No Girls Allowed «JaeYong»

29. Invitado en la Lluvia

De modo que TaeYong nunca jamás apareció en su propia fiesta y Jae terminó regresando a casa temprano, lugar en el que pasó el resto del verano volviéndose cada vez más miserable.

Ten trajó noticias sobre Yuta yéndose, dijo que el chico hizo una enorme fiesta de despedida, pero por supuesto que Jae y sus amigos no fueron invitados. Ten obtuvo algunas noticias de Mark también, y se enteró de que TaeYong estuvo en casa de Yuta esa tarde asía que Jae se puso incluso más sorprendido y triste. Pronto Yuta dejó el país, Jae se preguntó cómo sería el siguiente año. ¿Qué harían Johnny, Hansol y el resto del grupo sin su rey?

Faltaban dos días para que la escuela comenzara oficialmente y Jae estaba solo en casa porque sus padres habían salido de visita a la casa de sus amigos. Oscureció, pero él no se molestó en encender las luces en casa. La lluvia hacía su música contra las ventanas de la sala de estar, Jae sentía que la atmósfera encajaba con su humor. ¿TaeYong si quiera regresaría a la escuela?, ¿lo volvería a ver? No habían hablado por eso de un mes y Jae intentaba acostumbrarse al pensamiento de que todo había terminado.

Un golpe en la puerta principal hizo que toda la piel se le pusiera de punta. ¿Quién podría ir a visitarlo hoy? DoYoung habría llamado y lo mismo aplicaba para Taeil, de seguro se trataba del pequeño olvidadizo y siempre animado Ten. La persona golpeó de nuevo así que Jae gimoteó desde que tuvo que moverse del sofá hasta llegar a la puerta. Abrió y entonces su boca cayó al suelo por completo, porque de todos los invitados que pudo haber esperado, éste definitivamente no estaba en planes.

Había una chica congelada en el felpudo de la puerta, con la ropa empapada y el cabello oscuro y largo goteando, Jae tembló.

—Laufen —tartajeó su nombre, pero en vez de decir algo la chica sólo se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, sollozando en su pecho, Jae se puso rígido.

Ninguna chica lo había abrazado jamás, o llorado en su ropa, siendo sinceros, y él se sentía tan turbado.

Así que él sólo se quedó allí como una escultura y esperó hasta que Lauren se calmó y se apartó de él.

—Lo siento tanto, pero eres la única persona en la que pude pensar. Necesito hablar con alguien —intentó ahuyentar sus lágrimas.

—Oh, sigue —Jae abrió la puerta por completo y se apresuró a encender la luz.

—Ay no, puedes dejarla así, me veo horrible, todo mi maquillaje se volvió un desastre con la lluvia —susurró ella, de modo que el chico se quedó con su dedo índice sobre el interruptor.

—¿Necesitas una toalla? —preguntó Jae cuando ella se sentó sobre el suelo de la sala de estar a mitad de la tenue luz grisácea de la noche que se estaba colando por las ventanas.

—Sería de ayuda —dijo; Jae corrió hasta el baño, encontró una toalla seca que su madre utilizaba y regresó como un rayo.

Le entregó la toalla a la chica y ella empezó a secarse el cabello con esta, mientras Jae se sentaba a su lado sobre el suelo.

Se sentía extraño. Estaban solos en medio de la oscuridad, pero no él con TaeYong, sólo él y la chica de Yuta.

—Lo siento de nuevo, pero es sólo que no puedo soportarlo más, y tú eres el único que entiende —Lauren sonó su nariz con la toalla—. Se ha ido por cuatro días y no puedo encontrar ningún lugar en el que pueda estar. No importa si intento dormir, caminar o sentarme, ver películas, leer o bailar, no puedo soportar estar tan sola. Duele tanto que podría gritar el día y la noche entera —confesó. Jae podía sentirse identificado, sentía que la entendía por ese mes en el que no había tenido una sola palabra por parte de TaeYong.