ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.

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PRÓLOGO

Minato. Distrito Akasaka -Tokio Seis años atrás.

El día brilla en su esplendor, todo tan colorido como siempre; el ruido de las bocinas durante la hora pico, es ensordecedor. Algunos alumnos del colegio  High School Akasaka, regresan temprano a sus hogares por la culminación del año escolar. Aquellos uniformes de brillantes colores, dan a conocer la frescura de la juventud, las chicas visten una falda a rayas horizontales y verticales, dando la impresión de ser una imagen de cuadrados, entre gris y rojo, la camisa es blanca con un lazo rojo y un saco gris con la insignia del colegio, medias blancas y zapatos marones; los chicos de pantalón azul oscuro, al igual que el saco, abotonado hasta el cuello y la camisa blanca debidamente arreglada.

De repente un grito enmudeció a la ciudad entera; en el medio de la calle se encuentra un chico bañado en sangre; su  acompañante, una joven de dieciséis años, plantada de rodillas con las manos en el rostro. Allí se encuentra mirando tan espeluznante suceso, el cuerpo destrozado de su mejor amigo.

Tantos sentimientos afloran en ese instante. La única persona que la comprende yace allí tirado en el pavimento con los labios pálidos, llamando a la muerte ¿Cómo es posible que la única persona que aprecia este muriendo desangrado? ¿Acaso es un pecado que alguien le tuviera cariño? Sintió algo tibio que rozo sus rodillas, el rojo líquido vital la hizo volver en sí.

_ ¡Por favor, ayuda, mi… mi amigo, esta muy mal! ¡Por favor llamen a una ambulancia!- grita, mientras gruesas lagrimas cubren su blancuzco rostro.

Sin demora llego a su lado, sosteniendo su cabeza aun sangrante, llevo su frágil y temblorosa mano a la cara del moribundo chico y eso la horrorizo al sentirlo tan frio y pálido, casi inerte.

Aquellos ojos, aquellas personas, aquellos murmullos, la están volviendo loca; nadie movía ni un dedo para ayudarla, de la nada un terrible escalofrió recorrió su espina dorsal, pero prefiere ignorar tal sensación. En ese instante no se percato que alguien esta frente a ella, al levantar la mirada, sus redondos ojos marrones se encuentra con la silueta de un chico sumamente extraño.

En su rostro se puede ver una sonrisa divertida. Él no parece para nada humano; pensó la muchacha. Las lagrimas no le permiten ver claramente el rostro del joven, ya que el sol da justo en su posición, de su espalda sobresalían un par de alas negras, que al tocarlas el sol brillan, su cabello es blanco como la nieve; entrecerró los ojos, pero es inútil distinguir bien. Miro a los lados para ver si alguien más nota su presencia, al parecer sólo ella lo ve, sus ojos se abrieron al darse cuenta que tal vez él sea… ¡La muerte! …Que ha venido por su amigo.

_ ¡No! ¡Aléjate de él demonio!- vocifera sin control, las personas miran horrorizados como la joven abraza al chico sin vida.     

Aquella escena se va distorsionando ante sus ojos, a lo lejos podía escuchar el sonido de una ambulancia, mientras su cuerpo cae sin fuerzas contra el duro pavimento, ecos de voces escucha a la distancia, y por último desvía su mirada para ver como el extraño joven toma algo del cuerpo de su querido y amado amigo.

El sonido de los aparatos de la habitación la volvieron en sí, en su brazo izquierdo una enorme aguja esta incrustada en su vena; ese lugar es desconocido para ella. Trata de incorporarse, pero un pequeño dolor en la sien la hizo volver a recostarse junto con un sabor amargo en la boca, por un momento su mente esta en blanco, desorientada, aquel color inmaculado de las paredes y el olor molesto a medicamento como si estuviese en un hospital.

Y en ese preciso instante imágenes grotescas llegaron a su mente, como diapositivas. “¡No, no puede ser cierto!”- pensó la chica.

_  ¡Eita!-gritó con desespero.     

De nuevo gruesas lágrimas corren por sus pálidas mejillas, sin pensarlo arranco la aguja de su brazo, dejando salir un delgado chorro de sangre sobre la azul bata, el dolor en ese momento no es su prioridad, sólo tiene un objetivo en mente y es “Eita” su querido Eita. Su corazón, late a mil por hora, lo que la puede calmar es ver solamente por un instante el cuerpo de su amigo, pero al salir de la habitación sus padres la toman de los brazos, deteniéndola de su loco afán de buscar lo no existente.

_ ¡Soltadme, quiero ver a Eita… por favor!- dijo quebrándose su dulce voz.

_ ¡Hija, cálmate por favor!- gritó su padre destrozado por la condición de su única hija.

_ ¡Por favor… padre yo… yo sólo quiero verle… te lo suplico!- pidió la chica dejándose caer al piso, llevando la cabeza contra el frio suelo del hospital.

El padre no tiene el valor suficiente para romper aun más el corazón de su dulce niña con tal noticia, él siente como su ser sufre con tan sólo mantenerse callado.

_ ¡Padre, por favor, te lo pido! Quiero verle, saber que este bien- al finalizar la oración rompió en llanto.

_ ¡No puedo hija! cuando estés mejor lo podrás ver las veces que tú quieras- aquellas palabras son una vil mentira, jamás podría verle de nuevo aunque quisiera, lamentablemente, Eita esta muerto.

Los sollozos de su hija lo hieren mucho, y más por ocultar dicha verdad, pero él sabe que es lo mejor por los momentos. El médico llegó y ordeno colocarle un calmante. Ver a Azura luchar contra las enfermeras lo entristece aun más, después de un minuto de lucha la inmovilizaron, su pequeño rostro esta pegado al piso, por un momento dibujo un gesto de dolor y sus ojos se fueron cerrando, lentamente.   

_ Llévenla a su habitación- dijo el erudito.

_ Doctor…- se detuvo ante de continuar, para él es difícil ver como su alegre hija, se transformo en eso- ¿Qué pasara con Azura, se pondrá bien?

El médico suspiró hondo buscando las palabras necesarias para lo que tenia que decirle.

_ Por favor vengan conmigo- señaló el doctor a los padres angustiados.

Él temía que su hija terminara internada en un sanatorio mental por ese terrible accidente; el pasillo le pareció largo e interminable, pensando mil y una consecuencias después de lo sucedido ¿Sera capaz Azura de superar tal dolor?, se repetía una y otra vez.

La oficina es igual que todo el lugar, con el mismo color en las paredes y el mismo olor. El doctor les hizo seña para que tomen asiento, mientras él se sienta al otro lado del escritorio debidamente ordenado.

_ Les seré sincero…- hizo una pausa, y luego continuo- su hija necesita quedarse un poco más. Psicológicamente no esta acta para continuar con su vida normal, así que la pasaremos al ala de psiquiatría hasta ver mejoría. De verdad lo siento- finalizó el hombre de blanco.

Aquello no podría estar pasando se dijo a si mismo, la alegre y brillante Azura había desaparecido tan de repente, lo único que le queda en la vida, esta sufriendo en estos momentos. Aunque su madre biológica los abandono cuando ella tan sólo tenia siete años, no le afecto tanto como esto.

_ ¿Usted cree que internándola allí mejorara?- preguntó desesperado.

_ Sólo nos queda esperar- inquirió el doctor.

¿Sólo esperar? aquello no es una respuesta, el padre afectado deja caer sus lagrimas sin control.

_ Cariño, todo saldrá bien. Ella necesita tiempo para asimilar los hechos. Tranquilo- acariciando la espalda del destrozado hombre.

Los días pasaron y Azura seguía igual, allí inmóvil, plácidamente dormida o eso es lo que se podía ver. En su interior existía una lucha que no la abandona, aquel suceso se repite una y otra vez sin parar. Su corazón se siente oprimido, aquel dolor no la deja, la angustia le recorre el alma como la lluvia en el cristal de un ventanal.

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Les dejo mi nueva creaciòn esta en proceso de creacion, sòlo les queria compartir esta pequeña parte. 

Espero les guste, dejen sus comentarios para saber sus opiniones, muy pronte podre publicar el primer capitulo.

¡Gracias por leer!

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