#18

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La habitación se iba llenando poco a poco de leves jadeos y escapados gemidos junto a respiraciones acompasadas, con las manos del mayor en el cuerpo moldeado por Dioses del rizado, en esa delicada cadera, su cintura. Su piel de porcelana, tan suave.

Y se encargaba de presionar con sus dedos lo más fuerte posible sin lastimarle, por qué a él le encantaba las marcas que en el cuerpo de Harry quedaban, y cómo este no parecía poner resistencia de ellas pues sabía a quién le pertenecía.

Era suyo.

Y los besos arrebatadores que apenas le daban tiempo de respirar, y las mordidas a sus labios, y como Louis se amoldaba perfecto entre sus piernas, haciéndose su lugar como el dueño de estas, soltando un gemido largo cuando el castaño se restregó contra él y se alzó imponente viéndole desde arriba.

Abrió los ojos mirando con vehemencia aquella postura, pensando encontrar la lujuria en su azulada mirada, pero mucho se sorprendió cuando en vez de ello, halló un leve miedo e intensa necesidad. Sus manos seguían en su cintura presionando de más, y su pelvis hacia leves movimientos certeros permitiendo que con aquel leve contacto, sus partes se alzarán.

Jadeó cuando sus manos, sin dejar un momento de verle fijo, bajaron hasta el borde de su parte baja del pijama, arrebatándosela con todo y ropa interior, rozando con su pelvis, con un suave y genuino contacto.

Luego subió sus manos hasta quitarle la parte de arriba del pijama, dejándolo a su merced.

Harry seguía esperando su descontrol, como todas y cada una de esas veces que lo tentaba con juegos sexuales y al final prefería irse a bajar su propia erección al baño. Muy pocas veces le dejaba hacerle el mismo favor.

Pero eso no pasó.

Incluso se estremeció entero cuando desde la cara interna de sus muslos, un beso seguido de otro demasiado casto se posó en el. Siguió subiendo con su hilera de besos hasta pasar por su parte intima, quitándole el aliento, y luego a sus caderas, su vientre, su pecho, su cuello, su barbilla, rozando con sus labios los suyos y sellando aquel extraño ritual con un beso, uno muy intenso.

Sus manos subieron a sus brazos como una caricia, hasta sus hombros, y enredándose en ese castaño pelo suyo, suave con olor a frutas, por qué Louis no usaba shampoo de esos estereotipos para hombres. Con sus hermanas y madre aprendió a que el de mujer le sentaba bien, y le hacía oler riquísimo. Al menos para Harry.

El como Louis se enterraba más a él, despertando sus deseos. Como aumentaba la pasión del beso y metía su lengua al rodeo. El rizado hizo lo mismo y no se detuvo.

De verdad deseaba eso. De verdad deseaba a Louis.

Y a pesar de no haber recibido respuesta acerca de lo que sentía por él, ya que él necesitaba saber eso para su gran decisión de quedarse o no, realmente quería estar ahí, en ese momento.

Quería seguir siendo parte de la vida de alguien tan desorganizado y desastroso como Louis.

Quería también seguir siendo parte de los Tomlinson, por que eran ya como su segunda familia.

Y los amaba.

Si, a todos.

A Louis también.

- L-Louis....- Jadeó cuando el castaño bajó de nuevo sus besos y paró en la hendidura de sus glúteos.

Sus verdes se abrieron cuando sintió una humedad invadirle, soltando un grito en busca de aire, todo el aire posible.

E incluso se había olvidado de prender la calefacción así que ahora había frío, pero su cuerpo entraba en calor, tanto que sentía que se estaba quemando.

Los Tomlinson "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora