Día. 15. Propuesta.

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La alarma de las cinco la despertó, aquel sonido taladraba sus oídos y un dolor de cabeza le pasaba factura del desastre de anoche. Miró a los lados y todo aún estaba oscuro. La tenue luz de la luna se filtraba por la ventana, de repente su mirada se clavó justo al frente de su cama sus ojos se abrieron lo más que pudieron, alguien estaba de pie observándola.

_ ¿Sho? ¿Sucede algo? – pero la persona frente a ella no decía una palabra. Así que insistió. - ¿S… Sho? – en ese momento se dio cuenta que Sho jamás entraría a esas horas a su habitación. Un frío recorrió su cuerpo.

El miedo la paralizó y aquel extraño comenzó a moverse y de repente su cuerpo se fue derritiendo causando más horror en Azura. Ella tomó el valor necesario para poder mover sus piernas, y así lo hizo, pero ya era demasiado tarde esa masa negra estaba sobre ella.

Sho era su única salvación, pero ¿Cómo avisarle? Su cuerpo quedó inmóvil, esa cosa sostenía sus manos y piernas.

_ Tranquila no te haré daño. Mi princesa, sólo quiero que vengas por tu voluntad a mí. No cometas el mismo error de tu pobre madre mi bella niña. – Azura sentí que moriría del miedo, sea lo que sea esa cosas está volviéndola loca. Su mente llamaba a gritos a Sho, pero su boca no respondía.

Levantó la vista y se fijó que su mano estaba cerca del cable de la lámpara, estiró los dedos en el intento de lograr alcanzarlo.

_ ¡Mírame cuando te hablo pequeña no seas grosera! – dijo sujetando su rostro. – eres tan hermosa que quisiera comerte.

Ese instante logró alcanzar el cable y de un tirón hizo añicos la lámpara de porcelana. Esa cosa viscosa la miró con una sonrisa macabra, dejando mostrar todos sus dientes filosos. El sonido de la puerta los hizo girarse. Y sin pensarlo Azura gritó.

_ ¡Sho! – dejando salir sus lágrimas.

Sho observó aquella escena y corrió rápido así ellos. En su mano se forma una especie de luz blanca que la estampa contra la cara de aquella cosa. Haciendo que se desvanezca rápidamente. Sho llegó a su lado.

_ ¿Te hizo algo? – preguntó preocupado. Azura sólo lo miraba sin poder hablar, ella tenía miedo, terror tantas cosas mezcladas que sin tiempo a nada abrazó a Sho, éste se quedó sorprendido.

El cuerpo de la joven temblaba sin parar. Sho llevó su mano a la cabeza de la chica, provocando que rompiera en llanto.

Sho se sentó con ella en la cama, esperando que pudiera calmarse.

Sus pensamientos se descontrolaron al ver esa cosa encima de Azura, ya todo estaba tomando un giro peligroso, él ya conocía el paradero de Azura; es poco tiempo para que decida actuar violentamente, y eso le causaba un horror tremendo. Él no podía perder ante ese maldito engendro.

Al bajar la vista notó que el pequeño cuerpo de Azura estaba inmóvil, su cara estaba tan relajada y tranquila que suspiró. La tomó entre sus brazos y la colocó en la cama. Se giró.

_ Sho… no te vayas… tengo mucho miedo. – dijo con aquellos lindos ojos color marrón.

Él tomó su mano y la apartó. – Lo siento no puedo. – dijo en voz baja y salió.

La peor noche de su vida y para completar Sho la rechaza.

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Sho debía mantener la posibilidad de que esa mocosa fuera su hermana, lo que lo hacía peor era lo que sucedió anoche; aquel beso y las sensaciones extrañas que ella le provocaba, lo mejor era estar a una distancia prudente.

La brisa del amanecer roza su rostro marcado por la angustia y la desesperación. Si el demonio mayor tomaba posesión de Azura todo estaría perdido, sus poderes volverían y seria el fin de este mundo.

ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora