Café y Lágrima [Wonkyun|Showki]

Testigo de locura - Showki

Los gritos de Kihyun se podían escuchar desde lejos, los cristales rompiéndose y con ello sus dedos sangrando por el roce que había tenido con su piel. Sus pies descalzos, que tenían clavado espinas y dejaban manchas de sangre en el camino, ahora corrían por el pasillo de la casa de Hyunwoo. Y éste le seguía asustado por detrás, su rostro reflejaba tristeza y susto.

'¿Cariño que haces despierto?'

Esas simples palabras y la visión del castaño observando el reflejo de Hyunwoo en el espejo del baño habían bastado para sacudirle el interior. Con el cepillo de dientes que tenía en las manos había roto el azulejo, su piel sangraba porque las astillas le habían saltado y cuando Hyunwoo trató de reaccionar de la forma más autoritaria que pudo, Kihyun le empujó para poder salir despavorido.

Corría por el pasillo del edificio, casi había llegado a las escaleras cuando dos brazos le agarraron por atrás como una alimaña. Ya casi no veía nada, lloraba, lloraba a cántaros. Ahora Hyunwoo le ahorcaba y en frente la silueta de un chico con gorra se hacía presente. Sus ojos sangraban, se habían roto, los fluidos blancos caían por su rostro. Se acercaba lentamente, un beso, dos besos y se tragaba su propia sangre. No podía respirar, todo se hacía cada vez más oscuro. ¿Iba a morir?

🐹

— Kihyun. Kihyun. ¡Kihyun si no te levantas ahora mismo lo lamentarás! — sus ojos se abrieron de par en par. Un sueño. Una pesadilla. Una jodida y maldita pesadilla.

— A-amo... perdón. Y-yo. — el castaño se había despertado de un tirón y seguía llorando de manera estruendosa, agitado por completo, temblando de pies a cabeza, trataba de calmarse pero no podía y su dueño estaba ahí, justo frente a su cama, mirándolo con el ceño fruncido, pero... no tenía miedo. Todo estaba bien, solo tenía que obedecer.

— Levántate. Ve a bañarte y luego cámbiate. — farfulló en seco el moreno, observando el hermoso rostro que tenía roja la nariz y aureolas negras debajo de los ojos, el pequeño había llorado toda la noche. Hyunwoo se fue de la habitación de la misma forma en la que había llegado. Sus piernas temblaban debajo de su pijama y no bastó que tocara la alfombra de su cuarto para que las lágrimas empezaran a caerle. Le había escuchado, le había sentido llorar, patalear y gritar y no había podido tocarlo. Ni una sola caricia, tan lejos y tan cerca que solo sentía un asqueroso sufrimiento por dentro. Agarró un papel del bloc de notas que estaba al lado del teléfono y comenzó a escribir. Ya no podía más.

'Si te sientes cansado
Si sientes que no se puede mas
Si crees que no vale la pena
Si ya no puedes soportarlo
Si no quieres intentarlo más

Solo entonces pon las llaves sobre la esquina derecha de la mesa de la cocina.

Si quieres que te abrace
Si quieres que te cobije
Si extrañas las caricias
Si añoras las risas en la cocina
Si no puedes evitar quererme

Solo entonces trata de venir hacia mi sin que te lo ordene, sorpréndeme.

Te amo, pequeño ratón.

Shownu o como bien sabes que me llamo.'

Dobló la hoja rápidamente, su corazón latía desenfrenado, se sentía al borde del colapso. Quizá era él quien no podía más. Quien no podía soportar la carga de tener que aparentar solo ser su parte deseosa, esa parte que creía única hasta que había conocido la diversión de cocinar bajo el mando del menor y ser regañado por la tosquedad que usaba. Encontrarse con el entretenimiento de tener celos era algo que todavía no asimilaba pero que igualmente extrañaba. Por ello mismo quería seguir tratando. Odiando internamente que el causante de todo ese sufrimiento estuviese solo internado en un psiquiátrico. Él lo quería ver muerto, no le bastaba con saber que había quedado ciego. Sintió el odio recorrerle y luego la frustración cuando llegó a la puerta de la habitación ajena. Kihyun estaba llorando silenciosamente, como si no quisiera que lo escucharan y suponía que era exactamente eso, ya que no tenía permitido hacerlo. Hyunwoo tragó saliva y metió el papel por debajo de la puerta. Salió rápidamente del pasillo y se quedó monitoreando. Había dejado una punta del papel fuera por lo que se dio cuenta que agarraron la nota cuando desapareció de la vista.