Los Tomlinson "Larry"

#11

Harry mantenía su cuerpo demasiado rígido mientras veía el tic tac del reloj marcar cada segundo.

Exactamente, habían pasado tres horas desde que Jay había sido ingresada por posible aborto, y una desde que sus niñas y el niñote de Louis se habían acomodado a cada costado de sus hombros para dormir después de un gran susto.

Daniel estaba sentado frente suyo con la mirada baja, tan pálido que parecía papel.

- Estas bien?- Le preguntó. El hombre asintió levemente sin alzar la mirada. - Ya pasó, Daniel. Jay está bien.- Intentó calmar. Él suspiró largo y entonces le miró fijo.

- Me asusté mucho, sabes... Cuando vi la sangre, no se... Pensé que iba a morir o que mis niños...- El rizado apretó los dientes sintiendo punzadas en ambos hombros ante el peso sostenido.

- Te abrazaría pero...- Daniel rió negando mientras contemplaba la rareza de los niños Tomlinson.

- Le has avisado a Mark?- Harry asintió.

- Hace hora y media. Me pidió, si no te molesta, que le mantuviera bajo aviso. De todas formas mañana es fin de semana y le tocan los chicos. Podría llevarlos y quedarme contigo en el hospital.- Se ofreció.

- Oh, no. Claro que no, Harry. Suficiente has hecho por nosotros. Sé que es tu trabajo, pero sé que a Jay le gustaría que estés cuidando de sus hijos. Yo puedo ocuparme de ella y los míos.- Sonrío amable. El rizado asintió sintiendo alivio cuando en el hombro donde Louis estaba apoyado, este se removió despertando de a poco, viendo algo perdido su alrededor.

- Mamá?- Preguntó somnoliento.

- Mucho mejor, Lou.- Le respondió el rizado. - El doctor ha dicho que el peligro ha pasado y que por ahora estará en observación.- Louis asintió mirando entonces a Daniel, intercalando con Harry y de último a sus hermanas.

- Supongo entonces que debemos irnos a casa. No creo que seamos de mucha ayuda si nos quedamos todos aquí. Daniel, puedes cuidar a mamá está noche?, mañana puedo venir junto con Harry a cuidarla nosotros.- El hombre respingó ante el aparente cambio de voz del castaño, tan serio y varonil como si hablaras con un adulto de pasado treinta años.

Así era Louis Tomlinson, después de todo.

- S-si... La cuidare Louis. Vayan con cuidado. - El castaño asintió poniéndose de pie y acomodando los botones de frente de su traje, carraspeando y mirando al de ojos verdes que le veía algo consternado.

- Levanta a mis hermanas, por favor. Te espero en el auto.- Dijo sin más.

Harry no alcanzó a responder cuando el azulado ya estaba de camino hacia el estacionamiento.

- Eso fue extraño.- Comentó Daniel. El solo se limitó a obedecer.

Cuando la van estuvo llena, Louis en el copiloto mantenía la cabeza apoyada contra el cristal, esperando, con las llaves ya colocadas, a que Harry condujera.

Este verificó que todos estuvieran bien y listos, arrancando entonces la van, directo a la mansión.

La T indicó que estaban en casa, y las rejas se abrieron para ellos dándoles paso a esta.

Todas sus niñas se bajaron del auto enseguida con poco ánimo.

- Laven sus dientes y a dormir!- Les ordenó, mientras iba a estacionar la van, ignorando que Louis había sido el único que se había quedado dentro con él.

Cuando apagó el vehículo, soltó un gran suspiro y miró hacia el castaño quien mantenía la vista fija a un punto vago.

- Me dio mucho miedo, sabes.- Expresó. Harry se mordió el labio asintiendo aunque el mayor no le estuviera viendo.- Me aterré tanto por un momento, y una desesperación recorrió mi cuerpo. Tenía miedo de perder a mamá.- El rizado entonces vio como sus manos estaban hechas puños, decidido a llevar las suyas para tomarlas y transmitirle apoyo. - No es la mejor madre del mundo con respecto a cuidar niños, pero aún así la amo. Se esfuerza por nosotros.- Un risa desinflada se apoderó de su pequeño cuerpo mirando al rizado quien le observaba extrañado.