20. Escabullida y Besos

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—Supongo que tendré que quejarme con mis padres, estoy atascado con ustedes, perdedores, y ahora estoy haciendo oficios de cocina con Conejito —Yuta miró a DoYoung y Jae, mientras secaba los platos.

—Algún día vas a dejar de ser tan genial como te crees —dijo DoYoung—. La vida no se queda con nada nunca —tenía sus manos hundidas en las burbujas del lavaplatos.

Jae sólo los miró, estaba demasiado ocupado preparando algunos emparedados para la mañana siguiente.

—Jae, se útil y saca unos cinco sándwiches y cinco botellas de agua. Necesitamos algunas provisiones para más tarde —Yuta parpadeó.

—¿Qué? —Jae abrió su boca.

—¡No van a haber fiestas en nuestra casa! —dijo DoYoung, cruzando sus brazos.

—Eres tan ñoño que incluso una alfombra podría quedarse dormida a tu lado —Yuta simulo un bostezo—. Y esa es la razón por la que, mi querido Conejito, nunca vas a tener novia —se acercó y dio un golpecito en el hombro del chico.

La cara de DoYoung se volvió roja y Jae sonrió.

—Tuvo una novia en la escuela media —dijo, Yuta rió.

—Si, claffffffo que tuvo una novia, ¿era un peluche?, ¿o un hamster?

—Se llamaba YoNi —DoYoung se puso más rojo que su propio cabello.

—Lindo nombre para un perro —dijo Yuta, y un momento después, Jae se incorporó de un brinco por el crujido de vidrios rotos.

—Oh, insuperable —susurró Yuta, para horror de Jae, el siempre pacífico y racional DoYoung acababa de estrellar un plato contra el suelo.

—DoYoung, cariño, ¡no puedes hacer eso! —la maestra Hillary se apresuró a la cocina, Yuta lloraba de la risa.

—¡Pefo Yuta lo estaba molestando! —gritó Jae—. ¡Dijo que su ex novia efa un peffo! —estaba más que listo para defender a su amigo.

—Tienes una gran imaginación, Jaef —Yuta parpadeó, Jae también quería arrojar el sándwich que tenía en sus manos, justo a la cara del idiota frente a él.

—DoYoung, harás trabajo extra como castigo. Mañana a las seis vas a venir para ayudar al Señor Perry, el cocinero —la mujer acomodó sus gafas—. ¡Ahora limpias ésto! —ordenó, antes de girar hacia Yuta—. Voy a tenerte vigilado —murmuró pasando a los chicos, y la sonrisa de Yuta desapareció.

—Uva pasa —dijo a espaldas de la mujer, Jae en serio que quería darle un puño.

Estaba tan triste cuando DoYoung alcanzó un recogedor y comenzó a recoger los vidrios rotos. La atmósfera era pesada, y su amigo se fue a dormir temprano, de modo que Jae se pasó a la habitación de Taeil y Ten para hablar. Se sentó en la cama de Taeil y estaba abrazando al mayor, mientras escuchaban las canciones favoritas de Ten.

La puerta al lado de la habitación de ellos chirrió y Ten dio un salto. Corrió hasta la sala de estar, Jae alzó su cabeza detrás del hombro de Taeil.

—¡Wow!, ¡ustedes dos se ven bien!, ¿a dónde van? —Ten uso un tono fuerte.

—Fiesta. Los perdedores no están invitados —la voz de Yuta ponía a Jae enfermo.

—Vamos. Puedes venir y traer a Taeil —dijo TaeYong, el estómago de Jae se puso de cabeza—. Y Jae... —añadió mirando la habitación, notando que el chico también estaba allí.

—Oh vamos, no hay perdedores invitados —dijo Yuta.

—Son amigos —TaeYong lo miró de manera tan determinante, que Yuta no dijo nada más al respecto.

—Pero... entonces consigan ropa más decente —Yuta miró a los tres chicos.

—Cinco minutos —Ten caminó hasta el cuarto y buscó en todo su equipaje.

Jae caminó hasta su habitación, dio con su maleta a ciegas, tanteando con sus dedos, y tomó algo de ropa, entonces pasó al baño para cambiarse. Llevaba una camiseta negra de alguna banda de rock y jeans negros a par con una cazadora de cuero. Dio alguna mirada a su look, en el espejo, no estaba mal.

Salio del baño para encontrar a Taeil, quien se veía despampanante en una camiseta blanca y un suéter azul marino, y Ten todo de negro, en la sala de estar.

—Jae, te ves genial —Ten le dio dos pulgares arriba.

—Cállense y no despierten a Conejito o irá a decirle a los profesores —Yuta se enojó.

TaeYong se puso su suéter negro por la cabeza y abrió la puerta principal, mientras Jae tomaba su celular y algo de dinero, guardando todo en sus bolsillos, antes de encarar el gélido viento nocturno. Taeil cerró la puerta y tomó la llave adicional, dejando la sobrante encima de la mesa del café en la sala de estar, en caso de que DoYoung se despertara.

Los chicos se movieron silenciosos, y se escabulleron veloces entre las casas hasta el lago, y a un camino que lo rodeaba. Yuta dirigía el grupo, Jae caminaba detrás de Taeil y cerca a Ten, observaba la oscura figura de TaeYong a metros de él, y sentía dolor nacer en su estómago. Se suponía que éste sería su tiempo, y ahora difícilmente y se hablaban, todo por culpa de Yuta, a quien de repente Jae sentía ganas de empujar al lago. Pronto escucharon crujidos provenientes de los árboles, donde unas cuantas siluetas aparecieron de los arbustos: dos muy altas que debían ser Johnny y Hansol, Jae sintió escalofríos.

¿Con que pasaría más tiempo con sus personitas favoritas?

Así que se les unieron y caminaron por el bosque. Yuta y TaeYong hablaban en voz baja todo el camino, mientras Jae sentía su rabia en ebullición.

—Está en su época mala, se le pasará —susurró Taeil, Jae tembló.

Su amigo estaba en gran parte correcto, así que Jae le dio una sonrisa cálida.

Un chico se rió en voz alta y Jae pudo reconocer el tono histérico de la risa de Mark.

—¿Puede estaf aquí?, es demasiado pequeño —susurró.

—El niño es suficientemente maduro para cuidarse solo —respondió Taeil.

Jae tembló de nuevo. ¿En serio era así de maduro?

La caminata fue larga, pero pronto vieron luces originadas en alguna villa, y cruzaron una calle amplia. Bajaron pasando por tiendas cerradas con ventanas iluminadas, hasta chocarse con una casa de balcones en madera y música a todo volumen proveniente del interior. Yuta caminó hasta entrar, seguido de TaeYong, el resto se unió. Resultó ser una discoteca con un DJ, y una barra, un montón de gente joven que bailaba y caminaba por todas partes. Jae también notó parejas besuqueándose en los sofás, y su estómago se retorció.

Yuta y TaeYong se detuvieron en la barra y ordenaron cerveza y bebidas, mientras Johnny y Hansol corrían para tomar algunas botellas.

Jae observó a Taeil, quien le sonrió incómodo, y caminó hasta la barra también. Ten y su amigo también pidieron unas botellas de cerveza, Jae se conformó con agua, lo que hizo que Yuta y sus amigos le hicieran burlas de nuevo. Pronto, Yuta estaba en la pista de baile, Hansol estaba ocupado hablando con dos chicas, y Johnny bailaba apegado a otra. Incluso el pequeño Mark se encontró teniendo una conversación con una pequeña morena, que se reía de cada una de sus palabras, y Jae se tensó. Ten decidió mostrar algunos de sus movimientos cuando un grupo de chicas entró al lugar y Jae reconoció a las amigas de Lauren. Tail se irguió a su lado y prono Lauren estaba ya en medio del lugar, su cabello oscuro estaba peinado en ondas, su vestido rosado brillante la hacía ver fresca, y Taeil suspiró.

TaeYong estaba sentado al lado de la barra con rostro ensombrecido, sorbiendo de su cerveza, y Jae se sentía enfermo cada vez que le lanzaba. miradas a él. Así que giró hasta la pista de baile, donde Lauren corría derechito hasta Yuta y se besaban apasionadamente, lo que hizo que Taeil saltara del sofá y se fuera. De modo que Jae fue dejado solo en la esquina con su botella de agua.

Observó como Hansol tomaba a ambas chicas de la mano y salía afuera, como Johnny se acercaba al cuello de su pareja de baile, como Yuta y Lauren intentaban tragarse sus caras, como Mark le daba a la chica morena un pico en los labios y ella le rodeaba los hombros con sus brazos. De modo que Jae sintió su cabeza dar vueltas e implorar por algo de aire, y fue lo que hizo, moviéndose hasta uno de los balcones en la planta alta. 

No Girls Allowed «JaeYong»Where stories live. Discover now