Café y Lágrima [Wonkyun|Showki]

My cry baby - Especial Wonkyun

Hoseok dormido era una obra de arte. Su cuerpo solía estirarse a los lados, su mano moviendo los deditos inconscientemente. Su nariz se apretujaba y sus labios hacían expresiones confusas. Changkyun le contemplaba desde una silla. Su novio se había realmente enfermado y no paraba de toser, sus ojos con una capa de lagañas en las pestañas que no le dejaba abrirlas en la mañana. Por suerte la fiebre le había bajado y con ello todas las sabanas y frazadas estaban mojadas. El menor se había encargado de que tuviese siempre un paño frío mojado en la frente. Y ahora se disponía a buscar otras prendas de cama. No podía dejar que durmiera en una pileta de sudor. Trataba de no sentir miedo, se había puesto un tapa bocas y cuidaba con diligencia a su preciada pareja que ahora lo necesitaba más de lo habitual.

— C-changkyunnie... — sus manos buscaban al menor en los costados de la cama. El peli rojo -porque sí, ahora tenía un brillante rojo furioso- estaba rebuscando con desesperación a su novio y al no encontrarlo se levantó con violencia, sus ojos llenos de lágrimas que empezaron a caer cuando efectivamente miró a la cama y no había nadie.

— Changkyunnie... no me dejes. — su labio inferior temblaba con locura, le dolía la cabeza, la sentía inflada y el llanto no ayudaba. Había empezado a toser toscamente, apretando con los puños la cama. Changkyun se había ido al baño luego de encontrar las sabanas nuevas, volviendo con la toalla nuevamente mojada. Cuando sus ojos se cruzaron el pecho del mayor se estrujó y como si le doliera algo dentro empezó a llorar más fuerte causando que un asustado rubio ceniza corriera al rescate, dejando caer la toalla. Sus ojos emanaban un terrible miedo.

— ¿Qué tienes? ¿Qué te duele mi amor? No llores. Estoy aquí. ¿Qué duele? ¿Quieres que llame al doctor? — sus brazos le envolvieron con calma, acurrucando la cabeza ajena en su pecho, apretando la musculosa espalda. Bajó el cubre bocas y se dispuso a dejar besos en su frente, la fiebre le había vuelto y aunque no era mucha Changkyun sentía que se rompía al verlo sufrir. Y es que Hoseok era tan puro y hermoso que estaba seguro que no se merecía semejante cosa.

— Pensé que me habías dejado para siempre. N-no te vayas de mi lado. No me dejes. — su cuerpo se acurrucó, acomodándose en el pecho ajeno, abrazándolo por la cintura, las lágrimas le seguían cayendo. El rubio sonrió con calma, negando. No le sorprendía en absoluto verlo llorar por algo así, pero esa vez lo había hecho verdaderamente asustar. Palmeó su espalda y le apretó un poco más, su piel y ropas estaban demasiado mojadas. Negó frustrado y con cuidado le separó, su novio temblaba en sus brazos y aunque ya le habían dado los medicamentos y le habían dicho que descansara sentía que era poco.

— Mírame aquí, eso es. Vamos a bañarte Sokkie. Te ayudaré a sentarte en la bañera para venir a cambiar las sabanas. No te duermas mi amor, no puedo con tu peso. — Changkyun tomó aire, Hoseok no le respondía y tuvo que forcejarlo un poco para ayudarlo a levantarse, el peli rojo no parecía tener intenciones de dejarlo ir y tampoco de parar de llorar, su propia remera ya estaba húmeda por todas las lágrimas.

— P-perdón. Me duele la cabeza. — apretaba los ojos, deslizándose por el suelo como su pequeño novio le pedía y cuando le ayudaron a sentarse en el inodoro su cuerpo empezó a temblar y se abrazó a sí mismo. La fiebre subía con violencia. Changkyun le miraba de reojo mientras controlaba el agua de la ducha y acomodaba la bañera, poniendo toallas en el suelo y los bordes para que no tuviese tanto frío. El agua no podía ser caliente pero al menos quería darle el menor sufrimiento. Enseguida se volteó a desvestirlo, Hoseok se negaba entre lloriqueos, tratando de dejarse la ropa. Tenía mucho frío y sentía que lo estaban torturando, la fiebre lo estaba enloqueciendo.

— No. Changkyunnie. Por favor. No me enfermaré más. No me hagas esto. N-no. — Changkyun suspiraba, negando mientras terminaba de sacarle toda la ropa y lo metía en la bañera. Hoseok lloraba al tiempo que se sentaba a regañadientes y el agua tibia le caía arriba, haciéndole temblar cada vez más fuerte. El menor sentía que se le rompía el corazón de verlo así. Pasó la mano por los cabellos ajenos y Hoseok se movió brusco, alzando la vista sollozando.