#24

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Ver la cara de las personas que más quieres en el mundo, deformarse con tal tristeza y miseria que podría acabar con su vida por depresión, es totalmente horrible.

Harry sentía que el pecho le iba a explotar en cualquier momento y solo podía mantenerse de esa manera neutra, con los ojos algo nublados más manteniendo cada lágrima en su lugar, mientras sus niñas se abrazaban con fuerza a su cuerpo.

La ambulancia y su sonido, resonaban en sus oídos.

Una camilla bajando del segundo piso, con una bolsa para cadaveres completamente cerrada. Paramédicos que decían demasiadas cosas y un Louis que camina junto a ellos para así irse a la morgue donde su madre sería enviada.

La puerta se cerró con fuerza y ahora solo quedaba él.

Él y la poca calma que estaba a punto de desbordarse de su vaso.

Él y el pequeño temblor de su cuerpo, que aún así, combatía para tranquilizar mientras susurraba cosas para sus niñas.

Todas se abrazaban entre sí y a la vez buscaban un poco de su contacto.

Todas eran un mar de lágrimas. Gotas saladas y a la vez sin sabor alguno.

El hermoso diamante en su dedo anular casi no tenía emoción.





No sabe cuántas horas han pasado, pero se encargó de ver que Ernest y Doris estés completamente dormidos. Ver a sus hermanas llorar los hizo de igual modo hacerlo, así que solo pudo calmarlos, darles de comer y dormirlos.

Salió de la habitación acechando a la de Charlotte, donde se hallaba Felicite acurrucada a su cuerpo, ambas profundamente dormidas gracias a las pastillas somníferas.

Sus ojos hinchados.

Las gemelas que estaban de igual modo pero a diferencias de las mayores, sus energías se habían acabado con tanto desgaste de tristeza.

En silencio cerró la habitación pasando frente a la de Jay.

Esta estaba media abierta así que enseguida la cerró, alejándose unos pasos de ahí, no listo para aceptar lo que había pasado.

Los pies le dolían, y el traje rosa no tenía sentido. Nada lo tenía.

Entró a su habitación, la de Louis, empezando a quitarse todo esto y reemplazándolo por un pijama.

Eran casi las cinco de la mañana.

Habían vuelto apenas y la llamada entró a su celular por parte de Rachel.

Jay estaba teniendo un ataque, y el doctor particular estaba en camino.

Eran las doce aún.

A la una con diez, Johannah Tomlinson fue declarada muerta.

Entonces la ambulancia fue llamada y a la una con cuarenta, su cuerpo estaba siendo llevado a la morgue.

Se acostó sintiendo el peso caerle encima. Todo el cansancio.

Le dolía la cabeza y se aferraba a la almohada de Louis. Necesitaba tenerlo... Necesitaba consolarlo y a la vez consolarse a sí mismo pues todo aquello parecía una pesadilla de un filme de drama. Un muy mal filme.

El sueño empezó a vencerle media hora después, esfumándose tal rayo cuando un estridente ruido le hizo exaltarse.

Alzó el rostro algo confundido.

La puerta había sido azotada. Un Louis tremendamente borracho, apestando la habitación.

Apenas caminaba y en cualquier momento caería.

Se puso de pie yendo a él para así abrazarle y llevarle a la cama, notando como el castaño negaba renuente a él.

- Lou...

- No me toques.- No entendía.

- Louis.

- Debía estar aquí. ¡Debía estar aquí para ella!, en vez de eso, estaba en una tonta cena romántica, ¡pidiéndote matrimonio!- Una risa forzada salió de su garganta negando después mientras él mismo se sentaba en la cama frente a un lloroso rizado que empezaba a sentirse culpable.

Louis tenía los ojos demasiado rojos y apretaba los puños viéndole con enfado. Mucho.

- L-lo siento... Enserio lo siento Lou...- Su voz se quebró cayendo de rodillas frente a él empezando a romperse.

Entonces los azules se abrieron algo sorpresivos gruñendo a lo bajo, negando repetidamente mientras se arrastraba al suelo, quedando frente al rizado al tiempo en el que forzadamente lo atraía a él, abrazándole con fuerza.

- No... No bebé, no llores. No...- Susurraba. Harry temblaba ya en sus brazos aguantando los sollozos. - No... Yo no... Yo solo... He perdido a mi mamá... Mi mamá...- Su voz estaba tan ahogada.

Sentía que se asfixiaba y enseguida soltó un alarido quejido que le hizo estallar en un llanto amargo.

Harry le siguió y entonces ahí se hallaron ambos, tan rotos y miserables por haber perdido a una gran persona.

Una persona que les había marcado la vida.

Que significaba mucho para ambos.

Y todo estaba mal.

Y nada tenía sentido.

No había respuestas para tantas preguntas que surgían en ese momento.

Los Tomlinson "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora