Día. 19. El chico quiere a la chica.

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El sonido de la campanilla de la puerta al abrirse hizo que Azura volviese a la realidad, toda su mente estaba llena de lo que paso ayer, la mirada de Sho, su actitud y mal humor. El estómago de Azura rugió. Sho de verdad debe estar molesto con ella, ya que ni el desayuno preparó, pensó mientras revisaba las facturas de pago.

_ La señorita ha pasado toda la mañana en las nubes. – dijo Aya llegando a su lado. – Debe de gustarte mucho Sho para estar así ¿No? – Azura se echó hacia atrás sorprendida.

_ ¡Que te hace creer eso? – articuló rápidamente. Aya la observó detenidamente por un momento.

_ ¡Oh vamos! Casi mueres al verlo ayer después de tan genial escena; de película. – dijo extendiendo el brazo. – al parecer tu amor ya tiene un rival. – finalizó soltando una carcajada.

Azura la miró pálida ¿Acaso ella es demasiado obvia? Su corazón comenzó a latir a un ritmo acelerado.

_ ¡Claro que no! – grito la chica de ojos café. – gustar no es amar. – se repetía mentalmente.

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El día había transcurrido lento y más con las incesantes bromas de su amiga, era una tortura. Su cuerpo estaba tenso por el montón de trabajo que tuvo que hacer y para colmo el clima estaba para locos. De repente una lluvia torrencial comenzó a caer por las calles del distrito Minato, haciendo que las personas buscaran refugio.

En cambio a ella no le importaba mojarse total que sentido tenía esperar bajo algún viejo techo que la lluvia cesara, lo mejor es llegar lo más rápido a casa, necesitaba hablar con Sho. Al llegar las luces estaba apagadas un frío tremendo recorrió su espalda; algo malo podría suceder.

De repente una mano la tomó por la cintura causando que Azura gritara.

_ ¡Calma soy yo! – ella de inmediato reconoció la voz.

_ ¡Dick! ¡Casi muero de un infarto! – expresó Azura sin aliento.

_ Lo siento pequeña. No quería asustarte. – dijo abrazándola con fuerza. – es sólo que tenía ganas de verte. – confesó el chico llevando su mano al rostro de Azura.

Azura de cierta forma se sentía bien con la cercanía de éste chico moreno. Él era cálido y tierno, le daba aquella sensación de confianza. Al darse cuenta Dick estaba a escasos centímetros de su rostro.

_ Te extrañe un montón. – decía mientras su aliento se mezclaba con el de ella. – Mucho. – dijo antes de rozar sus labios con los de Azura. El sonido de la puerta abriéndose la hizo volver, empujando repentinamente a Dick lejos de ella.

_ ¡Sho! – exclamó Azura. De inmediato se colocó de pie. Dick lo miró de mala gana y el shinigami le hizo lo mismo.

Sho siguió derecho ignorándolos; Azura rápidamente sujetó su brazo.

ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora