Día Diecinueve

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Toronto-Canadá 14 de febrero de 2016

¿Saben qué es peor que tener que pasar San Valentín sin pareja? Es tener que pasar San Valentín un lunes dónde lo único amoroso que harás es el desayuno.

Bajé de mi habitación, pero nadie estaba abajo, Amy y Stella fueron al spa, según ellas celebrarán este día dándose amor propio.

Tomé el cuchillo colgado junto a la cocina y empecé a picar todo para hacerme el desayuno.

Terminé de comer justo a tiempo para vestirme e irme. Cuando salí había una nota colgada en la puerta.

«Sara y yo iremos a visitar a tus abuelos, volvemos en dos días.
- Mamá»

Perfecto, cada vez que trataba de hablar con mamá sobre lo que está pasando ella simplemente desaparecía.

Llegué a la preparatoria y lo primero que ví fue a Stella, no lucía como si hubiese ido al spa.

— No te ofendas prima, pero no te ves muy bien. ¿Qué tal es spa? —Stella se encogió de hombros.

— En realidad fuimos a comer pizza. Por cierto, ¿Dónde está Michael? No lo he visto.

— Dijo que se iría a visitar a sus abuelos, al igual que nuestras madres.

— También leí la nota. ¿Entramos? Me toca matemáticas.

— A mí igual. —reímos.

Tomamos asiento mientras la maestra tomaba la asistencia, en eso alguien tocó la puerta, al abrirla todos dirigieron la vista a la secretaria parada en la puerta quien le susurró algo a la maestra en el oído.

Ambas, la secretaria y la maestra dirigieron su vista a mí.

—¿Emily? Te necesitan en rectorado. —todos los chicos de salón murmuraron algo que no logré escuchar.

Salí del salón y seguí a Rose, la secretaria, ella me guío hasta la oficina del rector.

— Pasa, te están esperando. —¿Esperando? ¿Quiénes?

Aquella pregunta se respondió sola una vez que crucé la puerta, dentro de la gran oficina había dos hombres; el rector y un oficial de policía.

— Hola Emily —extendió su mano, la cual estreché—. Soy el oficial Maght, estoy a cargo del caso que implica a una de tus compañeras, Bonnie. —tan sólo escuchar su nombre me revolvió el estómago.

— El oficial tiene unas cuantas preguntas para tí, así que si no te importa...

— Soy menor de edad —dije al instante, ambos me miraron extrañados—. Quiero decir que... ¿No se supone que mi representante legal debe estar presente?

— No es un interrogatorio, sólo tratamos de encontrar a Bonnie, su madre dijo que tu prima y tú novio fueron los últimos en verla, ¿No es así? —si las miradas matan yo ya hubiera muerto a manos de el oficial Maght.

— En tal caso, debería preguntarle a ellos. No a mí. —me sentí como una traidora luego de decir eso.

— Lo haremos. Sin embargo... —sacó una hoja de su portafolio negro— rastreamos las llamadas realizadas realizadas desde el teléfono de Bonnie en estos últimos cuatro días.

—¿Y? —no sabía que tenía que ver eso conmigo.

— Tu número encabeza la lista de llamadas. —eso sí que no me lo esperaba.

— Eso es imposible, perdí mi celular como hace cinco días cuando un auto casi me atropella —sentí el juicio en sus miradas—. Lo cual fue un accidente. Ahora utilizo un celular que mamá me obsequió hace poco.—dije antes de que preguntaran más.

—¿Estás segura de que no lo tienes contigo? —él empezaba a irritarme.

— Claro que sí... Espere, ¿Usted piensa que tengo algo que ver con la desaparición de Bonnie? —tomé su silencio como un sí.

— No tengo la intención de ofenderte, sólo quiero...

— Encontrar a Bonnie, ya lo sé.

— Entonces supongo que no habrá problema su revisar sus cosas, ni su casillero. —hay algo en él que no me gusta.

—¿Por qué mi casillero en específico? —ví diversión en su rostro— ¿Quién lo envió? ¿Para quién trabaja?

—¡Emily! —el rector golpeó su mesa.

Rodé los ojos. —Claro que puede inculcar en mis objetos privados sin ningún tipo de vergüenza, digo, es alguna súper normal, ¿No?

Nadie dijo nada más, sólo salimos en silencio hasta mí casillero.

Puse la combinación de mi candado y le abrí paso para que revisara, pero algo estaba mal con él, es como si supiera donde exactamente buscar, tenía un muy mal presagio. Me arrepentí de lo que estaba haciendo.

— Oiga, creo que no es buena idea ésto... —quise detenerlo, pero la risa del oficial Maght me interrumpió.

—¿Ésto es tuyo? —era mi celular el que agitaba frente a mí.

— Yo...no sé de dónde salió eso...

— Sí, claro —genial, ahora era yo la mentirosa—. Llevaré ésto como evidencia —metió mi viejo celular en una bolsa plástica—. Hasta pronto Emily, estoy seguro de que nos volveremos a ver.

El oficial dió la vuelta para luego irse dejándome ahí, sin saber por qué razón todo estaba tan planificado para hacerme ver mal. ¿Es ésto lo que Roger quiere? ¿Destruirme al hacerle pensar a los demás que soy una criminal?

Esperé en la cafetería a que todos salieran de clases, en especial Stella y Chloe, cuando las ví las tomé por los brazos a ambas y las llevé hasta un lugar donde no nos escuchara nadie, las escaleras junto a la cancha de básquetbol.

—¿Qué sucede? —se quejaron ambas.

— Roger planificó todo para hacerme quedar como una criminal —en sus caras ví que no entendían un carajo—. Un oficial vino y dijo que quería revisar mi casillero, entonces de repente encontró mi antiguo celular.

—¿El que habías perdido? —asentí.

— Ahora soy la principal sospechosa de haber secuestrado a Bonnie. —mi desesperación era notoria.

— Oye oye oye —Chloe colocó sus manos en mis hombros—. Todo estará bien, iré por una pastilla para que te calmes.

— Y yo por el auto para ir a casa. Te sacaremos de aquí, ¿Ok? —sonreí.

— Gracias chicas, no sé que haría sin ustedes. —las ví alejarse.

Tenía la garganta seca, así que decidí comprar una botella de agua.

Cuando iba a pedir una alguien tropezó conmigo dejado caer un poco de soda en mi blusa, gracias al cielo casi nadie lo notó.

— Lo lamento tanto, suelo ser muy torpe. —reconocí esa voz.

Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos verdes intensos.

— Justin. —mascullé.

Él sólo sonrió cínicamente mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo, podría jurar que esa cosa tiene una mancha roja.

Intentó limpiar mi blusa sucia con el pañuelo, pero me retiré antes de que siquiera me tocara.

—¿Qué demonios quieres? —se acercó a mí y colocó un mechón de cabello tras mi oreja.

— Ay cariño, ésto apenas e inicia. —volvió a sonreír.

Justin puso es pañuelo de vuelta a su bolsillo, y mientras se alejaba mi piel aún ardía debido a su tacto.

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¡Hola preciosos! ¿Me extrañaron? Yo sé que sí 😏 Lamento la tardanza. He estado algo ocupada y debido a mi examen desinstalé Wattpad de mi celular ya que necesitaba espacio para guardar algunos archivos. Para aquellos que invadieron mi buzón preguntado qué tal me fue... Pues debo admitir que muy bien, ¡Fuí la mejor puntuada de mi salón! GRACIAS POR ESOS HERMOSOS DESEOS ❤
Nos leemos luego, y no olviden, Roger los observa 😏

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