—Así que, ¿Seguirás sin hablarme?—preguntó ___ meciendo al pequeño Jasón mientras amamantaba. La ignoré cambiando de canal y esta bufó. Ella sabía que lo mejor era dejarme en paz. Estaba molesto, muy molesto y no se me iba a pasar por el simple hecho de que ella me pidiera perdón cosa que no había hecho. Estaba molesto y todos sabían que era mejor dejarme solo. En especial ella, era la menos con la que quería hablar. No solo me había ocultado lo del reporte de mi princesa, sino que ocultó que conocía al mocoso que acosaba a mi bebé y para acabar me quitó la autoridad frente a nuestros hijos. Definitivamente lo menos que quería era hablar con ella. –Te estoy hablando Drew—dijo poniéndose frente al televisor y la miré mal. No le convenía tocarme las pelotas ahora, estaba de muy mal humor. —¿Ves eso mi amor?—le habló a mi campeón que me miraba recostado del hombro de mamá. –Ese es el idiota de tu papá malhumorado—dijo y bufé apagando el televisor. La miré mal y esta sonrió acercándose mí. –Ya tus hijos se fueron a dormir sin recibir tus buenas noches y tu beso, así que hablaremos tu y yo—dijo acostando a mi campeón en su cuna portátil que teníamos en nuestra habitación. Él tenía su propia habitación, pero mí chica le tenía su cuna portátil aquí cuando estaba sola con él. Se acostó en la cama y rodó quedando en mi pecho. –Hermoso, lo siento—dijo acariciando mi pecho desnudo y suspiré. Por más que trataba, me era imposible estar enojado e ignorarla. No podía, ella siempre conseguía la manera de que dejara de ignorarla. —¿Estas muy, muy enojado?—preguntó viéndome y la miré.
—Bastante—contesté y esta asintió besando mi mejilla antes de acomodarse en mi pecho. Sabía lo que hacía. –Sabes muy bien que odio que no respetes mis órdenes—dije y esta asintió.
—Lo sé y lamento haberlo hecho frente a nuestros hijos, pero estabas mal amor—alzó la cabeza mirándome. –Si castigas a Julieta también a Andrés también porque ambos amenazaron a los compañeros del otro—dijo y bufé. Sabía que ella tenía razón.
—No es lo mismo—dije y esta alzó una ceja. Vale, era lo mismo, pero uno era justificado y otro no. Por ejemplo, Andrés hizo lo correcto. Él sabía que si veía un niño cerca de mí princesa tenía que hacer lo imposible para alejarlo y no podía permitir que nadie la tocara. Era muy celoso con su hermanita.
—Si lo es y lo sabes bebé—rio colocándose sobre mí y acaricié sus muslos ya que solo llevaba una camisa mía. Esa siempre había sido su pijama y amaba verla con ella puesta. Marcaba sus famosos gorditos, mis gorditos. Claro, ella había bajado de peso y algunos se habían ido, pero lo importante es que seguía manteniendo algunos. No quería que desaparecieran mis gorditos. –Pero no quieres admitirlo porque como se trata de tu princesa pues Andrés hizo lo correcto ¿No?—asentí haciéndola reír. No podía negarlo, ella me conocía muy bien. –Tu princesa también hizo lo correcto hermoso, le dejó claro a esa niña que no debía acercarse a su hermano porque podía traerle problemas—dijo y asentí. Eso no podía negarlo, mi princesa había hecho lo correcto también. Debíamos mantener a las niñas lo más lejos de Andrés. En el antiguo colegio tuvimos problemas porque las niñas acosaban a mi campeón en todos lados. En el salón, en la cafetería incluso llegaron acosarlo en el baño. Pero vamos, no podía culpar a mi campeón. Él no tenía la culpa de ser irresistible y un caballero con las niñas.
—Bien sabes por qué realmente estoy molesto—dije y esta asintió suspirando. En parte estaba molesto por lo que pasó pero lo más que me molestaba era que me haya mentido. Que tanto mi princesa como ella decidieran mentirme antes de decirme la verdad.
—Lo sé, no debí ocultarte lo del reporte del primer día—suspiró y asentí con la mandíbula apretada. Ella no debió ocultarme eso. Tampoco mi princesa y eso era lo más que me molestaba. Mi bebé nunca lo había hecho, ella siempre me decía todo. –Pero bien sabes que si te decías te volverías loco e irías al colegio, además de que la regañarías por una tontería—suspiró. En eso no podía contradecirla porque era verdad. Ya estaba acostumbrado que cuando me llamaban del colegio por algo de mi princesa rápido pensaba que era algo malo y corría al colegio a ver de qué se trataba. Era muy paranoico respecto a las llamadas del colegio, pensaba lo peor. Tenía dos hijos que eran todo una joyita de diablillos en el colegio. –La dejaste muy mal luego de haberle gritado bebé—acarició mi mejilla. –Tuve que quedarme con ella hasta que se durmiera porque no paraba de llorar esperando que fueras a darle su beso de buenas noches, incluso repasó las reglas de los niños unas tres veces con tal de que la escucharas desde el pasillo y fueras a verla— dijo y suspiré. Sabía qué mí princesa le había dolido como la había tratado. Nunca le gritaba y cuando lo hacía le pedía perdón y no me separaba ni un minuto de ella. Créanme, verla llorar mientras la regañaba me había dolido porque odiaba ver sus ojitos aguados, pero debía hacerlo. Si no la regañaba no iba a aprender. –En todo caso cúlpame a mí porque no te dije nada, pero no a ella porque nuestra bebé solo quería evitar problemas y sabía qué si te enterabas de que ya el primer día tenía un reporte la ibas castigar con la academia de karate y esa niña ama el karate—rodó los ojos y reí. Era cierto, mi princesa amaba el karate. A sus dos años ya estaba en la academia y a los cuatro ya había obtenido su cinturón negro. El profesor decía que era una de las mejores y vaya que lo era. –Sobre lo del niño...—la interrumpí con los dientes apretados.
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Troublemaker is Back {Julieta Bieber}
Humor-Soy Julieta Bieber y soy un problema-sonrió la niña sin saber que sus palabras ya estaban causando problemas. +++++ ¿Qué tal? Bueno, primero que nada quiero aclarar que esta idea salió de la nada. Pensé que todas quieren ver a Justin como de papa...