Soju con cerveza - Wonkyun +17

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Si había algo que a Changkyun le había llegado a fascinar de todo eso de tener un novio, era ir a beber a su casa y terminar dormidos en una alfombra mullida a la luz de la televisión con alguna película repetida. Sin contar que Hoseok siempre se las ingeniaba para besarle por todos lados aunque fuese sobre la ropa, no se cansaba nunca y el chico decía que estaba seguro que dentro del castaño había alguna droga que lo tenía así. Como fuese, Changkyun estaba agradecido al respecto, se sentía adorado.

Esa noche no iba a ser diferente, salvo que Changkyun estaba ligeramente resfriado y por ello había decidido ir apenas llegó de la universidad, dos horas antes de lo acordado. Cuando tocó timbre nadie le respondió, se suponía que el peli negro - que ahora estaba de un blanco pálido que venía de un lila desteñido- debería estar en la casa. Volvió a tocar y una voz algo rasposa y molesta se escuchó del otro lado. Un '¿quien?' seco y amargado ni siquiera parecía la voz del chico. Tomó algo de coraje y dijo su nombre, se escuchó un silencio, un quejidito como gato muriendo y luego el ruido de la puerta cuando se abría desde el automático. Con extrañeza pidió el ascensor y cuando llegó a la casa del mayor la puerta estaba semi abierta. Se metió algo dudoso, cerrándola con llaves cuando entró, se escuchaban sonidos toscos y Changkyun comenzó a caminar a él, que era en el baño.

— ¡Nono! No entres. No estoy listo. ¿Por qué llegaste tan temprano? No me parece. No me parece, Im Changkyun. — la voz atorada del mayor le hizo alarmarse y como si fuese a propósito el castaño abrió la puerta con una mano, mientras se frotaba la nariz con la otra. Se encontró con un Hoseok que desesperadamente se afeitaba la cara frente al espejo y tenía solo una toalla colgada en la cintura, en el baño había algo de vapor por lo que seguro se acababa de terminar de bañar, dejando su perfecto cuerpo de dios griego a la vista. Los brazos de Changkyun cayeron a los lados de su cuerpo y sin darse cuenta un hilito de agua de moco de la nariz se le escurrió. Se había quedado atontado.

Cuando el mas alto vio la puerta abriéndose, sus ojos casi saltan de su cara, miró y dejó salir un grito. Se acababa de cortar con la afeitadora. Changkyun reaccionó y se pasó el brazo de la campera por la nariz y luego se acercó de repente.

— Ah... te cortaste. Perdón. Pensé que te pasaba algo malo o que me estabas engañando. — le acarició con las yemas de los dedos el crema de afeitar que quedaba en el otro lado de la mejilla y la sangre que caía a un costado. Sus cachetes estaban muy rojos como si fuese un carbón en llamas.

— Kyunnie... ¿qué haces? Te estás ensuciando. Tus pensamientos raros... No me mires, no tengo maquillaje puesto y mis pelos aún están mojados. Ve a esperarme al sillón. — el menor negó, no se quería ir. Apuntó un banquito que estaba en un costado y empujó apenitas el cuerpo ajeno. Hoseok entendió pero frunció la nariz haciendo esa expresión de conejo degollado y se sentó algo confundido.

— Oye... amiguito. ¿Qué estás haciendo? — el de cabellos blancos estaba algo avergonzado pero igualmente alzó la mirada y se encontró con un Changkyun que se quitaba la campera, dejándola sobre el inodoro. Había agarrado la máquina de afeitar y se metía entre las piernas pálidas y gruesas del mayor, continuando con el trabajo en su cara. Pasó con cuidado él instrumento por los bordes, limpiándolo cada tanto para volver a pasarlo y acariciar la piel. El silencio había inundado un momento el baño, era una calma muy íntima y dulce. Hoseok sentía que podía derretirse ahí mismo. Sus manos se habían adoptado en las caderas pequeñas del castaño, abrazándolo con cuidado de no molestarlo y terminar con un novio enojado y la cara destruida.

— Te ves bien... Estoy enfermo. Quería venir antes para que me cuides... Ya termino. — Changkyun comentaba tranquilo, y cuando terminó agarró una toalla y luego la loción que estaba a un lado. Le limpió y puso cuidadosamente en su piel el liquido pos afeitado. Era tan blanco, ahora podía ver los pedacitos rojos alrededor de su nariz y las pequeñas marcas que en verdad existían en su rostro siempre cubierto por una capa fluida de base. Sus brazos tomaron vida propia y con cuidado se abrazaron al cuello ajeno y se acercó para dejar suaves besos en su rostro. Hoseok estaba alarmado, su cuerpo tiritaba de deseo, sus manos se enrollaron y aplastaron las caderas ajenas contra su torso.

Café y Lágrima [Wonkyun|Showki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora