Changkyun se levantó exactamente a las diez de la mañana. Sus ojos se abrieron lentos y pausados, su rostro frío seguía inmutable aunque no reconociera el lugar en donde estaba. Miró la muñeca que tenía agarrada en la mano y suspiró.
Cierto, Hoseok.
Pensó vacilante, sin moverse ni modificar su expresión, sentía un peso de lleno en sus piernas y cuando levantó un poco la vista se percató que el peli gris estaba tan pegado que faltaba que se lo hubiese metido adentro de la remera para terminar el chiste. Los labios se le aplanaron en una línea recta y se apoyó en la almohada, sentía sus lágrimas secas en la piel y se las limpió antes de que cualquiera pudiese notarlas solo eran dos, se había controlado del susto.
Miró alrededor, la habitación ahora estaba iluminada por el rabillo de luz de la ventana que entraba muy tenuemente. Era un lugar limpio a simple vista, tenía el aire del chico, algo rebelde pero bonito, con mucho de su estilo entre punk y tierno. Hasta había peluches de conejos tirados en el suelo al lado de la cama y justo en un costado una de sus camperas de cuero, era divertido de ver. Y a Changkyun le pareció tierno pero no quería seguir sintiendo todas esas cosas, era demasiado peligroso.
Se esforzó en salir de debajo del cuerpo ajeno pero no pudo en absoluto. Y solo logró que, luego de unos veinte minutos de pelea, el peli gris se levantara. Parecía masticarse las palabras o los propios labios porque hacía ruidos como los que puede hacer un roedor cuando come, se desperezó violentamente contra el más chico y practicamente lo aplastó con su cuerpo entero. El castaño largó un quejido y se retorció cuando asintió el peso ajeno en su espalda.
— H-hoseok... yo sigo aquí. — refunfuñó con más miedo que asco. El chico pareció que literalmente le importó nada porque se le abrazó y lo enlazó en sus brazos gigantes hasta que lo hubo envuelto con piernas y manos. La cara de Changkyun probablemente podría haber sido un retrato de la frustración misma. Ahora lo tenía de frente y el de tez terriblemente blanca se acurrucaba en su cuello, oliéndolo y besándolo de a ratos. El menor empezó a temblar, estaba perdiendo el control de todo y eso lo asustaba, no quería tener un ataque en esa habitación, ni mucho menos frente a él. Sus lágrimas se abarrotaron en el borde de sus ojos.
Repentinamente Hoseok abrió los ojos y pestañeó mirando al frente. Miró al chico en sus brazos y sonrió con dulzura.
— Buen día Chankyunnie. ¿Dormiste bien? —
Consultó con una voz que Changkyun no concebía. Era muy dulce, muy suave y calmada, no sonaba rasposa como la que tenía él. Y no comprendía como una voz podía ser tan ligera luego de levantarse. El rostro del castaño estaba enteramente rojo y bajó la mirada a sus pies, intentó calmarse un poco.— No. Te mueves mucho y me agarraste toda la noche y me aplastaste como a un peluche. ¿Puedes bajar tus pies de mí? — en ese caso le dio hasta pena escucharse, tan ronco, tan seco y serio. El peli gris le miraba fijamente y luego de un rato le dedicó una sonrisa y negó, apretándoselo un poco mas al cuerpo. Hoseok recorrió con besos el rostro ajeno.
— ¿Qué tal si hoy jugamos juntos? Podemos ir a un arcade. ¿Qué hora es? Me levantaste realmente temprano, es fin de semana. ¿Qué tienes que hacer hoy? — bufó enojado y se estiró para todos lados, Changkyun suspiró, negando mientras trataba de levantarse, sentía molestias en el cuello y recordó que tenía un collar puesto. Se rascó la nuca sacándoselo y se acarició un poco, estirando su cuello, le había salido un poquito de alergia en la unión de la cadena y dejó salir un sonido muy penoso, bufando e inflando las mejillas. Hoseok casi se derrite en el acto y se alzó para poder inspeccionarlo. Estiró los dedos y le acercó para verlo mejor, el menor no forcejó.
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Café y Lágrima [Wonkyun|Showki]
FanfictionKihyun es un estudiante de música que trabaja en el restaurante de su mejor amigo, en la zona céntrica de Seúl. Hyunwoo es dueño de una discoteca gay que está a dos cuadras. Hoseok es dueño de otra que está a quince cuadras. Changkyun es estudiante...