ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.

Día. 7. Margaritas.

Azura dejo salir un suspiro, el cansancio se notaba a leguas, anoche no pudo pegar un ojo después de aquel sueño, no imaginaba que extrañaba tanto a su madre pero era así. Aya la miraba, ella sabia que a su amiga le sucedía algo malo, tal vez aun le afectaba lo sucedido en el cementerio, esa maldita bruja debió caerle un rayo y partirla a la mitad; pensó la joven pelirroja. Así que se acerco a ella y tiro de su camisa.

_ Azu… - pero la chica no respondió al llamado – tierra llamando a Azura – dijo dándole un jalón en el brazo - ¡Estoy cansada de ese extraño trance tuyo! – dijo la joven molesta. Azura la miró sorprendida.

_ ¡Lo… Lo siento! Sólo pensaba en cosas, de verdad me disculpo – indicó. Su animo no estaba en condiciones para tratar con nadie, se sentía miserable ese día.

_ Me entere de algo fascínate, escuche que tendrás una cita hoy en la noche ¿Es eso cierto? – Dijo Aya con un brillo en los ojos – eso quiere decir que te has dado una oportunidad a ser feliz – hizo una pausa – estoy orgullosa de ti pequeña.

Azura había olvidado la cita, es verdad ella no podía estar en ese estado tan deprimente debía sonreír, su vida esta tomando un giro de ciento sesenta grados; tenia que ser positiva, Thomas debía ser el hombre indicado de eso no tenia duda. A final de cuentas él seria el que la liberara de ese odioso contrato con Sho. La voz de Mika hizo que voltearan.

_ ¡Vamos chicas! Debemos continuar con los pedidos. Para Aya prepara un ramo de rosas rosa, el pedido es para las dos de la tarde y ya son la una y para ti Azura – dijo señalándola – es uno de margaritas; este es… - indicó bajado la vista en su lista de pedidos – es para las tres y medias. ¡Así que a trabajar!

_ ¡Valla margaritas! ¿No son tus favoritas? – preguntó con cierta emoción en la voz. A Azura le causo nostalgia recordar la primera vez que vio una margarita, su madre se la mostró en un libro sobre flores, eso le lleno el corazón de felicidad – ahí vamos de nuevo perdida en tus pensamientos – expresó su amiga.

_ Sólo recordaba el porque me gustan las margaritas – dijo con una sonrisa. Aya se sorprendió verla así. No podía creer que su amiga sonreía con tal naturalidad.

Durante la tarde el trabajo fue aumentando, mientras que ella y su amiga platicaban animadamente durante el trabajo, eso las hacia sentir más enérgicas y rápidas. Las horas pasaron ya todo estaba en perfecto orden, sólo faltaban organizar el numero de ventas y verificar los pedidos del día siguiente. Mika las llamó.

_ Chicas pueden irse yo me quedare un rato más, además alguien por allí tiene una cita muy pronto, así que pueden irse tranquilas – finalizó con una radiante sonrisa. Azura y Aya se miraron, para luego despedirse de su jefa.

La noche no es nada acogedora el frío es insoportable y doloroso, Azura colocó sus manos en los bolsillos de su abrigo, tratando de encontrar calor. El celular de Aya sonó; por la cara que puso Azura de inmediato supo que tenía que ser su novio. Así que suspiro y siguió con su camino y una voz la hizo voltear.

_ ¡Espera Azura! Mi novio viene por mí. Le diré que te lleve a casa – Azura de inmediato se negó, pero esta la logro convencer – vamos el no se molestara… Bueno yo le conté de tu cita con Thomas y se ofreció a ayudar, ya sabes un pequeño empujoncito nada más – Azura no podía creer que su amiga fuera tan exagerada con respecto a esa situación.

_ Ok, lo hare no quiero que Sho ande como loco al no ver que llego temprano a casa – dijo soltando un leve suspiro.

_ ¿Sho? Si claro tu amigo extranjero. Es muy guapo ¿Nunca pensaste en salir con él alguna vez? – pregunta le sorprendió. Que ocurrencias tiene su amiga al pensar tal cosa; pensó Azura, por un momento su rostro se torno rojo hasta no más poder.