—. ¿Corazones?

—Alrededor del lago, trotando —soltó Yuta. TaeYong tosió.

—Si, puedo ver que trotaron un montón —la mujer detalló a Yuta de arriba a abajo, Jae al fin tuvo el cuadro completo de la compañía en la que estaba.

Johnny estaba tan ebrio, que se sostenía de TaeYong para no caer, Ten sonreía como un tarado, Mark tenía el cuello y la cara cubierta por marcas de labial rojo, a la vez que TaeYong transpiraba el fuerte olor a alcohol, y bueno él, Jae no tenía una idea de cómo se veía después de aquella noche. Observó a los chicos, que rodaban los ojos y se reían desde las mesas, se sorprendió al encontrar a Taeil justo al lado de DoYoung. El chico se veía salido de un comercial, bañado, con otra muda de ropa, agachó su cabeza cuando captó la mirada de Jae.

—¡A sus cabañas!, ¡y regresen limpios y pareciendo humanos decentes! —ordenó la mujer—. Vamos a discutir el castigo después del desayuno.

Todos a sintieron y se movieron cuál manada de zombies hasta sus casas. Yuta fue el primero en apoderarse del baño.

Jae se sentó en el sofá y sintió que en verdad quería desaparecer. Su madre no podía enterarse de nada, pasara lo que pasara, de seguro llegaría allí de inmediato y él no podría volver a ver a TaeYong otra vez.

—La Sra. Hillary es buena gente, tenemos suerte de que halla sido ella, va a tener compasión —TaeYong habló en tono bajo, su mano sobre la rodilla de Jae.

Media hora más tarde, Yuta por fin dejó el baño y TaeYong le dijo a Jae que fuera primero, así que el chico tomó ropa fresca y una toalla, y se encerró en el pequeño lugar. Se miró en el enorme espejo, sentía que temblaba. Tenía cabello y ropa desastrosos, pero lo que más llamó su atención fue su cuello: cubierto por enormes chupones rojos que eran evidentes a la vista de cualquiera. Jae tragó recordando los labios de TaeYong sobre su cuello. ¿Cómo demonios pudo haber dejado marcas?, pero por otro lado, era tan genial, que Jae sonrió para sus adentros, mineras pasaba sus dedos sobre las marcas.

Tomó una ducha rápida y se cambió. Con el cabello peinado, una sonrisa gigante salió del baño, pero entonces se ruborizó al encontrarse con TaeYong.

—Dejaste mafcas —susurró.

—Estaba un poquito borracho —TaeYong sonrió—. Pero están muy bien —parecía orgulloso de sí mismo.

Jae se puso demasiado rojo y fue hasta su habitación. Encontró una bandana y se la ató al cuello, llevándola como bufanda, esperando que eso cubriera la mayor parte de las marcas. Escuchó el agua correr y dejó la casa en dirección a la cafetería. DoYoung y Taeil ya estaban allí con Ten. Jae tomó asiento junto a ellos y miró a Taeil.

—Ay, lo siento mucho, Jae —murmuró el mayor—. Creí que TaeYong iba a ocuparse de ti y volver a tiempo —dijo.

—Pues sí que se ocupó de él —DoYoung alzó ambas cejas dando una mirada al cuello de Jae de forma significativa, lo que hizo que el chico enrojeciera.

—Y... ¿Cómo estuvo? —preguntó Jae, posando su mirada sobre Taeil, mientras lo veía ponerse rojo—. El baile con Laufen.

—¡¿Qué?! —DoYoung abrió su boca y Taeil miró para otro lado—. ¡Tienes que contarme todo!

—¿La besaste? —Jae se inclinó sobre la mesa.

—Ah, pero por supuesto que no —Taeil agitó su cabeza.

—¿Por qué? —cuestionaron los tres chicos al tiempo.

—Porque es la novia de Yuta. No voy a andar besuqueándome con la novia de Yuta, no sería justo —Taeil tomó aire—. ¡¿Qué?! —miró a los tres que seguían mirándolo y esperando—. ¡Bien! Fue asombroso, supongo que estaba un poco ebria y por eso bailó conmigo, también estaba enojada con Yuta, pero igual. Su cuerpo es tan delgado y su piel tan suave, su perfume... Como rosas y verano —los ojos de Tail se volvieron ensoñadores—. Supongo que le gustó el baile.

DoYoung mordió su puño mientras escuchaba, y Jae sentía mariposas despertar en su estómago, sabía lo que se sentía sostener a la persona que amas en tus brazos. Observó hacia la puerta y dio con TaeYong entrando. El sol lo rodeaba y hacía su vestimenta oscura aún más opaca. El chico alzó la vista y sonrió viendo a Jae, que le devolvió el gesto también.

La pelea de ayer desapareció por completo y Jae estaba tan feliz cuando TaeYong se sentó en la larga banca, a su lado, dejando su mano sobre la pierna de Jae.

—Te quiefo —murmuró Jae, besando su mejilla, y TaeYong sonrió.

—¿Y qué hay de los moretones? —DoYoung miró a Jae.

TaeYong tenía de nuevo esa traviesa y orgullosa expresión en el rostro que Jae adoraba, y se miraron entre ellos.

—Lo hice mío encima de un piano de cola, mientras tocaba Chopin con mis pies —dijo TaeYong. DoYoung agitó su cabeza.

—Ustedes dos en serio hacen buena pareja —murmuró. Jae sonrió.

Recostó su cabeza en el hombro de TaeYong, justo donde pertenecía, y se sorprendió a sí mismo, de lo poco que el castigo le importaba.

No Girls Allowed «JaeYong»Where stories live. Discover now