#22

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Caminó hasta la habitación que compartía con el castaño, entrando desganado mientras se quitaba los zapatos y la camisa, en el proceso de quitarse los pantalones mientras llenaba el agua tibia en la bañera y regresaba a dejar su reloj en la cómoda, respingando cuando lo distinguió ahí sentado, en una esquina de la habitación.

- Louis.- Susurró. El castaño siquiera se inmutó. Tragó duro negando mientras caminaba hacia él ya en ropa interior, sentándose a su lado.- Lou.- Volvió a hablarle. Entonces su azulada mirada parpadeó antes de posarse en él.

- Hey...- Llevó una mano a acariciar su mejilla.- Lamento llegar tarde. Reuniones y eso.- Harry asintió.

- Esta bien. Pero no visitaste a tu madre.- Recordó. Louis relamió sus labios mirándole algo perdido.

- Lo sé.- Tomó una gran bocanada de aire bajando la mano de la mejilla del rizado hacia su hombro.- Estaba muy molesto. No lo sé. No lo pensé bien. Sabía que era muy injusto el trato a Daniel, y pensé que estarías de acuerdo. Pero cuando hablaste en su defensa, supe que la decisión estaba tomada. Mi madre aceptaría aquello que tú quisieras. Está muriendo, por Dios. Obviamente no separaría a sus hijos de su padre.- Expresó con dramatismo. Cerró los ojos volviendo a respirar. Carraspeó y continuó.- Solo que no tengo muchas fuerzas últimamente, y dependo tanto de ti.- Abriendo de nuevo los ojos. Sus azules acuosos viéndole fijo. Harry siempre se había preguntado cómo es que Louis podía ser de ese tipo de persona que parecía inalcanzable ante un comportamiento indiferente. La verdad era que, podías derrumbarlo tan rápido como un castillo de arena.- Tu eres mi fuerza.- Expresó con solemnidad.

Harry siquiera pudo moverse más que para incorporarse, sentarse a horcajadas de él y abrazarle por el cuello.

Las manos del castaño ya estaban en sus caderas apretujando estás con demasiada intensidad. Sus dedos sentían la piel bajo la suya de manera caliente. Y enterraba sus dedos a ella como se quisiera poseerla.

Sus frentes se juntaron al igual que sus respiraciones y un beso que empezó de manera algo frenética.

Combinaban sus sabores llevando un ritmo lento que les permitía degustar al otro.

Harry entonces empezó a frotarse al castaño de manera suave, apenas perceptible, pero este ya lo sentía todo y la sensación se apoderaba de su ser, arrasando.

Se sentía tan bien; Harry se sentía perfecto.

Sus manos se introdujeron entre su ropa interior jugando con sus glúteos, sacándole varios jadeos al rizado quien empezaba a moverse más rápido.

- A-aquí no...- Pudo apenas expresar Harry cuando Louis comenzó bajando su única prenda. Sus manos incluso habían ya deshecho su corbata y su saco.- E-el baño...- Señaló leve. Louis no se tomó la molestia de mirar a otra dirección que no fueran aquellos verdes acuosos, esos labios color sandía que entre ellos salían los suspiros que le arrebataba con su tacto. Quería todo de él.

Lo quería a él.

No sabía cuando, ni en qué momento.

Harry era como una especia de droga. Te hacía necesitarlo para cualquier cosa como si fueras desahuciado. Y por mucho tiempo creyó que solo era un simple gusto. Entonces sus padres se separaron y el rizado estuvo ahí. Siempre ahí. Para su familia, para él.

Poco a poco cayó en sus redes. Y se sentía un total egoísta, por qué ahora no podía dejarlo ir, por qué nunca quisiera hacerlo.

Por qué el sentimiento en su pecho era fuerte.

Y lo necesitaba tanto que lo llegaba a creer enfermizo, pero después de meditarlo demasiado, llegó a la conclusión de que se trataba simplemente de una cosa, una muy simple: amor.



Los rizos que cosquilleaban en su pecho le hicieron salir de su sueño.

Su rostro se veía hermoso de esa manera relajada.

Ahí acostado en su pecho, abrazándole mientras sus piernas se enredaban entre sí. Esos labios sandía que estaban hinchados de tanto besarlos anoche, y las pequeñas ojeras que distinguía gracias a la falta de sueño por cuidar a su madre.

Un pequeño movimiento y empezó a intensificarse hasta que empezó a parpadear, entonces abrió con lentitud sus precisos orbes verdes, y le miró fijo, por qué él ya era espectador de su belleza desde hacía unas cuantas horas.

No lo sabía bien, el insomnio lo estaba matando.

Tal vez debía ir a con un médico a que le recetara algo.

- Buen día, dormilón.- Le saludó con una sonrisa. Harry suspiró largo y le abrazó aún más restregando su cara a su pecho. Sus brazos seguían bién envueltos entorno a su esbelta y hermosa figura.

- Buen día Lou... Qué hora es?- El castaño siquiera había prestado atención a ese detalle, mirando a algún punto de la habitación, parando en un reloj de pared casi frente suyo.

- Las once.- Entonces, como un resorte, Harry se enderezó soltando un pequeño chillido debido a la fuerza ejercida, llevando una mano a su espalda baja.

- Es muy tarde!- Se quejó. Louis no pudo evitar soltar una risita enderezándose de igual modo para atraerlo hacia él por la espalda y masajear esa zona.- Uhmm... Se siente bien... Pero...

- Shhh... Hoy no iré a trabajar. Papá está arreglando la transacción de los derechos de la parte de la empresa de mamá que pasarán a mis manos. Le tomará unos días y mientras tanto, me quedaré en casa. Quiero cuidar a mamá y que tu descanses. Tal vez ir a ver a tu familia.- Harry había cerrado los ojos mientras apoyaba su cabeza en el hombro del castaño, ronroneando.

- No quiero dejar sola a Jay.

- No lo estará. Estaremos aquí con ella.

- Yo...- El rizado negó mientras se enderezaba de nuevo y veía fijo al castaño.- No lo sé. Y si mejor hacemos una pequeña comida para sacar a Jay de su habitación e invitamos a mamá y Gemma?- Dijo con cierta timidez. Louis solo podía alzar una ceja ante lo hermoso que se veía.

- Lo que tú quieras hacer, está bien para mí.- Apoyó. Sus verdes brillaron asintiendo mientras se ponía de pie, causando que se inclinara inmediato, y Louis de fondo burlándose ante ello.

- No te rías!, es tu culpa!- Regañó. El castaño alzó sus manos en modo de rendición mordiéndose los labios para evitar volver a carcajear, viendo el puchero de Harry al momento de caminar y empezar a vestirse.

Y entre las sábanas, mientras veía a ese precioso ser acomodarse la ropa, Louis se pavoneaba afortunado.

No podía haber conseguido a alguien mejor.

Los Tomlinson "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora