—¡Nena apúrate, debemos estar en media hora en el colegio!—grité desde la cocina y reí al escucharla quejarse. Ella odiaba que le pusiera prisa, pero debía hacerlo. Teníamos que estar pronto en el colegio para la reunión con la directora y la profesora de mi princesa. Iría para saber cómo va mi princesa en su nuevo colegio, pero no iba a aceptar lo que la profesora estaba proponiendo. Ni mi chica ni yo estábamos de acuerdo con eso. ¿A quien se le ocurre pasar a una niña de seis años con niños de diez en adelante? Ni loco expondré a mi princesa a eso. Ella era inteligente y madura, pero estaba seguro que estar en un grado con niños más grandes de la edad de su hermano la asustaría. Y lo menos que quiero es que mi hija le tenga miedo al colegio. Definitivamente descartaba la idea y estaba seguro que tanto Ryan como Matt también la descartarían por el simple hecho que no separarían a nuestros hijos. Ellos tres han estado juntos desde siempre. Ellos protegían a mi princesa desde el cuido y nunca los hemos separados, tampoco íbamos hacerlos. Tanto Isaac como Daniel me ayudaban a vigilar a mi princesa, ellos la cuidaban por mí y se encargaban de mantener a los mocosos lejos de mi bebé. Ellos tenían claro que si un mocoso se acercaba a mi princesa, tendría al tío Justin molesto y eso incluía a los demás. Cuando se trataba de mi princesa, todos nos poníamos muy celosos con ella. No pueden culparnos, era la única niña en la familia. Bueno también estaba Estela, pero ya tenía Louis que la protegía. De mi princesa me encargaba yo y los chicos. Sabía que mi bebé estaría protegida tanto por sus tíos, por sus abuelos, por sus primos y hermano.
—Todo sería más fácil si me ayudaras—bufó ____ detrás de mí y reí cargando a mi campeón recién bañado. Él amaba las duchas igual que Andrés, pero mi princesa no. Nunca le gustaron, desde bebé pataleaba y lloraba desde que escuchaba el agua. Y aún seguía odiándola.
—Es hora de irnos—dije besando la mejilla de mi campeón antes de salir de casa. Lo puse en su carsil y manejé al colegio. Teníamos que estar cuanto antes y a la hora especifica que la profesora había dicho porque era su hora libre mientras los niños estaban en la clase de arte. –Sea lo que sea que nos diga su profesora no vamos aceptar nena—dije y esta asintió maquillándose. Con tanta prisa no lo había hecho y si le decía algo me gritaría que era por mi culpa. Lo mejor era dejarla que se maquillara y manejar con cuidado para no estropearle el maquillaje.
—Lo sé hermoso, pero veremos si nos da algunas opciones—dijo y asentí. Eso podía funcionar. –Tal vez no es necesario cambiarla de salón, sino que le den diferentes libros—dijo y sonreí. Eso me parecía mejor, mi princesa sabia demasiadas cosas para su edad. Tal vez porque todo lo que a Andrés le daban ella quería aprenderlo y mi campeón se lo enseñaba. Cuando se trataba de nuestra princesa, Andrés hacia todo lo que esta le pedía. Llegamos al colegio y saqué el carsil antes de cerrar la puerta. –Déjame hablar a mí, conociéndote eres capaz de llenar de preguntas a la pobre profesora—bufó y la miré mal. Yo no iba hacer eso. O al menos no como ella decía. Solo soy un padre que le gustaría saber todo sobre mi princesa. Eso no era nada malo ¿No? Solo quería saber que todo estuviera en orden y que mi princesa se esté adaptando a este nuevo colegio. No fue fácil cambiarla puesto a que en el antiguo colegio tenia amigas, pero había causado varios problemas y preferimos cambiarla. Además, allá no estaba Andrés y quería que mi campeón la cuidara por si los grandes se metían con ella. Conocía a mi bebé y sabía que podía defenderse. Ósea, es cinturón negro en karate, pero también es sensible y si alguien le grita o la trata mal llora. Créanme, una vez le grité y lloró hasta quedarse dormida. Desde ahí no permito que nadie le grite aunque nadie lo hace. Era la consentida de la familia y todos hacíamos lo posible para que ella estuviera feliz. Aunque claro, mi princesa se aprovechaba de eso ya que nos chantajeaba a todos. En especial a Riley y a mí. Yo porque era su papá y hacia sin dudar lo que me pidiera y Riley porque era igual o peor que yo. Este amaba a mi princesa y la consentía demasiado. –Hablo enserio Bieber, hablaré yo—dijo pasándome por el lado y bufé. Tenía que tener paciencia con ella, mucha paciencia. Lamentablemente si ella decía algo yo le hacía caso por dos razones. Una era mi esposa y la amaba con toda mi alma y segundo si no hacia lo que ella decía me iría mal. Prefería hacerle caso por ahora.
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Troublemaker is Back {Julieta Bieber}
Humor-Soy Julieta Bieber y soy un problema-sonrió la niña sin saber que sus palabras ya estaban causando problemas. +++++ ¿Qué tal? Bueno, primero que nada quiero aclarar que esta idea salió de la nada. Pensé que todas quieren ver a Justin como de papa...