#27

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Trataba de mantenerse concentrado en lo que decía aquel socio suyo. Era ya más del medio día y la junta se estaba postergando.

Tenía hambre pero prefería pedir a domicilio a que Harry le trajera algo. Sobre todo por que eso incluiría hablarle al rizado y aún no estaba listo para eso.

Sabía que había hecho algo malo pero no sabia como corregirlo. Además de que todo en él en ese momento era un lío y enserio, lo que sentía por Harry era demasiado importante como para echarlo a perder por su aparente incontrolable carácter e inestabilidad emocional.

-... Señor Tomlinson...

- ¿Si?- Parpadeó confuso viendo a Jerry sumergido en frustración. Negó suspirando y cerrando su laptop.- Lo siento, Jerry. Es mejor dejarlo para mañana. No me encuentro muy bien.- El hombre asintió cerrando de igual modo su latop, retirándose después de la sala de juntas.

Louis volvió a su despacho viendo en él a Danielle sentada en el otro lado de su escritorio.

- Pedí el almuerzo. Debes tener hambre.- Le sonrió de esa manera que realmente creía que llamaba su atención. El castaño suspiró recargándose en la mesa para así ver que tenía una llamada perdida de un número desconocido.

- Gracias. No te hubieras molestado.

- Para nada. Permíteme comer contigo. Sé que no has estado del mejor humor, y como tu amiga, solo quiero escucharte.- Louis alzó una ceja viéndole con incredulidad al tiempo en el que tomaba asiento.

- Ya veo.- pensaba en la confianza tomada por la chica que incluso ya veía su relación de trabajo como amistad. Claro que enseguida descartó aquello pues no estaba molesto con la idea. Solo, le daba igual.

- Señor Tomlinson.- La bocina de su teléfono sonó, oyendo la voz de su secretaria.

- Dime.

- Tiene una visita. No me quiere decir su nombre, solo su apellido.- Louis miró con interrogación el teléfono respondiendo.

- ¿Cuál es?-

- Austin.- Sus ojos se abrieron con sorpresa sintiendo una bilis subirse a su garganta. - Es una mujer, señor.- Agregó entonces la secretaria, y aquello se le hizo aún más confuso.

- Dile que pase.- Dijo a ella viendo entonces a Danielle.- Pido una disculpa pues en este momento necesito que te retires. Tengo una visita.- La castaña quedo confusa asintiendo sin más y retirándose al tiempo que la mujer desconocida entraba. Le miró de pies a cabeza sin buscarle algún conocido.- ¿Nos conocemos?

- Lo haremos.





Sonríe cada que la cuchara de Mikey Mouse se emprendía en un viaje hasta la boquita de Ernest con este aplaudiendo por qué sabía que comería otro bocado de ese puré de manzana.

Lo mismo hizo con Doris.

Estaba en la comodidad de la sala sentado sobre una gran carpa de fieltro esponjoso, viendo a los gemelos jugar mientras llamaba su atención con una cuchara y comieran.

La puerta principal sonó y de ella entraron sus niñas.

Le sonrieron a medias yendo enseguida hasta él para así besarle la mejilla y desearle una buena tarde.

- Hola Hazz.- Decían, acariciaban las cabecitas de los gemelos y después se iban.

Era como una rutina más bien.

Una que habían adquirido desde hace dos meses desde que Jay falleció.

Desde entonces y el incidente con Troy Austin, nada volvió a ser relativamente normal para Louis y él.

Después de lo que ocurrió, dos semanas post a eso, el castaño solo llego un día con un ramo de girasoles, sus favoritos, diciéndole un muy desabrido, "Lamento lo ocurrido", depositando un beso en su frente y zanjando el tema con el regreso de Louis a la habitación que ambos compartían.

Hubiera sido genial si tan solo después de ello sus platicas no se hubieran reducido a la nada, sus contactos amorosos se hubieran extinguido a apenas un beso de despedida y bienvenida y las palabras apenas fueran más de diez.

Vio sinceridad pura en su disculpa.

No podía decir que estaba enojado, por qué sencillamente, no lo estaba.

Louis era, y hasta hace unas noches lo había notado por completo cuando despertó en la madrugada con ganas de ir al baño, y lo vio llorando silenciosamente, atreviéndose a abrazarle sin ser rechazado; el amor de su vida.

Y uno, por el amor de su vida aguanta sus peores días.

Seguía siendo su prometido, después de todo.

Lottie se sentó frente suyo viéndole de manera nerviosa mientras tomaba a Doris en sus brazos y lo abrazaba, ofreciéndole un juguete después.

- Podemos hablar.- El rizado alza una ceja asintiendo.- Yo... Bueno. Me gusta alguien.- Concluyó. Bajó la mirada enseguida mientras Harry no podía evitar la cara de sorpresa en su rostro.

- Eso es... Maravilloso.- Sonrío el rizado. La castaña entonces alzó la mirada sonriéndole al de ojos verdes.

- Se llama Ed. Es un buen chico... Hace tiempo que me pretendía, pero no fue hasta que pasó de lo mamá que me demostró que vale la pena... Me entiende y me cuida. Me ha ayudado con todo esto del duelo... Enserio me gustaría presentártelo. A todos. A la familia.- Sonríe de manera abierta. Tanto que parece que el rostro va a desfigurársele. Harry sonríe de igual modo y suspira.

- ¿Le has dicho a tu hermano?- Lottie parpadea un par de veces antes de negar y morderse los labios.

- Ultimamente lo veo demasiado molesto. No sé qué le ocurre, contrabajo y deja que nos acerquemos.- Comenta confusa y triste.- Ya hable con papá y él dijo que si Louis y tú están de acuerdo, por él es más que suficiente.- Harry ladea el rostro, entendiendo sus palabras.

- Déjamelo a mí.- Le dice finalmente. Charlotte ríe risueña mientras se acerca a él aún con Doris en brazos y le abraza de manera suave.

- Muchas gracias Hazz.- dándole un beso en la mejilla y dejando a Doris en el fieltro de nuevo para si irse escaleras arriba.

Harry sonríe.

Al menos no todos los Tomlinson se hunden en la tristeza.

***
Últimos capítulos.

Los Tomlinson "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora