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Una descarga de nuevo vomito se almacenaba en aquel traste de aluminio especial que Harry había colocado al lado de Jay para cuando quisiera hacerlo.

Él, que no estaba lejos de ella, se encaminó enseguida tomándola de el pecho y vientre, sosteniéndola con cuidado y sobándole la espalda.

Jay sentía los ojos llorosos, el sabor amargo que parecía nunca abandonar su boca a pesar de los dulces de menta que Phoebe y Daisy le daban.

Suspiró cuando vio que hubo acabado, acostándola de nuevo mientras veía que todo estuviera en orden.

- Te sientes mejor?- Jay asintió levemente antes de volver a cerrar los ojos y dormir.

El rizado suspiró algo cansado; había pasado ya un mes desde que a Jay se le detectó leucemia y él había estado en su mayoría de tiempo cuidándola.

Y a Lottie, y a Felicite. Y a Daisy y Phoebe. Y a Ernest y Doris.

Y a Louis.

Louis que hacía lo posible por no quebrarse frente a él, aunque era fácil darse cuenta de su estado deprimente.

Intentaba animarlo, y lo ayudaba con todo lo que fuera posible.

Niall lo iba a ver cuantas veces podía pues casi no salía de esa casa a menos que fuera para hacer compras, ver algo de las escuelas de sus niñas, o llevarle el almuerzo de vez en cuando a Louis.

Como en esa ocasión.

Bajó a la primera planta ya habiendo limpiado la habitación de Jay y colocarle un recipiente limpio para por si las nauseas volvían.

Rachel estaba atendiendo a Ernest y Doris.

Escuchó la puerta abrirse, siendo Lottie y Felicite quienes habían llegado.

Las saludó con un beso y así ambas abrazaron a sus hermanitos jugando con ellos un rato. Sonrió.

- El almuerzo de Louis?

- Empacado, Harry.- Asintió Rachel.

- Bien. Cuida a Jay. Ya vuelvo.- Ella asintió y así él se dirigió al porche donde encendió el auto y se encaminó a la empresa Tomlinson.

Vio la hora exacta, y supuso que Mark ya estaba ahí, como habían quedado.

Mark que seguía amando a su amada ex esposa y que al enterarse de su enfermedad quedo devastado. Mark que se ofrecía a llevarse a los niños todo el fin de semana para que Jay pudiera descansar aún más y Harry no quedara exhausto con todos sus cuidados.

Ese gran hombre.

Estacionó en el preferencial de la empresa bajando consigo una bolsa que contenía la comida del castaño.

Subió al ascensor que lo dejó en el piso correspondiente, viendo salir de la oficina de Louis a Danielle.

- Otra vez tu?- Alzó una ceja viéndole fijo. Harry rodó los ojos.

- Le traigo el almuerzo a Louis. Así lo ha pedido él.- Expresa calmado. A falta de sueño era capaz de ser un total grosero.

Pero su madre le había educado bien. No podía permitirse ser un contestón con una mujer.

- Esta con su padre. No puedes interrumpir. Tendrás que esperar...- Susurró la castaña. El rizado suspiró mientras miraba a ver a Raquel, la secretaria de Louis.

- Hola Raquel. Que nadie nos moleste, por favor.- Ella asintió mientras pasaba de largo a Danielle.- Hasta luego, querida.- Despidiéndose así.

Ella abrió los ojos con sorpresa siendo lo último que viera sea la puerta cerrarse en frente suyo.

Los Tomlinson "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora