Así que esto era todo: Mis amigos, mi escuela, mi casa, mi novio... Todo lo iba a dejar atrás, todo lo iba a perder.
Venezuela; un país rico en petróleo, ubicado al lado de Colombia y Brasil, gente agradable, música, cultura, robos, políticos engreídos y mentirosos, gente corrupta...
Gracias, maldita situación, pensé.
-¿Segura hay que irnos?- Pregunté aunque ya sabía la respuesta.
-Lo lamento, hija- Respondió mi madre.- pero entiende que es lo mejor para todos.
Rodé los ojos porque era cierto, el país, en sus condiciones, no era el mejor para vivir.
Mi padre, David, venía de Estados Unidos. Mi madre, Elena, era de aquí de Venezuela. En una noche de fiesta, una mujer castaña de ojos marrones se encontró con aquel hombre alto, rubio, ojos azules, mirándola fijamente desde la esquina del bar. Mi madre, como toda latina, cayó bajo los encantos de esos ojos color zafiro sin pensarlo dos veces.
Dieciocho años después, aquí estamos los tres a pocos días de cambiar de país.
-Iré a decirle a los chicos.- Salí de la casa y el envié un mensaje a Arianna y a Eric. Mi mejor amiga y mi novio.
Los cité a los dos en McDonald's.
Todos aman McDonald's.
Una vez los dos llegaron, nos sentamos en una mesa y les conté lo que pasaba.
-¿¡CÓMO QUE TE VAS?!- Gritó Arianna, parándose de la mesa.
No se lo tomó tan bien.
-Cálmate, tampoco me agrada la idea pero estamos en un sitio público- Reclamó Eric quien me había tomado la mano por debajo de la mesa.
Arianna cayó en la realidad del momento y volvió a sentarse pidiendo disculpas a las personas.
-Lo lamento, no era mi intención levantar la voz.
Suspiré.- Oye, yo tampoco me quiero ir, pero cuando venga de visita seguiremos siendo nosotros tres juntos sin importar nada, ¿recuerdas?
Ella asintió levemente, sabía muy bien que si llegaba a hablar entraría en llanto y yo solo quería pasarla bien una última vez. Y así fue como pasó. Todo el día la pasamos riendo, yendo a centros comerciales, comiendo, sin detenernos a pensar que me iba en tan solo dos días.
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Después de dejar a Arianna en su casa, Eric me acompañó hasta la mía, digno de un caballero, pero al llegar a la puerta me encontré en ese momento donde no sabes si solo entrar a la casa o quedarte y despedirte, así que te quedas viendo hacia la nada esperando que tus padres salgan y corten la tensión que hay en el aire.
Incómodo, tarareé en mi mente.
Era evidente que aquí terminaba nuestra relación. Un año y medio de relación no se toman a la ligera, ¿cierto?
-Supongo que una relación a larga distancia no está en tus planes- Dijo él cortando con el silencio.
-No- le respondí a secas. ¡Dios! Esto era difícil- Adiós, Eric. -Lo besé rápidamente entrando a la casa de golpe.
Esto de verdad fue muy... Alto... No estoy llorando.
Toqueteé mis ojos en busca de lágrimas, pero no había nada. ¿Por qué no estoy llorando? Me sentía triste, ¿no?
¡No! Me gritó mi cabeza, me sentía... libre.
Con una gran confusión interna, me fui a dormir. Mañana tendría que empacar todas mis cosas y si hay algo en esta vida que odio, es empacar.
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Detesto las mañanas; mal aliento, cabello despeinado, ojeras... Era simplemente horrible.
Después de cepillarme los dientes, empecé a empacar lo más que podía llevar en el avión, lo que no se pudiera llevar con nosotros sería enviado por barco hasta nuestra nueva casa.
Nueva casa...
Alrededor de las 9 pm no sentía las piernas. El empacar todo en una maleta, buscar las cajas y dejar mi cuarto sin un alma en él, era simplemente agotador. Dejé un álbum de fotos afuera para poder ojearlo un rato, así que me eché en la cama y comencé a ver las fotos hasta que una en particular me llamó la atención; Éramos Arianna, Eric y yo. Teníamos 15 años, recién nos habíamos conocido.
En mi salón era la única con ojos verdes y por ello Eric Castillo se me acercó, aparentemente tenía cierta debilidad por las ojiverdes. Al principio me sentía incómoda, pero con las semanas le tomé un cariño tremendo a ese chico. Con Arianna Hernández nos habíamos conocido durante una fiesta, ella estaba borracha y nosotros, sin conocerla, decidimos ayudarla un poco.
A pesar de que Ari gustaba de Eric, ella sabía que él solo tenía ojos para mí y nunca me trató mal o me despreció.
Los quería demasiado, eran mis mejores amigos. Aunque estos últimos meses los dos han estado un poco extraños. Me guardaban cosas y salían muy seguido pero no era algo de lo que preocuparse, ¿cierto?
No había querido darle muchas vueltas a ese tema porque no me parecía algo por lo cual debería preocuparme así que solo tomé un libro y decidí salirme un rato de este mundo. Mañana tendría una nueva casa y una nueva vida.
¡Hola! Soy nueva en esto:o es mi primera novela, sean amables conmigo. Soy de Venezuela e.e Voten en favoritos la novela, lean la novela, amen la novela, todo
Oh, y síganme, eso es importante.
Love u,
Ava.
PD: Soy la yo del futuro, buuuuh, en fin. Es la Ava del 22 de junio de 2015. Solo quería decir que si eres un nuevo lector, por favooor no te vayas aún, sé que hasta ahorita la historia no promete mucho pero lo juro por el Ángel Raziel que a todos nos creó que la cosa se pondrá muuuucho más buena. Bye<3
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You are my trouble
Novela JuvenilEn un perfecto cliché del destino, Anabella y James se vuelven a encontrar al otro lado del océano, un año después y en una boda. Ninguno con muchas expectativas de quedarse en la vida del otro, pero nada sale como esperamos. Ella es muy cabezota pa...