4. Unicornios y Cartas

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Jae miró a la derecha, a la izquierda, entonces se señaló a si mismo, y cuando TaeYong asintió, él seguía allí, sentado, aturdido y aterrado, pero DoYoung y Taeil lo empujaron en dirección al centro de la sala, así que el chico no tenía opción más que ponerse en pie. Se estremeció.

¿Sería una humillación?

Yuta y Ten susurraron alguna cosa casi en silencio, mirándolo de mala forma, pero desde la esquina del salón sus amigos le regalaron un par de pulgares arriba.

—Eres un gran bailarín, Sr. Jae, así que demuéstrales de qué estás hecho —TaeYong susurró acercándose mucho, y a Jae se le olvidó cómo se respira.

Movió su cabeza torpemente, asintiendo, al tiempo que la música comenzaba. Su nerviosismo estaba haciéndose notar, y por poco se pierde la entrada. Intentó aclarar su mente y concentrarse en su propia reflexión frente al espejo, y entonces bailó, dando todo de sí. Sus pulmones estaban en llamas, el sudor corría por su rostro, caía por su mentón, y aún así él se mantuvo, hasta la última nota.

La clase aplaudió con ganas, DoYoung y Taeil se levantaron y corrieron hasta él, saltando encima suyo, y haciéndole cosquillas. Varios zapatos fueron arrojados a la mitad del lugar, y el Señor Moo intentó bajarles los humos a todos.

—¡A cambiarse!, ¡ya!, ¡la clase de matemáticas comienza en veinte minutos!, ¡y no quiero mi salón apestando así que más les vale darse una ducha decente! —gritó para obtener atención.

—Eso fue tan genial —Taeil le sonrió a Jae, quien de alguna manera estaba satisfecho, sabía que había bailado mejor que nunca.

—Por supuesto Sr. Moo, gracias por acompañarnos y dejarnos bailar —TaeYong hizo una reverencia en frente del profesor y los demás le siguieron.

Todos se apresuraron a las duchas y los vestidores, y Jae notó algunas miradas de celos por parte de Yuta y Ten.

—Creo que tienes suerte, le gustas a tu chico —susurró DoYoung, porque eran los últimos en el largo corredor.

—No es... —Jae se sonrojó de nuevo.

—Oh, vamos, Taeil y yo lo sabemos, no hay problema —DoYoung sonrió.

Jae negó. Era un fanboy. Le gustaba la música de TaeYong, pero nada más.

La cafetería estaba llena de conversaciones y risas. Jae repasaba algunas cosas de teoría musical para el exámen que tendrían después, en la tarde, a la vez que trataba terminar su almuerzo.

La mañana completa de baile había estado tan bien que Jae decidió poner más esfuerzo en su baile de ahora en adelante. Tal vez incluso podría convertirse en su segundo plan, la segunda carrera que podría estudiar, y ni siquiera tendría que verse obligado a cambiar de escuela.

—Le escribí una carta, explicándole el malentendido de ayer —Taeil se sentó en la silla vacía al lado de Jae, y pasó sobre la mesa un pedazo de papel rosado.

—¿Mencionaste a pequeño hado? —preguntó DoYoung, que se encontraba muy ocupado con su comida.

—¿Debería borrarlo? —Taeil palideció.

—Si, por favor, hazle un bien a todos —DoYoung le envió una mirada de socorro a Jae.

—Debefías mostfafla —dijo Jae, mientras Taeil tomaba el papel.

—¿Mostfafla? —preguntó con una mueca.

—Quiere decir que la muestres, que la leas —DoYoung resopló.

—Ah —Taeil sonrió—. Claro, eh... Dulce Lauren. El pájaro no era rentado, así que no te preocupes, no soy así siempre. Más bien, soy como un hada en el bosque, donde podemos jugar con unicornios y nuestro futuro perro: Pequeño Hado... Creo que esa es la parte que voy a borrar —entonces levantó la mirada hacia sus dos amigos, quienes intentaban mantener rostros serios, pero fallaron—. ¿Qué?

—Jugaf con unicofnios... —Jae soltó una risita tonta.

—Comencemos por que necesitarías atrapar un caballo y atarle un ridículo cuerno a la cabeza.

Otra voz provocó que la risa de Jae se devaneciera. Miró en aquella dirección, para encontrarse con una bandeja y la cara de TaeYong detrás de esta. Jae tragó en seco, ¿acaso TaeYong había escuchado su pequeño problema?

—Creo que ustedes son los nerds más graciosos en toda la escuela, así que decidí unirme a esta mesa. Además, me gusta Jae, es un gran chico —TaeYong se sentó y palmeó el hombro de Jae, haciendo que casi se atragantara con su comida.

—Entonces, ¿qué tiene de malo la carta? —de pronto Taeil estaba impaciente.

—A ver —TaeYong tomó el papel de las manos de Taeil y comenzó a reír. Las puntas de sus labios se curvearon en una sonrisa ante cada palabra—. ¿Es para una chica?

—Si—Taeil cerró sus manos en puño, listo para pelear por la carta.

—Escribe: seremos tragados por dos extraterrestres gigantes, pero no les gustan los perros, así que pequeño hado sobrevivirá —TaeYong le devolvió la carta.

—¡¿Qué?! —Taeil lo miró con cara de no entender nada.

—Pásame una hoja, Jae

TaeYong observó al chico al chico, que empezó a buscar entre su maleta, encontrándose con un pedazo de papel algo arrugado, de alguno de sus cuadernos. Se la entregó a TaeYong, quien tomó el bolígrafo que estaba sobre el cuaderno de DoYoung y empezó a escribir. Jae miró encima de su hombro, para intentar leer, pero él la cubrió con su mano.

—Mejor, entrégale esta

Le pasó el papel a Taeil, que no se veía demasiado convencido, pero lo aceptó.

—Lee —dijo DoYoung, y Jae sentía algo de emoción.

—L, porque eres linda, A, como asombrosa, U porque eres única y más personas deberían saberlo, R, ¿quién se puede resistir?, E, llena de energía, N, por el mismo nombre que descansa en mis labios día y noche, Lauren. La única rosa en mi jardín, el único sol en mi cielo, aunque yo sea aquel planeta que pasa desapercibido, pero que está totalmente atraído por la gravedad de tu brillante luz.

Taeil dejó de leer, Jae estaba con la boca abierta, sintiéndo que no podía volver a cerrarla.

—¿Y bien? —TaeYong miró al chico.

—¡De ahora en adelante vas a escribir todas mis cartas de amor!

Entonces el emocionado chico se puso en pie, con el papel en las manos, y salió del lugar.

—¿De qué se trata todo esto? —preguntó TaeYong.

—Corrió a dársela a Lauren, espero que no termine tirando la carta a un retrete en el camino, o que se equivoque de papel y le de la de unicornios y el pequeño hado —DoYoung tomo algo de aire.

—Haremos que le guste a Lauren, no se preocupen —TaeYong sonrió y miró a Jae.

Y el chico devolvió la vista a su plato vacío, porque sus mejillas estaban muy sonrojadas.

No Girls Allowed «JaeYong»Where stories live. Discover now