No Girls Allowed «JaeYong»

12. Mío

—¿Algún problema, pequeño efe? —preguntó Yuta dándole una mirada.

Jae estaba tan sudoroso, que sintió ahogarse. Ignoró las miradas extrañas de Yuta y Lauren y se movió hasta la pared, en donde se sentó y se recostó contra TaeYong, tomando su brazo y dejando su cabeza en el hombro del chico.

Sintió el cuerpo de TaeYong tensarse, pero por el rabillo de sus ojos notó una sonrisa formarse en los labios del contrario.

—¿De qué se trata ésto? —preguntó Yuta.

—Déjalo —TaeYong no se había movido un milímetro y Jae sintió su estómago retorcerse otra vez. Taeil tenía razón.

—En verdad no sé qué te gusta de él —Yuta agitó su cabeza—. Se ve como un pequeño cerdito y todos los sonidos de F son simplemente ridículos

Pero TaeYong se mantuvo en silencio, y así mismo lo hizo Jae, quién se acercó incluso más y sintió alguna especie de felicidad abrumarlo.

—Ustedes están tan raros hoy, que mejor debería ir y echarle una mano al traidor —Yuta miró a Ten—. Ven —tomó la mano de Lauren y la forzó a ponerse en pie.

Caminaron hasta el grupo que pintaba y Jae se sintió aliviado, y asustado. ¿Le diría TaeYong que se fuera ahora que Yuta no podía oírlos? El silencio se hizo terriblemente incómodo y Jae sostuvo el brazo de TaeYong más fuerte.

—Fue un error —susurró el rapero. Jae sintió frías gotas caer por su espalda.

—No —negó.

—Lo siento. Fue algo muy estúpido —TaeYong volvió a hablar y la única reacción de Jae fue negar con la cabeza aún pegada a su hombro.

—Podemos seguir siendo amigos, ya sabes... —TaeYong lo miró

—No —Jae negó otra vez.

—¿No? —TaeYong soltó una carcajada—. ¿Entonces qué esperas que seamos?

—Tú... mío —sintió que sus mejillas ardían cuando escondió su rostro en el suéter del rapero.

Y TaeYong se rió incluso más fuerte. Su mano terminó sobre la rodilla de Jae y le acaricio con cariño.

—Supongo que he sido tuyo desde el inicio —TaeYong murmuró casi en silencio, haciendo a Jae explotar en alegría.

Sonrió para si mismo, y se acercó al chico que le gustaba muchísimo más. Se quedaron en silencio, Jae juraría que podría mantenerse así por siempre.

—¿Qué harás ésta tarde? —los ojos de TaeYong lo cohibían un poco, parecían llevar fuego.

—Tengo que quedafme en casa, ya he causado demasiados pfoblemas últimamente —Jae se puso morado.

—¿Mañana? —TaeYong se detuvo en la puerta principal de la escuela.

—Tal vez —Jae empezó a sentirse nervioso.

—Mi dirección —TaeYong sonrió poniendo un pequeño pedazo de papel en sus manos—. Si quieres puedes traer a Conejito o al Señor Hado.

—Jae, ¡¿qué haces?!, ¡estoy esperándote!

Por poco y Jae deja caer el papel a escuchar la voz de su madre.

—¿Y quién es éste? —la mujer observó a TaeYong al llegar a un lado de su hijo.

—Mi amigo —Jae evitó su mirada.

—¡Vamos! —su mamá estaba impaciente, así que Jae hizo una pequeña venia a TaeYong antes de seguirla bajar las escaleras para alcanzar el estacionamiento.

—He visto a ése chico en algún lado —giró y Jae caminó más rápido.

Cuando se subieron al carro, Jae tomó el asiento de copiloto y ajustó su cinturón de seguridad. Su madre dio reversa, saliendo del lugar, y Jae buscó entre todas las estaciones de radio, cruzándose casualmente con "Vivo". La noche en el club se volvió tan vívida, el baile en la oscuridad, aquél beso. Jae tragó en seco.

—Espera, ¿no es ése rapero criminal que hace horas sociales en tu escuela? —su madre le dio una de esas miradas y Jae siente su sonrisa desvanecer.

—¿Quién? —preguntó.

—No te hagas el tonto. Fui uno de los padres que votó en contra de dejarlo entrar a la escuela, pero la compañía de discos pagó tanto, que el director se vendió... ¡Y estás disfrutando ésta música! —su madre apagó el radio—. Debería darte vergüenza. Tu abuela tocaba el violín en la orquesta de la ciudad, tu padre trabaja en una empresa multinacional. ¡No eres alguna clase de ratero que creció en las calles como para que escuches ésto! —gritó, Jae en serio creía que era capaz de abrir la puerta del auto y saltar fuera, aunque el carro siguiera en movimiento—. ¡Tienes prohibido hablarle! —bufó—. ¡¿Me estás escuchando?!

Jae observó fuera de la ventana.

—¡Es la influencia de ése niño! Estás llegando tarde a casa, no respondes mis llamadas. ¡Te sientes como un adulto de la nada!, ¡¿Quién te ayudará en la vida?!, ¡¿tus amigos, o nosotros, que somos tus padres?! No puedes hacer nada, sólo cantar, ¡y ni siquiera éso porque no eres capaz de pronunciar bien! ¿Si tu padre no te consiguiera un puesto en la compañía, dónde crees que acabarías? ¡En la calle!, ¡¿En dónde estarán tus amigos entonces?!, ¡No vamos a vivir para siempre...!

Y así continuó, el camino entero hasta llegar a casa. Y cada palabra dicha cortaba profundamente bajo su piel, dejando heridas sangrantes, que tomarían años en sanar.

En casa había mucho silencio, solamente se escuchaba el sonido de la televisión escaleras abajo desde la habitación de Jae, en donde él estaba recostado en la cama y se sentía suficientemente débil como para no volver a ponerse de pie jamás. Odiaba a sus padres, y se odiaba él mismo.

" Llora en las noches,

mi madre está sobria, pero su rostro real se mantiene aquí,

golpea la puerta principal... "

Cómo era posible, que él recordara cada una de las palabras en la canción de TaeYong, cuando sólo la había escuchado una vez.

De pronto Jae se puso en pie, caminó hasta el teclado y encontró los acordes adecuados, pulsó cada tecla, después de conectar el instrumento al programa de música guardado en su computadora. Trabajó por horas, hasta que una linda pista sonaba en los auriculares, entonces, tomó el pequeño micrófono y la computadora, se movió al baño cerrando la puerta tras de sí. La acústica era mucho mejor allí y Jae sentía que era el lugar correcto si quería pasar desapercibido.

Su corazón latía con fuerza, cuando la música comenzó y él cantaba al micrófono. Grabó el coro un montón de veces, hasta que sus ojos se cansaron, al punto de temblar por mirar tanto la pantalla. Sin embargo, el chico estaba satisfecho con el resultado.

*moving forward with author senpai *

Traductora fuera.