Hoseok sentía la piel cálida de Changkyun contra su piel, la oscuridad aumentaba las sensaciones, la música retumbaba de forma despampanante. El más joven podía decir que estar bailando en medio de una discoteca era la locura más grande que había cometido en toda su vida y aún así no se arrepentía en absoluto. Con los brazos rodeando el cuello blanco de su novio, apretando con fuerza los cabellos, tironeándolos para poder besar mejor los labios turgentes que le bendecían la boca.
— C-changkyunnie. Vamos a casa ya. — Hoseok apenas tenía fuerzas para mantenerse parado, se habían frotado y besado profundamente durante más de dos horas. Evadiendo los lugares demasiado congestionados, paseándose por las paredes y los rincones mientras bebían a la par que escuchaban el ritmo pesado del pop y el rap. Changkyun fue quien había decidido quedarse más rato, probablemente para hacer sufrir un poco más a su adorado novio que hacía más de diez meses que esperaba por él. El menor le sonreía con sus colmillos de canino blancos y las mejillas rojas de la vergüenza.
— Aún es temprano... me dijiste que no podías irte hasta el evento principal. No deberías dejar de lado tus obligaciones. — se hablaban en la oreja, de otra manera no escuchaban nada, aún así Changkyun pudo escuchar perfectamente el gruñido de molestia del rubio, quien refunfuñaba y golpeaba el suelo con los pies. Le ternura le inundó cuando vio los ojos oscuros pintados de negro que derramaban lagrimitas hasta sus mejillas. Hoseok no podía evitar ser un llorón por abajo de todos sus músculos y facciones de gánster y modelo a la vez.
— No llores S-Sokkie. No puedes llorarme hoy. — el peli azulado trataba de verse cool, quería mostrar un lado atrevido aunque le costara la vergüenza de su vida. Y eso agregaba usar un diminutivo con el nombre del mayor y es que solo en sus sueños se había imaginado llamándolo así. Hoseok jadeó al escucharlo y apretó los labios, parecía un conejo asustado, solo le faltaban las orejas hacía atrás y los bigotes parados. Con rapidez el chico pálido como una nube metió la cabeza en el cuello ajeno y comenzó a besuquearlo y mordisquearlo hasta dejar marcas rojitas por todos lados, era su venganza. Con los brazos le abrazaba la cintura, levantando a Changkyun unos centímetros por arriba del suelo.
— Eres muy cruel Kyunnie, juegas conmigo. — volvió a quejarse, ahora sobre los labios, sintiendo la suavidad que tenían. Los miraba con tanto encanto, se sentía muy lleno, demasiado enamorado que le costaba creer que fuese real. Y la peor y mejor parte es que se sentía manejable, casi sumiso, Changkyun podía hacerle lo que quisiera y él nunca se quejaría.
Pronto el sonido de una canción que a Changkyun le gustaba se empezó a oír y el menor sonrío, buscó sacudirse y bajarse del agarre, su sonrisa feliz torturaba a Hoseok de varias maneras. Se dejó llevar una vez más y entre besos y risas volvían a compartir vasos de margaritas. Ambos tenían las mejillas rojas y llegó algún punto en donde los besos se habían hecho tan vergonzosamente intensos que un 'ya vámonos' hizo que el platinado no perdiera el tiempo, en menos de diez minutos estaban a medio camino de la casa. Al principio habían corrido un tramo, unas dos cuadras entre risas y tirones, como dos adolescentes calenturientos en su primera cita. Luego Hoseok empezó a frenar, haciendo pasos más lentos, obligando a su compañero a hacer lo mismo. Ya estando en la cuadra de la casa.
— Changkyun. En realidad... tengo miedo. — la voz suave, melodiosa y apenas aguda del más grande se escuchaba algo desincronizada y su desliz de letras ahora era mucho más evidente. Changkyun le tomó la mano y la apretó fuerte mientras veía la puerta de entrada de la casa a lo lejos, sentía muchos nervios, pero sabía a ciencia cierta que Hoseok los sentiría más. Después de todo no había superado la primera vez que habían estado acostados en un sillón y Changkyun tuvo un ataque que lo dejó en el hospital.
— No te odiaré. No importa lo que hagas no podría odiarte ni pararte. ¿Está bien? Así que, hyung, solo hagamos el amor, estoy seguro que lo disfrutáremos. — sus bellos hoyuelos se marcaban en su sonrisa, mientras levantaba la vista para chocarse con unos redondos ojos negros, intensos en su totalidad. Hoseok lagrimeaba de una forma hermosa. Changkyun no creía posible que alguien pudiese llorar y verse tan apuesto y dulce al mismo tiempo, aunque ahora el chico también tenía la mirada dilatada entre deseo y desesperación. Su mano temblaba cuando la llevó a la mejilla ajena y buscó un beso casto, muy superficial.
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Café y Lágrima [Wonkyun|Showki]
Fiksi PenggemarKihyun es un estudiante de música que trabaja en el restaurante de su mejor amigo, en la zona céntrica de Seúl. Hyunwoo es dueño de una discoteca gay que está a dos cuadras. Hoseok es dueño de otra que está a quince cuadras. Changkyun es estudiante...