Lucía.
Anneliese me agradaba, parecía una buena persona. Me había puesto una excelente calificación en mi ensayo, seguida de una pequeña nota que decía: "Tienes talento, reproduce tus conocimientos. ¡Tienes mucho que mostrar!" bajo la misma. La mayoría de mis compañeros no habían obtenido buenos resultados. Pocos consiguieron notas sobresalientes y un gran número de ellos, no lograron aprobar.
Ella era exigente, eso no era un problema para mí, pero evidentemente sí lo era para el resto de la clase. Por lo poco que había podido notar, era una persona reservada, no mantenía relaciones cercanas con los alumnos, pero eso no significaba que fuera fría o amargada.
Solía saludar a todos con una sonrisa, era su manera de mostrar empatía. Se veía bien cuando hacía eso, tenía un aura tranquila y amigable.—Espero obtener mejores resultados en la clase de matemáticas—mencionó mi amigo Damián, que se encontraba mirando con resignación la nota de su trabajo.
—No te fue tan mal.
—No, pero tampoco me fue bien Lucy.
—Este no es tu fuerte, así como el mío no son los números—dije para animarlo.
Él sabía que yo tenía razón. Jamás fui buena para las matemáticas, siempre fueron un dolor de cabeza para mí. Pero él tenía una habilidad increíble para ello, era como una calculadora humana.
Damián sonrió.
—Yo no soy buena para ninguna de las dos asignaturas—expresó Amelia con tristeza, acercándose para unirse a la conversación.
—No eres buena para ninguna materia—dijo él con tono burlón.
—¡Aquí no aprecian mis habilidades!—se defendió Ami.
—¿Cuáles habilidades?—pregunté yo, usando un tono sarcástico.
Ella me dio un pequeño golpe en el brazo y los tres reímos. Amelia era una chica extremadamente ocurrente y divertida, pero el amor por el estudio no hacía parte de sus encantos.
...
La siguiente clase era de geografía. Nos encontrábamos entrando al aula, era desalentador saber que debíamos aguantar dos horas de tortuosas explicaciones. La maestra era una mujer de unos 45 años de edad, pero pese a no ser tan mayor, su genio era fuerte y su estilo de enseñanza, anticuado. Cuando entramos al lugar, la profesora miró a Amelia detenidamente, la siguió con los ojos hasta que mi amiga tomó asiento. Todos sabíamos la razón de su actitud, pero preferíamos no comentarlo, ella aún seguía traumada con el incidente de su cabello. La clase inició y junto con ella mis deseos de dormir.
Me dediqué a observar por la ventana, aprovechando que mi puesto se encontraba cerca de ella. Trataba de no perder el hilo de la explicación, pero la charla era increíblemente aburrida. La vista daba precisamente al jardín donde había visto por primera vez a Anneliese, me pregunté por un segundo si tendría verdadero talento para la fotografía, desee por un instante poder apreciar las imágenes que contenía su cámara.
—¿Estará impartiendo clases en este momento?—me pregunté en voz baja.
Acerqué mi mano derecha a mi boca y con cuidado de no ser descubierta exclamé:
—Anneliese Castillo.
Abrí la cubierta del reloj. Efectivamente se encontraba en un salón, hablando con emoción a sus alumnos. Sonreí al verla. Era gratificante ver como apreciaba su profesión, la disfrutaba notablemente. Cerré el reloj y seguí observando por la ventana, ignorando la clase de geografía.
...
—¿Cómo es posible que las horas pasen tan lento?—preguntó Amelia estresada cuando la clase por fin concluyó.
—Lo sé, es irritante.
—¿Segura que no puedes controlar también el tiempo? Nos harías un gran favor a todos... —dijo mi amiga.
—Ojalá Ami, pero no puedo hacerlo.
—Ven, acompáñame a buscar a Damián. Necesito hablar seriamente con ustedes dos—dijo mi amiga, cambiando el tema.
—¿Ahora que sucede?—pregunté con intriga.
—Sólo espera.
Caminamos juntas por los pasillos en busca del salón de nuestro mejor amigo. Él tenía clase de matemáticas en ese momento, mientras nosotras recibíamos geografía. Cuando llegamos Amelia nos obligó a ir a un lugar más discreto.
—Me estás asustando Ami—dijo Damián cuando por fin ella consideró que podíamos parar de caminar. Llevábamos un buen rato recorriendo el colegio en busca del lugar "perfecto" para charlar.
—También a mí, ¿que pasa?—comenté.
—Necesito que me ayuden con algo—dijo Amelia en voz muy baja.
—¿Por qué susurras?—pregunté confundida.
—Es un plan secreto, no quiero que nadie nos escuche.
Miré alrededor, ella nos había llevado hasta el rincón más apartado del colegio. Era imposible que alguien nos escuchara en ese lugar, pero Ami prefería ser prevenida.
—Eres una dramática—comentó Damián con burla.
Mi amiga decidió ignorarlo, era un momento muy serio o por lo menos, eso afirmaba ella.
—Quiero que me ayuden a vengarme de un maestro—soltó de repente.
—¡Estás loca!—exclamé yo.
—¡Vamos Lucy, va a ser divertido!—dijo ella.
—No cuentes conmigo Amelia, tus planes siempre terminan mal—dijo Damián, probablemente recordando todos los acontecimientos que ella nos hacía vivir con sus ocurrencias.
—¡Cobarde!—le gritó ella en la cara, siendo consciente del enojo que esto provocaba en él.
—¡Ya chicos!—exclamé yo, evitando que empezaran a discutir—explícanos tu plan y tal vez consideremos ayudarte un poco.
Damián me miró desafiante.
—Es simple amigos. La persona en cuestión continuamente utiliza su carro para venir—explicó Amelia.
Mi amigo y yo nos miramos confundidos. Ella siempre esperaba que lográramos entender a lo que se refería, aún cuando no explicaba abiertamente sus locuras.
—¿y?—pregunté, esperando que ella soltara más detalles de su malévolo plan.
—¿No es obvio Lucy?—dijo ella—dibujemos en su auto un bonito graffiti—concluyó con una sonrisa de maldad.
Me quedé pasmada al escuchar esas palabras. Amelia era impulsiva, pero eso sobrepasaba incluso sus propios límites. Estaba a punto de negarme cuando Damián me interrumpió.
—Yo te apoyo—dijo.
—¿Enserio?—preguntamos nosotras al unísono.
—Hace un momento dijiste que no te involucrara en mis planes—recordó Ami.
—Va a ser divertido ¿no?—exclamó él.
Yo sabía la razón de su repentino cambio. Odiaba demasiado que lo llamaran cobarde, hasta el punto de hacer todo lo posible para demostrar lo contrario.
Esta situación ya no tenía remedio, con el apoyo de Damián ella se atrevería a todo. No tuve opción más que apoyarlos.
—Hagámoslo—dije bajando la cabeza...
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Love Time ©
Romance"El amor aparece cuando menos lo esperas" solo suponía una frase vana para Lucía, de aquellas que suenan bien al decirlas, pero tienen poca cabida en la realidad. Jamás se habría molestado en buscarle algún tipo de lógica a esas palabras, hasta que...