No Girls Allowed «JaeYong»

1. Su Realidad

Los cereales se ahogaron en la leche porque Jae no estaba como de ánimos para el desayuno.

DoYoung había llamado la tarde anterior, y propuso que cantaran un dúo, pero cuando intentaron hacerlo por Skype resultó siendo imposible dividir la canción de forma que su amigo cantara todas las palabras que contuvieran la letra "R".

—Cariño, ¿tal vez la Escuela De Artes no es la mejor idea? —la mamá de Jae se sentó en frente suyo, en la mesa de la cocina—. ¿Has considerado...?

—No —Jae tragó los cereales y siente que se está enojado—. ¡Quiefes que me de pof vencido! —levantó la voz.

—Claro que no. Pero ya lo hemos intentando por tantos años. Sé que tienes una voz bonita, pero no es muy posible que haya alguna oportunidad de que te conviertas en un cantante profesional, vamos a aceptar la realidad

Intentó ser el tipo de madre que se preocupa demasiado, pero causa más desgracias que bien.

—No. Todavía tengo espefanza —Jae sintió que su estómago se está rehusando a dejar los cereales entrar.

—Bien, vamos a decir que tienes tiempo hasta final de año, si el Dr. Bronson no ve ningún progreso, buscaremos otro plan —tomó un respiro.

Jae se quedó en silencio. ¿Qué debería decir?, que un milagro lo llevaría más cerca de su sueño, lo haría posible.

Para evadir la cara de su mamá, le dio una mirada a la pantalla del televisor detrás de ella, donde algún reportaje de noticias locales era emitido.

La superestrella juvenil, el rapero TY está causando problemas de nuevo, después del incidente de drogas de la semana pasada, se vio ahora envuelto en una pelea. El director de la compañía disquera dijo que estaban dándole una solución...

El reportero hablaba, y Jae no dejaba de sentir que la mañana no podría ir peor cuando vio un pequeño corte del último video de TY, seguido de fotos borrosas de la pelea en frente de un club.

—Permiten que niños como estos salgan en televisión, y consiguen tanta fama y dinero que se les sube a la cabeza, se enloquecen —la mujer se levantó de la silla—. De todas formas, ¿quién escucha ese tipo de música?, apuesto a que algunos rateros que crecieron en las calles.

Comenzó a expresar todo su odio por la música de TaeYong, mientras Jae permanecía allí, contemplando su tazón de cereales.

Esta era la peor mañana de todas.

Primavera llegó y era uno de los primeros días realmente agradables, pero después de la confrontación matutina con su mamá, Jae sentía sobre él unos tormentosos rayos invernales sin fin. El profesor de danza había cogido un resfriado y les dieron una hora libre, así que la mayoría de la clase terminó en el césped. La Escuela De Artes era masculina, pero también estaba este edificio de la escuela de chicas en la esquina, cruzando la calle, y desde el patio se podía ver su cancha.

—Está aquí —murmuró DoYoung, que destapaba sus sándwiches y trataba de mantener algunas migajas lejos de su libro.

Jae soltó una carcajada, mirando a la derecha para ver la reacción de Taeil, el chico se levantó, y comenzó a hacer movimientos raros con sus manos y piernas.

Taeil era el mejor cantante en toda la Escuela De Artes, un gran talento, alguien sobre quien ya unas cuantas empresas de grabación tenían un ojo encima, pero conociéndolo de primera mano, era la persona más ñoña y rara de la que Jae sabía.

Además, su innegable flechazo por la linda Lauren, la bailarina de la escuela de chicas era tan gracioso.

Jae y DoYoung eran fieles testigos de unos cuantos fracasos cuando Taeil intentaba impresionar a la chica, y fue casi atropellado por un bus, se dio un baño húmedo en el lago del parque, y la semana pasada, que estampó su cabeza contra la puerta de vidrio de un restaurante.

—¿Estás bailando? —Jae se burló, moviendo su cabeza unas pulgadas sobre la pierna de DoYoung, que él utilizaba como almohada, mientras estaba tumbado sobre el césped.

—¡Hola! —Taeil grito, e hizo una reverencia hacia la chica, pero Lauren lo ignoró y algunas de sus amigas se rieron.

—Tal vez simplemente deberías rendirte —susurró DoYoung.

Jae sintió una voltereta desagradable dentro de su estómago, había escuchado esas mismas palabras hoy.

—Jamás en un millón de años, estaré con ella y vamos a tener un perro llamado pequeña hada, y pasaremos nuestra luna de miel en las Maldivas.

Taeil se sentó de nuevo en el suelo y Jae rodaba de un lado a otro por causa de la risa.

—No le digas eso, por favor —DoYoung negó con la cabeza.

—Me voy a acercar, tal vez así me note —Taeil arregló su cabello, y caminó hasta la reja de la escuela.

—Es un caso perdido —murmuró DoYoung anres de volver a su libro.

—Me pfegunto qué pasafá esta vez.

Jae se sentó mirando a su gracioso amigo, quien se paró frente a la cerca e hizo algunos extraños movimientos de nuevo.

—Comienzo a sentir pena por el muchacho —DoYoung negó, de nuevo.

—Mamá dice que debefía buscafme otfo plan, otfo sueño

Jae vio como un grupo de chicas, incluyendo a Lauren, se alejaron del resto y caminaron hasta la cerca.

Cruzó sus dedos esperando que Taeil tuviera su oportunidad. Todos se merecen al menos una oportunidad con la persona que les gusta.

—Me dio tiempo hasta final de año —Jae agachó un poco su cabeza.

—No puede ponerte bajo tanta presión, no es saludable —DoYoung comenzó a acariciar la espalda de Jae para animarlo.

—Lo sé, lo peof de todo, es que tiene fazón —sintió un abismo abriéndose dentro de él.

—¿Quieres decir razón? —corrigió DoYoung.

—Sipe —Jae asintió.

Las chicas estaban por poco a llegar a la cerca, donde un hiperactivo Taeil las esperaba, y se reía nervioso.

—Ve, háblale —susurró Jae, y DoYoung observó en la misma dirección.

Taeil abrió su boca, pero antes de que pudiera formular una oración, una paloma bajó el vuelo, sobre su cabeza, y un pedazo de excremento golpeó su frente.

—¡Ah!

DoYoung cubrió su rostro con el libro, mientras un Taeil rojo de vergüenza se apresuraba hasta el edificio de la escuela, cubriendo su cara con sus manos.

—Te lo dije, es un caso perdido —susurró DoYoung.

—Como yo

Jae tomó una hebra de pasto, y jugó con ella, sintiendo que el destino no tenía piedad con aquellos que decidía odiar.