dieciocho

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CHRISTOPHER

Entré a un cubículo, junto a TN, le puse la traba o más bien el “seguro”.

— Sólo ten cuidado, por favor...— susurró en mi oído

La tomé de las caderas y la levanté del suelo. Acerqué mi rostro al suyo, mordí su labio inferior y luego la besé, me encantaban sus labios, los superiores eran un poco finos, los inferiores eran más gruesos, de un color carmesí, y su sabor, su sabor es exquisito.

Sin quitar la chaqueta que llevaba, mi mano subió debajo de su polera, hasta sus senos. Mi otra mano entró y busqué el sujetador. Al encontrarlo lo desabroché y comencé a masajear y estirar sus pezones, me volvía loco.

Apoyé toda mi erección en su feminidad, gimió. Mis besos bajaron a su cuello. Apretó mi espalda y me atrajo más hacia ella.

— ¿Me harías el amor otra vez? — preguntó agitada

Nuevamente, la tomé de las caderas y chocamos contra la otra pared. Bajé mi pantalón. TN se bajó de mí y, oh, mierda, no se atrevería. Masajeaba el bulto encima del bóxer. Gemí. La tome de la cintura. Mis manos entraron por el pantalón de TN, pasando mis dedos por su feminidad. Gimió aún más fuerte. Por suerte, es de la mañana y la mayoría de veces todas las mujeres son las que van al baño a la mañana. Para calmar todo el ruido que provocaba, la besé. Bajé por completo sus jeans junto a las bragas, y yo bajé mi bóxer.

Entré lentamente en ella, en estos momentos ella estaba débil, con el bebé, más esos malditos cortes en caso todo su cuerpo.

Relamí mis labios, queriendo volver a probar el sabor de los labios de TN. La besé. Me estaba descontrolando, la besaba desesperado, presionándolos muy fuerte que TN comenzó a alejarme.

— Christopher cálmate...— susurró

La penetré fuerte, pero lento, gimió aún más fuerte, escuché un ruido proveniente a la puerta del baño y la besé, para que no provocara ningún gemido. Luego le tapé la boca.

— Miami me lo confirmó — la voz era conocida, TN frunció el ceño — y se formó la gozadera...— era Zabdiel — La cosa está bien dura la cosa está divina, oh, ¿era así? — escuché como se subio el pantalón

— Diablos — susurró TN. Seguía penetrándola, pero más lento, y por suerte, no provocaba tanto ruido, solo eran pequeños gemidos o suspiros.

Dejé algunos chupones en su cuello. Acaricié su espalda y abroché el sujetador. Apreté sus pechos encima de la polera, pensé que me golpearía, pero sonrió y me besó.

Me volví a subir los bóxers y mis jeans. TN se los trató de subir, pero se lo impedí. Uno de mis dedos acarició su feminidad y gimió, logré callarla con un simple beso. Ingresé uno de mis dedos a su sexo, luego metí dos, por último, cuando entré el tercer dedo, gimió tan alto, que Zabdiel había dejado de cantar.

TN se subió sus jeans. Me empujó contra la pared y me besó, introduciendo su lengua. Sus manos tocaron todo mi torso y fueron bajando. Se notaba mi bulto. Me miró y sonrió. Ella sabía que me ponía muy excitado. Nuevamente masajeó mi bulto, mientras me besaba, para que ahora yo no suelte un gemido. Entró a mi pantalon, y luego a mis bóxers.

— No me hagas correr aquí...— susurré

— ¿Tienes mucho? — preguntó — Si no tienes mucho, no tengo problema en tomarlo — ríe levemente. Escuché el ruido de la puerta del baño cerrarse, Zabdiel se había ido.

— Siento que explotaré, así que no te recomiendo que... Joder — susurré. Comenzó a masturbarme, lo hacía tan lento, que no evitaría correrme aquí, o soltar un gran gemido de mi parte. Ahora lo hizo más rápido, esta vez, interrumpió gran parte de mis gemidos con feroces besos. Mi mano, tenía que hacer algo, no tenía que estar controlado. Ahora yo tomaré el control. Volví a meter mi mano en su pantalón. Caminé hacia delante y ella chocó con la pared. Moví sus bragas con mis dedos y, sentí como si le hiciera el amor, sólo con tres putos dedos. Suspiré. Quité su mano, ya que se había estremecido al sentir cómo mis manos acariciaban su sexo.

300 NOCHES | Christopher Vélez y tú | HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora