13. Desorden

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Jae le dijo a su madre que trabajaría en la obra de teatro con DoYoung hasta tarde y ella le dio tiempo hasta las 10 p.m. Era sábado, así que no había escuela y Jae sentía que enloquecería porque no iba a poder ver a TaeYong.

Así que gastó la mañana y las primeras horas de la tarde haciendo tareas, y viendo TV, hasta que DoYoung llegó a recogerlo, y él estaba extremadamente feliz por ver a su amigo y salir de la casa. Llevó su mochila y su suéter y salió corriendo de allí. DoYoung estaba un poco inquieto, odiaba las cosas ilegales, pero a pesar de todas sus quejas, llegaron hasta la estación de buses y tomaron uno que les servía.

—Es el área de negocios, la que está llena de rascacielos —dijo DoYoung cuando se sentaron en el atiborrado bus, esperando que lograra salir del tráfico rápido.

Una hora más tarde, Jae se encontró con un aviso en la calle y su nerviosismo crecía, especialmente, cuando se detuvieron frente a una mansión con una puerta de vidrio dorada.

—Supongo que la compañía paga todo ésto —susurró DoYoung.

Fue el primero en entrar al edificio, ambos se sintieron muy incómodos cuando se detuvieron en el escritorio de la recepción, donde un guardia de seguridad estaba sentado.

—Venimos a visitar TaeYong, somos amigos de su escuela —dijo DoYoung. El hombre parpadeó varias veces.

—¿Tenían una cita agendada? —preguntó.

—Si —Jae estaba ansioso.

Se recordó preguntarle su número de teléfono luego.

—¿Sus nombres? —preguntó el hombre desbloqueando una computadora.

—Jung JaeHyun —dijo su nombre completo, esperando que ayudara en algo.

—Ah —el hombre hizo un gesto extraño—. Eres tú, el amigo que puede visitar cuando quiera —rió al leer la descripción—. Piso 45, apartamento 6 —indicó luego, señalando el elevador.

DoYoung escondía una pequeña sonrisita, pero Jae lo empujó hasta los enormes elevadores, y tomaron uno de los que iba subiendo.

—Amigo que puede visitar cuando quiera, éso es gracioso —DoYoung rió, las orejas de Jae enrojecieron.

Pronto el elevador se detuvo y Jae pausó su ritmo, mientras DoYoung caminaba por los corredores, hasta encontrar la puerta de madera para el apartamento número seis, y tocó unas veces.

La cerradura fue abierta, TaeYong miró fuera, su cabello estaba desordenado, y él llevaba un suéter algo viejo y pantalones de pijama.

—¿Jae viene contigo? —preguntó a DoYoung, y luego sonrió al verlo a un lado—. Genial, entren. Estaba limpiando así que no se preocupen por el desastre —TaeYong abrió la puerta por completo, DoYoung entró, seguido de un tímido Jae.

Dejaron los zapatos en la sala, Jae notó, que todas las cosas allí estaban ordenadas por colores, incluso los blazers.

—Bienvenidos a mi palacio —TaeYong caminó hacia la sala de estar y los chicos le siguieron, Jae abrió su boca viendo un lugar enorme lleno con muebles modernos de color blanco, aunque lo más impresionante allí era la vista de la ciudad desde las paredes de cristal.

—Vaya —DoYoung caminó de un lado a otro.

—Es mi dormitorio, la compañía paga por el, así que no se impresionen mucho. Tal vez después de unos dos discos más seré capaz de aceptarlo —TaeYong miró alrededor, Jae detalló el orden allí. Todo estaba limpio hasta la perfección, y cada cosa tenía su propio sitio. Las figuritas y lapices en los estantes de libros estaban acomodadas en líneas rectas.

—¿Puedo lavafme las manos? —preguntó Jae.

—Claro, por aquí hay un baño —TaeYong se apresuró a un corredor y abrió una puerta—. Por algo, está hecho un desastre, sólo cierra tus ojos. Debiste haber llamado —miró a Jae, quien se detuvo entre él y la puerta.

