ENAMORADA DE UN SHINIGAMI.

Día. 23. Xón.

Azura se sentía envuelta en una calidez, aquello era agradable. Sus ojos se fueron abriendo despacio y una imagen se fue haciendo ante ella. El rostro de Sho estaba tan relajado, pacifico; sus largas pestañas, su recta nariz y esos deseables labios que la invitaban a la tentación de robarle un beso aquel hombre frente a ella. Sin evitarlo rozo con los dedos su mejilla.

Al parecer no le bastaba rozar levemente su mejilla, ella quería más, sentir más, tener más. Sin darse cuenta estaba encima de Sho. – ¡Pero qué demonios! –se dijo a sí misma. Para su sorpresa Sho la miraba confundido, la cara de Azura se tornó roja de inmediato; ella trató de huir, pero Sho la detuvo.

_ Que chiquilla tan indecente. Aprovechándose de un indefenso hombre mientras duerme; quien lo diría. –y antes de que Azura dijera algo Sho invirtió sus posiciones. –mucho mejor.

_ Yo…yo… no… –intentó decir, pero la vergüenza no la dejaba hablar, así que cubrió su rostro.

Sho sonrió y beso su frente descubierta. Se colocó de pie y salió, Azura soltó un suspiro.

_ ¡Aaaaaaaaaaaaaah! ¡Qué vergüenza!  ¿Cómo pude ser tan tonta? –dijo mientras pataleaba sin parar.

Las cosas se complicarían muy pronto, ella lo sabía… ese extraño hombre se lo dijo. –no quiero preocupar a Sho. –pensó. Tenía miedo de perder a Sho. Después de darse una ducha bajo. Se sentó en el sillón y tomó una revista mientras Sho veía la televisión. El estómago de Azura rugió, miró a Sho y éste sólo estaba inmerso en la televisión.

_ Oye. –dijo en un tono dulce. –Sho tengo hambre. –el chico despegó la mirada del televisor, dejó salir un largo suspiro.

_ Ok. Te preparare algo rico. –Azura lo siguió a la cocina.

_ Si quieres te… puedo ayudar. –en realidad ella quería pasar todo el tiempo necesario con él. Todo el que fuera necesario.

_ Bien. Toma vierte los huevos aquí. –Azura lo obedeció de inmediato.

Pero todo se volvió un desastre total, intentando abrirlos los rompió a todos dejando la mesa viscosa. Ella rápidamente trató de reparar el desastre que hacía, pero aquello se volvía cada vez más en su contra.

_ No puede ser. –chilló en voz baja.

Sho la miró de reojo y vio la locura total que tenía. Inhaló para no golpearla, así que llegó a su lado.

_ ¿Qué demonio haces? –Azura al escuchar la voz de Sho detrás de ella, dejó escapar un grito ahogado.

_ Na… nada. –dijo mientras cubría con una toalla los huevos hechos añicos en la mesa.

_ Nunca aprenderás ¿Verdad? Deja yo lo hago. –dijo Sho haciéndola a un lado.

Azura se sintió inútil y estúpida, ella siempre es un desastre en todo lo que hace. Ella sólo quería ser útil, pero nada le salía como quería, y esa conducta hacía molestar a Sho.