Dia Veintiuno

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Toronto-Canadá 16 de febrero de 2016.

Era algo más de las 6 a.m, no sabía qué había pasado con las personas que se encontraban dentro de la casa a la hora del incendio, lo único que sabía era que no quería saber nada, no iba a soportar la verdad, así que ayer, al ver el auto de Michael acercarse al lugar salí corriendo sin rumbo, necesitaba tiempo, necesitaba organizarme, porque si no lo hacía iba a enloquecer en cualquier momento.

Estaba recostada en el césped cerca de donde encontré el cuerpo de Bonnie, observaba el cielo mientras las nubes se movían lentamente, todo lucía tan tranquilo en ese momento, no había Roger, no había dilemas con novios o amienemigas, no había muertos o heridos, pero ésta ya no era mi vida, ésto ya no es lo que era hace un mes, ¿Cómo alguien puede destruir tu mundo en tan poco tiempo? ¿Qué pasó conmigo? ¿Qué han hecho de mí?

Era algo egoísta estar ahí recostada, apuesto que todos están preocupados por todo lo que ha pasado, quizá era hora de volver, quizá y nadie resultó herido.

Me puse de pie, entonces esos estúpìdos aspersores se encendieron y me empaparon toda. 

Hice un par de ejercicios de respiración, si iba a ir a aquel lugar debía estar bien.

Empecé a caminar, ayer al salir corriendo el camino no se me hizo tan lejos, pero ahora no tenía energía ni ánimos para nada. Cada paso que daba me costaba más que el anterior, mientras más me acercaba más personas regresaban a verme, toda yo era un desastre, estaba sucia, mojada y despeinada.

El ruido de mi celular sonando hizo que me detuviera, apenas y recordaba que lo tenía en mi cintura luego de que el oficial me lo entregara fuera de la estación de policía. Abrí el mensaje, era de un número desconocido, creo que es obvio quien es el remitente.

«Ahora no tienes nada, dime ¿Qué se siente haber perdido todo? Yo sé lo que se siente, yo lo perdí todo, tú me quitaste todo, es hora de que sufras, es hora de que estemos a mano.
Pero adivina qué, tienes otra opción, y a menos de que quieras que tus amigos sean los próximos te aconsejo que obedezcas. Vete Emily, escóndete hasta que se cumplan los treinta días, luego tú y yo arreglaremos las cosas. Total, dudo que ellos quieran volverte a ver luego de lo que pasó, tú tienes la culpa de todas esas muertes.
- R»  

Quería pensar que no era así, que yo no tenía la culpa de lo que pasó, pero de cierto modo sí lo era, yo involucré a todos en ésto, yo tenía la culpa.

Todo el camino el único pensamiento que me acompañaba era ése, el que me decía que yo era la culpable, pero, ¿Qué hice? ¿Qué barbaridad tuve que cometer para recibir tanto odio?

Cuando llegué a casa todo era diferente, lo que había sido mi hogar por 18 horas ahora sólo era un lugar sin vida y destruído.

Ví a Chloe de pie observando la casa, apenas me vió corrió hacia mí, me abrazó como nunca lo había hecho.

—¡Me tenías preocupada, estúpida! —se apartó de mí— ¿Dónde estabas? —me encogí de hombros.

— Sólo corrí hasta que no pude más —ella me miraba como se mira a un cachorro empapado—, Chloe... —mi voz se quebró— no puedo... No puedo más...

Ella volvió a abrazarme, necesitaba eso. Lloré tanto que no fui conciente del tiempo.

— Sshh, lo sé, lo sé. —decía ella mientras acariciaba mi cabello.

—¿Dónde están Stella y Michael? —dije una vez pude estabilizarme.

— Fueron con los policías, en un momento vuelven. Ayer pasamos en casa de Michael y averiguamos un par de cosas.

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