—No tengo tu númefo —susurró.

—Pero claro —TaeYong rió—. Qué idiota. Dame tu celular —dijo, Jae sintió sus manos algo sudorosas al hacerlo.

Era diferente, estar con TaeYong en la escuela a estar con él en su departamento.

—Toma —TaeYong le devolvió el aparato—. Puedo cocinarles, ¿qué les gusta? —preguntó.

—Cualquief cosa —Jae se ruborizó de nuevo.

—Bien, ponte cómodo —TaeYong volvió a la sala de estar y Jae se sintió algo extraño.

Esperaba una bienvenida algo más... acogedora.

Negó con la cabeza, y entró en el espacioso baño. Habían todo tipo de sales, sprays, geles, shampoos y productos de limpieza en el lugar, todos ordenados en líneas rectas, de nuevo, y Jae se sintió sorprendido.

Lavó sus manos y tomó la toalla amarilla, del ramo de toallas arco iris ordenadas a un lado. La dobló, antes de ponerle de vuelta a su sitio.

DoYoung admiraba la vista, sentado en el largo sofá blanco, cuando Jae entró a la sala de estar.

—Es TOC —susurró Jae tomando un lugar al lado de su amigo.

—Ya lo noté —DoYoung miró alrededor—. ¿Por qué te pone triste?, es un ser humano. Tú no puedes pronunciar la R, él tiene misofobia, eso combina —DoYoung tomó su mano, Jae quiso salir corriendo.

¿Por qué había venido?

Intentó relajarse, mientras estaba sentado observando el sol ponerse con lentitud en la ciudad.

—Tengo hasta las 10 —susurró—. Entonces tengo que estaf en tu casa.

—No te preocupes —DoYoung, quien leía un libro en su teléfono alzó la vista.

Una puerta se abrió en algún lugar del departamento y ambos amigos vieron a TaeYong acercarse a ellos con dos tazas hondas y unos palillos.

—¿Puedes cocinar? —preguntó DoYoung.

—¿Te asusta? —TaeYong sonrió.

—Un poco, si —DoYoung se puso en pie—. Puedo ayudar.

—Siéntate —TaeYong lo obligó a sentarse—. Ustedes son mis invitados —corrió de vuelta a la cocina.

—Estoy preocupado. ¿Recuerdas cuando la mamá de Taeil estaba fuera y él nos cocinó?

Jae comenzó a sonreír.

—Pof poco quema toda la cocina, nunca había visto una cocina tan negfa

—Si es un poco mejor que Taeil en la cocina, sobreviviremos —murmuró DoYoung.

Jae sonrió para sí mismo, pero en ése momento TaeYong volvió con un bowl más grande lleno de bulgogi.

—Se ve bien —dijo DoYoung—, huele bien —tomó una porción más grande de vegetales y carne, y lo mezcló con arroz—. Y sabe muy bien —sonrió amplio.

Jae tomó la comida, mientras TaeYong se acomodaba en el suelo y comenzaba a comer en silencio, frente a ellos.

Jae probó el primer bocado y estaba sorprendido al descubrir que el chico que le gustaba sí que podía cocinar. Todas las cosas que había aprendido sobre él lo confundieron un poco, pero aún así decidió comer disfrutando el sabor.

Todo estaba en perfecto silencio, hasta que terminaron y DoYoung se ofreció a lavar los platos, y TaeYong accedió. Desaparecieron en la cocina, mientras Jae estaba solo en ésa gigantesca habitación con nada más que hacer sino mirar como las primeras luces de los edificios aparecían y cambiaban.

—Me iré ahora, llévalo faltando veinte para las diez —DoYoung agradeció a TaeYong y caminó hasta la puerta principal.

Jae estaba tan impactado con el suceso de eventos, que se quedó sentado en el sofá sin palabras. Estaba casi oscuro afuera y TaeYong encendió una pequeña lámpara dejando la habitación algo sombría, Jae tembló.

¿Sabía lo suficiente como para ser dejado solo con éste chico?

No Girls Allowed «JaeYong»Where stories live. Discover now