_ Las dulces melodías de tu alma alimenta mi oscuro ser, poseeré tu cuerpo como mi único deseo y de él beberé como fuente inagotable de mi poder. Pequeña niña de ojos grandes y blanca piel haré que tu mente se doblegue y tu cuerpo sienta ansias de volverme a ver.
Una sensación extraña recorrió su cuerpo, al mismo tiempo algo frío rozó su cuello produciendo un espasmo involuntario de llevar su mano hasta el lugar afectado.
_ Vuelve a mí pequeña princesa hada. – susurraron a su oído. Haciendo que Azura se levantara de inmediato.
Confundida miró a los lados buscando al responsable de sacarla de su sueño, pero sólo estaba ella. Desvió la mirada al celular que no dejaba de timbrar, sin demora lo tomó.
_ Padre... – dejo salir en un susurro. Rápidamente su mente le trajo aquel recuerdo horrible. Se detuvo un momento y le dio la vuelta al aparato y le sacó la batería. – lo siento. – dijo sin fuerzas. No quería hablar con él, no quería darle explicaciones a su padre.
Se dio un largo baño, necesitaba aclarar su mente con lo que sucedió anoche con Sho, ella quería ser amada por alguien, sentir el calor de otro ser no importaba si no era humano, total una parte de ella no lo era. Caminó hasta el armario, revisó buscando algo cómodo. Encontró una falda negra y un suéter gris; después de arreglarse se sentó en el sillón, no quería verle la cara a Sho, se sentía incomoda después de dichas palabras.
Miró la hora y era nada más que las siete, y para completar era domingo, no trabajaba ese día, así que tomó su bolso y salió con cuidado de la casa; necesitaba despejar su mente.
La mañana estaba fría. Llamó a un taxi y fue directo al departamento de Aya. Tal vez estaba dormida; pensó Azura, pero no le prestó atención a la situación. Necesitaba hablar con ella a como diera lugar. Al llegar pagó y se bajó del auto, se detuvo un momento para respirar y controlar sus emociones.
Llevó la mano hasta la puerta, pero su mano se quedó en el aire. – esto no es una buena idea. – se dijo sacudiendo la cabeza, exhaló, ya que más le queda que llamar y así lo hizo. Cinco minutos después escuchó pisadas hasta la puerta.
_ ¡Azura! ¿Qué haces a esta hora aquí? – dijo la chica pelirroja sorprendida.
Por las fachas en las que andaba, Azura se dio cuenta que acaba de levantarse, un leve “Lo siento” escapó de los labios de Azura. Aya suspiró y la dejó pasar.
_ ¿Qué sucede? – los ojos de Aya se abrieron exageradamente. – ¡No me digas que todo salió mal! ¿Tu padre lo descubrió? – expresó Aya conteniendo un grito ahogado.
_ No es eso... – dijo casi en un susurro. Desviando la mirada al piso. – es… es… – Azura sentía que la voz no le saldría, así que no dijo nada más.
Aya caminó hasta ella ofreciéndole asiento para después rodearla con sus brazos.
_ Está bien esperare a que te calmes, no te sobre esfuerces. Sabes que siempre estaré aquí para ti. – aseguró Aya presionándola con fuerza.
Azura no sabía cómo actuar ante aquella situación, no sabía cómo comunicar sus emociones. Después de un largo rato Azura ya estaba más calmada, se alejó un poco de su amiga y la miró.
_ Lo siento Aya… yo siempre tan débil e inútil… siempre terminó molestándote con mis problemas. – Aya rápidamente colocó su dedo sobre los labios de Azura.
_ Que cosas dices tonta, nunca, nunca, pero nunca dejaría que sufrieras sola, tú eres mil veces más importante que cualquier cosa o persona en este mundo. – finalizó con una sonrisa. – eres mi niña. – pasando su mano por aquella negra cabellera.
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ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.
RomanceAzura, desde la muerte de su amigo ella puede ver a seres extraños y oscuros que rondar por las calles de Tokio, ¿Que sucederá cuando se encuentre con Sho un shinigami de alto rango? ¿Que sera de su vida después del encuentro? El horror la perseguir...